A 26 días de su arbitraria y violenta detención, nadie sabe donde están Luis Camacaro, Juan Freites y Guillermo López, jefes de comandos regionales de la candidata unitaria María Corina Machado. Esto se llama desaparición forzada: la violación más perversa de los derechos humanos. A sus familiares y amigos no se les permite ejercer su defensa.
Chávez nos retiró del Sistema Interamericano de Justicia, no obstante de estar contemplado en la Constitución y ahora la usurpación nos saca del sistema de protección humanitaria de Naciones Unidas y expulsa a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. Estas actuaciones de índole forajidas no pueden tapar que en Venezuela existe una crisis humanitaria con situaciones límites en materia de salud, alimentación y justicia.
El ecosistema criminal negado a participar en elecciones libres con árbitros imparciales, se propone aislar el país y con represión y persecución sistemáticas acometer el fraude electoral, con el cual jamás alcanzará legitimidad.
Vivimos una hora oscura de brutales arremetidas contra las libertades ciudadanas. No hay separación ni balance de poderes. El país no soporta un fraude electoral. Los forajidos no abdican.
La vida, reflejo de Dios, es memoria real y de ninguna manera historias inventadas. Creemos en la verdad, que es la contraparte de la mentira. El régimen niega la realidad y chapotea cruelmente en los tremedales de la barbarie.
El sentido de la realidad demanda visión estratégica y enfocarnos, como sociedad democrática, en articular fuerzas para establecer orden, instituciones robustas y Estado de Derecho. Esta es la firme esperanza de la lucha libertaria, si la suprimes pierdes la esencia humana.
Existe un patrón sistemático de persecución contra las ONG, porque su labor es tumbar el libreto de la mentira, no el gobierno, y por eso se generan desapariciones forzadas. La detención de Rocío San Miguel- que no enfoca su trabajo profesional en la diatriba política- y de su familia, revela un régimen monstruoso que vive en la mentira y contraviene la verdad de los hechos. Una mente sana no puede soportar la desquiciada vida del destierro de la verdad y la vida digna de ser vivida. Ya basta el “yo hago lo que me da la gana”, lo cual devela meridianamente una crisis orgánica de lo que se piensa, se dice y lo que se hace.
Hasta cuando retumba el eco del clamor nacional, sepamos que todos tenemos un papel que desempeñar como parte de la sociedad que no soporta la situación actual. Enfrentando con dignidad y coraje la ruta de la máxima represión. El régimen no va a poner el candidato que la soberanía popular ya decidió para presidir la transición. La imposición de un candidato tolerable a la dictadura nadie se lo va a calar. Conscientes de la naturaleza de la lucha, tenemos que derrotarlos primero políticamente y luego electoralmente. El líder es importante, pero lo fundamental son los equipos de trabajo, el objetivo es construir fuerza ciudadana.
A partir del extraordinario hito de la primaria de la gente se traspasó un peldaño importante de la conciencia democrática colectiva para vencer los obstáculos de la actuación al margen de la ley y de la vil pretensión de que lo ilegal sea la nueva norma.
El chavismo sin pueblo, sin base electoral, lo llevó al desbarrancadero de ser impermeable al costo político con tal de permanecer en el poder.
Superaremos la hora oscura con la voluntad de la soberanía popular. El régimen tiene el tiempo vencido. La gente deplora la narrativa de la maldad sin límites.
Este es el momento de la dignidad de los venezolanos. La soberanía no descansa en el grupúsculo que hoy la tiene secuestrada.
¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los tres comandos de Vente, Rocío San Miguel y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!