Cada día un nuevo ataque en Oriente medio. Primero fue Gaza, luego Líbano. Ahora Irán e Israel. Esta situación contiene un gran sufrimiento para las personas que viven en estos países, tan castigados en los últimos años, pero como señalaría un cínico, tenemos la ventaja de que ya hablamos menos de Ucrania, a pesar de que las bombas siguen allí. Incluso en este territorio de la Europa del Este empezamos a hablar de posibles negociaciones de paz.
El recrudecimiento del conflicto de Israel y Oriente Medio, que nos acompaña desde la finalización de la segunda guerra mundial, llena de preocupación a los humanos, cuyos análisis basados en la lógica, la correlación de fuerzas o la simpatía o solidaridad por cualquiera de los contendientes, chocan una y otra vez con la irracionalidad que todo conflicto armado contiene, por cuanto no es más que desatar la violencia en sustitución de la negociación y el pacto.
Una característica especial de las guerras actuales es la inhumanidad y automatismo con que se producen. Es decir, pareciera que las explosiones que a tantas personas despojan de sus bienes e incluso de su vida, no tienen responsables morales, sino que es una máquina, dotada de Inteligencia Artificial, la que, de forma automática, cuando el algoritmo lo decide, dispara y da en el blanco, si no la primera vez, la segunda o la tercera. Olvidamos en los análisis que en el origen estamos los humanos, que damos pie a que la IA desarrolle su potencial cuyos últimos resultados, si no ponemos remedios, cauces y legislación adecuada, pueden tener consecuencias catastróficas para la humanidad.
Los límites de los ataques son técnicos, cada vez menores, y además no hay barreras que pueda poner el Consejo de Seguridad por el veto en cada ocasión de alguno de los cinco países que gozan de esta prerrogativa. Era un clamor hace cincuenta años que había que reformar el funcionamiento del Consejo y hoy, como en otras ocasiones, se ve la debilidad del sistema. Las tropas de la ONU destinadas en el Líbano se limitan por el momento a refugiarse en los bunkers…
Pronto asistiremos quizás a un intento de desprendimiento de la responsabilidad por el daño causado, pues la respuesta va a ser que nuestro sistema actuó de forma independiente frente a la agresión. Probablemente, como se ha escrito, lo verdaderamente inquietante resulta saber que sólo estamos leyendo el prólogo de un libro de muchísimas páginas. (Leonardo Padura, 2024).
Junto a este panorama bélico, en la ONU se han aprobado importantes documentos que con dificultad llegarán a solucionar alguno de los conflictos existentes, como se desprende de la lectura del documento Pacto por el futuro, aprobado por la Asamblea General de la ONU y cuyo conocimiento, y esperemos que no su difusión, ha quedado sepultado por la atención a los conflictos existentes y a la inoperatividad del Consejo de Seguridad en la solución de los enfrentamientos armados. En este documento, entre otros muchos aspectos, se aboga por conseguir sociedades pacificas, inclusivas y justas, abordando al mismo tiempo las desigualdades dentro de las naciones, y entre ellas y las necesidades especiales de los países en desarrollo, así́ como de las personas en situación de vulnerabilidad.
De hecho, el programa más ambicioso de Naciones Unidas en los últimos años, la Agenda 2030, que contiene los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ha sufrido un gran retraso primero por la pandemia y después por la actual situación, donde los conflictos armados se llevan buena parte de la energía, como ha destacado Achim Steiner, administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD ).. “Estamos muy por detrás de donde queríamos estar respecto a los Objetivos de desarrollo sostenible”.
Además, el Pacto por el futuro nos recuerda que hay que priorizar y fijar metas para el desarrollo de las destrezas digitales del funcionariado y las instituciones públicas, con el fin de promulgar, formular y aplicar estrategias y políticas en favor de unos servicios públicos digitales, que sean inclusivos y seguros y se centren en el usuario.
Mientras tanto llegan noticias del ascenso de la extrema derecha en varios países europeos como Alemania y Austria y en América Latina, donde con frecuencia las políticas gubernamentales son más descarnadas, el gobierno del presidente Milei aumenta la pobreza ,que subió a 52,9% en el primer semestre de 2024 y afectó a casi 25 millones de personas.
No parece que la actual Organización de las Naciones Unidas pueda solucionar de inmediato este conflicto de Oriente Medio, que amenaza con avanzar mucho en tono bélico, poco en el debate y la negociación y nada en el respeto a las instituciones multilaterales creadas en 1945, cuyo secretario general, Antonio Guterres, acaba de ser declarado persona non grata en Israel. Mal camino para solucionar un conflicto.
@Velazquezfj1