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May 13, 2025


Tierra de Gracia: Zapatero, de príncipe a rey

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Zapatero es el embajador oficioso de Sánchez, su ministro de Exteriores en la sombra. En el imaginario socialista de la nueva España federal, él es el presidente de esa nueva República española muy siglo XXI. Mientras esos hilos se van tejiendo se practica una diplomacia paralela, que sustituye a la que está reservada por ley al rey-jefe del Estado, Felipe VI

Foto: EFE

El bautizado como “príncipe” por la cariñosa Delcy Rodríguez, Zapatero a secas, ha devenido en un rey-embajador-jefe del Estado al ocupar los oficios que hasta hace poco venía desarrollando el verdadero presidente del Estado español, el rey Felipe VI, según funciones señaladas por la Constitución de 1978. Ha sido una soterrada operación diplomática de Pedro Sánchez al colocar a su padre político en tales tareas. El jefe del Ejecutivo no da un paso en el ámbito internacional que no esté guiado por la mano de Zapatero. El principal damnificado de este entramado ha sido el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, cuya presencia en los temas de la geopolítica es circunstancial, anecdótico y prescindible. Un secundario de reparto.

Zapatero es el expresidente del gobierno español más activo de todos. Mientras González, Aznar, Rajoy aparecen sólo, ocasionalmente por las pantallas de los medios, Zapatero es carne de titulares, entrevistas, incluso en diarios tildados de derechas y ocupa la agenda informativa con frecuencia. Su presencia mediática condimenta todas las salsas. Desde Venezuela hasta China, se prodiga en viajes sin pausas urdiendo los acuerdos y marcando lo que Sánchez dice o deja de decir. En el reconocimiento oficial del ganador electoral venezolano ha sido un pasar de puntillas. Denunciar al dictador-golpista usurpador de esas elecciones, Nicolás Maduro, ni una palabra de repudio. Zapatero cumple fielmente el mandato del Grupo de Puebla, fungiendo como su portavoz internacional y amigo íntimo de los bolivarianos.

El medio digital español VozPópuli lo ha escrito así: “La mano de José Luis Rodríguez Zapatero está en la tibia respuesta que España dio al golpe a la democracia perpetrado por parte de Nicolás Maduro en Venezuela. La estrecha cercanía que tiene Zapatero con el dictador. Sus habituales viajes a Caracas, siempre en vuelo privado, tienen mucho que ver con sus negocios privados con la narcodictadura bolivariana. Pero también con erigirse en una suerte de embajador no oficial del Gobierno de España”. Los vasos comunicantes entre el régimen venezolano y el gobierno español no dejan resquicio sin la mano zurda de Zapatero. El nuevo embajador español en Caracas, Álvaro Albacete, es un diplomático sin experiencia, pero hombre de confianza de Zapatero.

Como es sabido, en política una mano lava la otra y los favores hay que pagarlos. La dupla Sánchez-Zapatero se han intercambiado sus prebendas. Uno le deja hacer en el territorio internacional a beneficio mutuo; y el otro, le echa una mano encumbrándolo como presidente de la Internacional Socialista, operación que contó con el apoyo del partido venezolano de Guaidó y López. Así funcionan ellos. Unos ofrecen el sillón y otros arriman la silla. Asegurado el flanco latinoamericano, había que extenderlo a los amigos chinos. Allí, Zapatero ha sido coronado como un mandarín occidental. Él es vínculo de unión entre China y la América del progresismo.

En ese camino hacia la nueva República española, una forma inédita de revolución socialista sin guillotinas ni fusilamientos, donde piensan dejar que el rey siga siéndolo, sólo para llevar su corona, pero sin tocar los asuntos del Estado –menos de los que le dejan tocar ahora, es decir casi ninguno–. Ese nuevo jefe del Estado sería electo.  Ya ese camino está en práctica con Zapatero. En la Casa Real ronda la preocupación. La presencia del rey Felipe VI en la diplomacia internacional ha disminuido sensiblemente desde hace dos años. Es ley que todo viaje del rey-jefe del Estado tiene que ser autorizado por el Ejecutivo. Sánchez ha estado remiso a otorgar tales permisos. Es evidente que a Sánchez le molesta tanta monarquía rondando a su vera.

Un rey-jefe del Estado invisible en el ámbito internacional fortalece a Sánchez, que ha incrementado esos viajes al exterior en esos mismo dos años. Como ejemplo, se ha adelantado al rey visitando China por dos veces en los últimos seis meses. El presidente Xi Jinping ha cursado invitación oficial al rey Felipe VI y su esposa, la reina Letizia, para visitar su país en noviembre próximo. Es evidente que entre el binomio Sánchez-Zapatero acaparan los focos internacionales en detrimento de lo que marca la diplomacia internacional de país a país, que la representación debe estar al más alto nivel.  En el caso de España está claro quién ocupa esa jerarquía, pero estos dos viajeros se saltan las fronteras dejando al monarca aparcado en su palacio.

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