Todas las decisiones se evalúan en la proyección en el tiempo. Hacia adelante. En futuro. Por eso cuando se va a decidir se hacen proyecciones. Se manejan en prospectiva para los fallos. Para eso se piden opiniones, se evalúan en un gabinete todas las variables intervinientes y al final, en eso que llaman la soledad del jefe se decide y se asumen las consecuencias.
El tiempo se encarga de evaluar las virtudes o los defectos de la decisión. Las bondades de haber asumido una responsabilidad en el momento en que había que tomarse o los defectos y sus secuelas. Sobre todo cuando desde una alta magistratura del estado se va a afectar a una localidad, una región, un país, una nación o al mundo.
El sobreseimiento del teniente coronel Hugo Chávez el 26 de marzo de 1994, dos años después del golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 ¿Cómo se califica esa decisión 29 años después?
Frente a una probabilidad de un cambio político en el país y establecerse una transición donde se empiecen a manejar ideas como la reconciliación entre todos los sectores, el apaciguamiento de los factores radicalizados y meter debajo de la alfombra los postulados de la justicia privilegiando la impunidad, es bueno desempolvar el tema del sobreseimiento del teniente coronel Hugo Chávez.
Pero antes vamos a poner un poco de contexto político, geográfico, histórico y legal de eso que se llama tomar decisiones. Sobre todo de Estado. Como decíamos de entrada, las decisiones deben calificarse en el tiempo. Hay que darle oportunidad en los efectos y secuelas. Como cuando se administra una inyección o se toma una medicina.
Cuatro casos en el tiempo pueden ilustrar el tejido argumentativo de lo que vamos a desarrollar.
En marzo de 1915 en plena primera guerra mundial, Winston Churchill como Primer Lord del Almirantazgo aprobó lo que se conoce como la batalla de Gallipoli o campaña de Los Dardanelos contra el imperio otomano y alemán. 252.000 bajas del bando británico se cargaron a la responsabilidad de Churchill quien tuvo que aceptar después la degradación y la destitución.
El teniente coronel de la guardia civil española Martin Antonio Tejero fue el autor material del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 en el congreso de los diputados en Madrid. Enjuiciado, sentenciado y condenado en 1983 a 30 años de reclusión e inhabilitación política por rebelión militar. Salió en libertad condicional en 1996. Y en el tiempo lo ha consumido el anonimato. ¿Fue una buena decisión enjuiciarlo y condenarlo?
El 5 de abril de 1992 Alberto Fujimori, en ese momento presidente de Perú, propició lo que se conoce como un Fujimorazo con el respaldo de las fuerzas armadas. Disolvió el congreso de la república, intervino el poder judicial, el consejo nacional de la magistratura, el tribunal de garantías constitucionales, el ministerio público y a la contraloría general de la república. Un golpe de estado. En medio de la presión política y la inestabilidad de su presidencia, Fujimori abandona el cargo y fue extraditado desde Chile a Perú donde fue enjuiciado y condenado. A pesar de que el 59 por ciento de los peruanos era favorable a un indulto, la cárcel ha sido una cotidianidad para Fujimori desde que fue encausado por todo el desarrollo criminal del Fujimorazo en el poder. ¿Ha contribuido en algo la prisión de Fujimori?
El general Marcos Pérez Jiménez (un golpista malo y un dictador peor) después de los sucesos del 23 de enero de 1958,se dirigió a Estados Unidos desde donde fue encarcelado y extraditado a Venezuela para cumplir una sentencia de cuatro años, un mes y quince días de prisión por peculado y malversación de fondos del erario nacional. La cumplió completa en la Cárcel Modelo de Caracas. La primera enmienda que se le hizo a la constitución nacional de 1961 pudiera haber sido bautizada como la enmienda Pérez Jiménez. Fue un retoque constitucional para inhabilitar al expresidente marcos Pérez Jiménez de ser electo presidente de la república o desempeñar cargos parlamentarios ante el congreso nacional. Fue promulgada por el presidente Rafael Caldera. ¿Sirvió de algo la inhabilitación y la cárcel de Pérez Jiménez?
Alberto Barrera Tyzska, uno de los 911 abajo firmantes del famoso manifiesto de bienvenida a Fidel Castro en 1989, acaba de publicar el 31 de julio pasado un texto titulado «Bienvenido Fidel» en el portal de La Gran Aldea en el que admite su error. Algo insólito en una tierra de gracia donde todo el mundo escurre el bulto de la desgracia y se despide con mucha gracia de las responsabilidades, silbando bajito y con las manos en los bolsillos, a pesar de las evidencias, las pruebas, los videos, las consecuencias y los registros que apuntan hacia el que te conté en términos de sus responsabilidades y sindicaciones. Firmar ese documento de bienvenida a Fidel fue una decisión personal y un gran desliz. Solo el tiempo le estrujó que fue un traspié. Tanto como si hubiese firmado el sobreseimiento de Chávez. Es bueno reconocer con la humildad que compartió esa lamentable equivocación que en su momento no tenía “la dimensión de gravedad y tragedia que tiene hoy en día.”
Después de Gallipoli, Winston Churchill fue designado primer ministro del Reino Unido. Sus históricas decisiones, contribuyeron con los aliados a derrotar a Hitler, a Mussolini y a sus aliados del nacionalsocialismo. Eso lo reivindica por encima de los 252.000 británicos bajas en Los Dardanelos durante la primera guerra mundial. Hoy nadie se acuerda de esa decisión y si, de las victorias en la segunda guerra mundial y del ejercicio de su liderazgo.
En la antesala exponíamos de abreboca la naturaleza y el desarrollo de las decisiones. De todo tipo. Y su evaluación en el tiempo como quien espera después de un Paracetamol ante un dolor de cabeza que la atraviesa, sentirse mejor inmediatamente sin esperar que baje el tormento de los malestares. Algo así pasa con las decisiones políticas en altas magistraturas del estado. Tanto como si le preguntáramos en este momento a través de la ouija a Harry Truman si su decisión del 6 y 9 de agosto de 1945 de autorizar al Enola Gay soltar las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki fue oportuna, pertinente, necesaria y proporcional ¿Qué piensan ustedes que respondería?
Solo para pulsar a la vista de los 29 años que han transcurrido desde entonces y con los 25 años de revolución bolivariana puestos ante los referentes de los contextos políticos, geográficos, históricos y legales que se expusieron ¿cómo califica usted el sobreseimiento del 26 de marzo de 1994 del teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías (un golpista bueno y un dictador cool) que le abrió las puertas de la cárcel?
Ojala se le bajaran dos a la soberbia justificativa del sobreseimiento y se siguiera el ejemplo de Barrera Tyzska. Yo no digo más nada. Ni incorporo otras cosas para no confundir.
Esos son los hechos.