Visibilizar, hacer público, llamar la atención del mundo entero sobre el daño profundo que ha hecho y está haciendo el gobierno chavista en toda la extensión del territorio es una obligación moral. No pueden quedar en silencio los delitos ambientales, la devastación de los parques nacionales y de las tierras productivas.
Sin embargo, esta tarea se hace muy difícil, pues como es costumbre, no hay datos oficiales de las tierras que se usan para la minería, de los derrames y los accidentes petroleros y mucho menos de las concesiones a grandes empresas extranjeras (sobre todo chinas, rusas, iraníes). No hay manera de que los venezolanos, que son los verdaderos dueños de esas riquezas, puedan tener conocimiento de lo que se hace con ellas. Por eso el informe del Observatorio de Ecología Política de Venezuela es tan importante.
El antropólogo Francisco Velásquez, del OEP, mencionó dos ejemplos en los que se evidencia cómo el gobierno chavista se ha dispuesto a sacar provecho de la explotación de los recursos. El primero y el más conocido de todos, el proyecto del Arco Minero, que arropa las concesiones en las tierras del sur, muchas veces establecidas como parques nacionales. Y la otra, en plena discusión en la Asamblea de mayoría oficialista, la Ley de Zonas Económicas Especiales.
“Observamos con preocupación el avance de las lógicas de despojo, de explotación de la naturaleza y los territorios, los cuales son llevados por entramados de corrupción de diversos grupos, grupos armados que se coaligan con sectores del Estado y que le han dado un perfil al extractivismo más depredador de lo que en sí mismo es”, dijo Velásquez al presentar el informe en el que detalla cómo se ha venido haciendo un daño ecológico irreparable en varias partes del país.
Esta práctica del gobierno chavista se inspira en lo que Hugo Chávez vociferaba a los cuatro vientos, que Venezuela tiene minerales e hidrocarburos para cientos de años y que sus riquezas hay que explotarlas. Pero lo que le va quedando a los venezolanos, como lo dice el antropólogo, es un país devastado y unas mafias que se han ensañado contra todo lo que se les opone, como los indígenas y hasta los productores agropecuarios.
Para desmontar esto harán falta años de trabajo serio. Sin embargo, el daño ecológico a veces es irreversible. Velásquez asegura en su informe que no hay afectación pequeña, desde un simple derrame de petróleo que contamina las tierras en las que se siembra hasta la contaminación por mercurio de las cuencas hidrográficas. ¿Cómo se recoge esto?
Ante un panorama tan sombrío, es muy doloroso recordar que Venezuela en su tiempo se enorgulleció de tener una Ley Penal del Ambiente en la que se tipificaba como delito hasta la tala de un árbol. Pero esto ya es letra muerta, sobre todo porque, cuando media el enriquecimiento a gran escala, los chavistas no se detienen ante nada.