No hay duda al afirmar que las vacaciones son la mejor oportunidad para compartir en familia. Debido a esto, es altamente recomendado planificarlas para no dejar al azar ningún detalle, que pueden hacer la diferencia y evitar la improvisación, con el fin de compartir y vivir las más memorables experiencias familiares en total armonía.
Por esta razón, también es importante analizar y tomar en cuenta cómo se pueden aprovechar de la mejor manera para lograr una excelente reconexión con el grupo familiar y con los hijos, observando las necesidades de todos.
Algunas recomendaciones que se pueden considerar según la edad, en primer lugar, si viajas con bebés, hay que estar preparados para un ritmo más lento y siestas frecuentes. Se debe tomar en cuenta empacar lo que sea necesario para resguardar su bienestar y protección, como, por ejemplo, algunos medicamentos, primeros auxilios e implementos que garanticen su seguridad.
Por otro lado, cuando viajas con niños en edad escolar, entre 6 a 12 años, todavía dependen mucho de sus padres. Sin embargo, este grupo etario está en una etapa en la cual generan recuerdos para toda su vida y aún no han desarrollado la rebeldía propia de la adolescencia.
Los adolescentes, comprendidos entre 13 y17 años, por su parte, necesitan más independencia, pues son adultos jóvenes. Por eso, es más propicio informarles claramente con anticipación todos los detalles de las vacaciones, para, además, hacerlos partícipes de esa planificación, procurando que las actividades incluyan tiempo con otros jóvenes de su edad.
A su vez, para planificar vacaciones con los hijos adultos o mayores de 18 años, se requiere una buena comunicación e interacción con ellos, pues es necesario tomar en cuenta sus intereses, los diferentes estilos de vida de cada uno, así como sus compromisos personales o laborales, si es el caso.
Si deseamos mantener a los jóvenes motivados a viajar con la familia, debemos involucrarlos en la decisión y planificación de las vacaciones, aceptando sus sugerencias, tratando de evitar el aburrimiento diseñando actividades distintas, originales que sean novedosas para ellos.
Así mismo, es necesario demostrarles los beneficios de visitar lugares nuevos, sus costumbres y comidas, mostrarles las maravillas de disfrutar al aire libre, de la naturaleza o de hacer algún deporte, así como aprender a reconocer sus gustos y deseos a través de una adecuada comunicación.
No olvidemos que el período que se le dedica a vacacionar permite escaparse de la rutina del trabajo y de los compromisos escolares, para dedicarle un espacio en el calendario a compartir en familia. Esos paseos, viajes, cruceros, excursiones, visitas a la playa o a las montañas tienen como finalidad compartir experiencias inolvidables con las personas más importantes en nuestras vidas: el grupo familiar.
Al transcurrir el tiempo, finalmente, una de las cosas que más valoraremos es el recuerdo de todas esas vivencias y ocasiones compartidas, que sirven para nutrirse, oxigenarse y crear momentos memorables que contribuyen a la unión familiar.
Es recomendable disfrutar al máximo cada oportunidad para vacacionar, pues la rutina y los problemas absorben. La vida pasa vertiginosamente, los niños crecen muy rápido y es el mejor momento para disfrutar con ellos.