Mientras el cine animado con tecnología de punta llega a un nuevo nivel, el más tradicional sigue demostrando que su efectividad se basa en algo más allá que una asombrosa puesta en escena. Es el caso de The Imaginary de Yoshiyuki Momose, que no solo profundiza en la imaginación desde un punto de vista por completo nuevo. También, se hace preguntas acerca del bien, el mal y la belleza desde un punto de vista elegante y conmovedor.
The Imaginary de Yoshiyuki Momose es muchas cosas a la vez. Por un lado, se trata de una brillante historia, que apela a la imaginación para narrar el mundo infantil desde un ángulo por completo inédito. Pero en lugar de hacerlo a través del sufrimiento — como es el caso de If, también estrenada este año, de John Krasinski— lo hace a partir del júbilo de la infancia. Mucho más, de los pequeños y grandes detalles que se vinculan a la forma de entender, crear y profundizar en la inocencia a partir de la recurrente figura del amigo imaginario.
Al otro extremo, también es la demostración que el cine animado tradicional todavía tiene mucho que decir. En especial, porque el estudio Ponoć —que acoge a gran parte de los ex ilustradores y artistas de Studio Ghibli— no solo ha logrado crear su propio lugar en la industria. También llevar a su punto de vista —muy cercana a la infancia, la belleza y los temas más conmovedores tocados a través de símbolos entrañables— a un nuevo nivel.
Todo lo anterior se mezcla en The Imaginary, una cinta que utiliza la noción sobre la maravilla de Ghibli y el cuidado sobre el guion de Ponoć. El resultado es una combinación que convierte a la película en una especie de terreno en común entre ambos estudios. Pero a la vez, explora y analiza la idea sobre la infancia sublimada por la maravilla, desde la perspectiva de lo conmovedor. Basada en el libro del mismo nombre del británico A.F. Harrold, el argumento, con una plasticidad narrativa y una belleza estética que sorprende, relata la historia de Rudger (Louie Rudge-Buchanan), una criatura encantadora con un pasado complicado. En realidad, no existe, sino que es fruto de la imaginación de Amanda (Evie Kiszel). Esta última, hija de una librera. Por supuesto, crecer entre libros, brindó a la niña la oportunidad de soñar a lo grande. Y claro está, de darle a Rudger una potencia y vivacidad sorprendente. Pero, no todo es tan inocente como parece.
La belleza y otras formas de asombro en The Imaginary
De hecho, la cinta es mucho más que solo las aventuras de una niña soñadora y su mejor creación. La premisa plantea que cada amigo imaginario, nace por una razón. En el caso de Amanda, la muerte de su padre. Por lo que Rudger es un compañero — eso, por descontado — y la vez, lo mejor que puede hacer para entender el miedo, la angustia y el duelo. La cinta muestra, con cuidado, la forma en que el dolor se manifiesta en la infancia, pero también en cómo la esperanza de curación, es capaz de dar vida a una visión mucho más completa, elaborada y profunda de la realidad.
Poco a poco, la película, muestra que la mente de Amanda, es mucho más una versión acerca de todo lo que le asombra. A la vez, es un territorio fértil en la que los libros, aventuras y percepciones, construyen un escenario de brillantes colores y una vitalidad radiante. The Imaginary se mantiene fiel a la visión del duelo japonés —encontrar un lugar a la muerte en la vida cotidiana— pero también reflexiona sobre el paso del tiempo y la forma en que, incluso, las heridas más traumáticas, llegan a curar. De hecho, el centro de la premisa es ese. Una vez que Rudger dejó de ser útil, Amanda parece comenzar a olvidarlo. Lo que hace el mundo que imagina —y en el que vive el mismo Ru dger— se venga abajo.
Mientrasesto ocurre, el siniestro Sr. Bunting (Jeremy Swift), y la espectral figura que le acompaña —una mujer pálida, tan macabra como para resultar terrorífica— va en busca de todas las criaturas imaginarias que puede conseguir. ¿El motivo? Robar su energía para alcanzar un tipo de inmortalidad complicada y extraña que se hace cada vez más elaborada a medida que la película explica el sentido al que se dirige. De hecho, uno de los elementos más interesantes de The Imaginary, es la forma en que el argumento, enlaza y convierte la noción acerca de lo posible — o la esperanza de lo hermoso — en fuerza vital. De modo que Amanda, que dotó a su amigo imaginario de todo lo que podía ser — y toda la vitalidad de un mundo extraordinario —, lo que le convierte en una pieza extraordinaria para Bunting.
Dolor, miedo y búsqueda de esperanza
Todo se hace un poco peor, cuando Amanda sufre un accidente que provoca que permanezca en coma. Por lo que Rudger — y el vínculo que le une a la niña — se hace cada vez más complicado de entender. La cinta elabora la idea de la imaginación infantil como el escenario más extraordinario de todos. A la vez, como una forma de elaborar una idea complicada y en crecimiento, acerca de la maravilla del mundo interior como último reducto de paz.
Para su emocionante final, The Imaginary muestra que la niñez es más que una época. Se trata también de un tránsito poderoso a través de las emociones y territorios por completo nuevos, que asombran por su riqueza y emoción. Para cuando Amanda descubre el poder que dio vida a Rudger — y que, en cierta forma, también le brinda a ella una segunda oportunidad de vivir — la cinta se transforma en una mirada a la fe y al porvenir de un vibrante poder. El mensaje más profundo de la cinta.
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