La ópera prima del director español Alejandro Amenábar puede verse en la plataforma Amazon Prime. Este 2021 se cumplieron 25 años de su estreno, volver a verla es descubrir que es mucho más moderna de lo que parecía en su momento. No solamente por su temática, también por las herramientas narrativas que usa el joven Alejandro (tenía 24 años en ese momento) para contar su historia. Con un manejo del suspenso al estilo de directores consagrados como Alfred Hitchcock, Amenábar cuenta priorizando la música incidental, las buenas actuaciones y las ideas que se esconden detrás de las acciones de los protagonistas.
La violencia como espectáculo y la necesidad que todos tenemos (y que desarrollan unos más que otros) de sucumbir ante el morbo que generan las imágenes violentas son algunos de los temas que nos llegan a través de Tesis, una película que podría definirse sobre todo como emocionante. Un largometraje que cuestiona realidades sin decir obviedades y permite que como espectadores descubramos cuán implicados podemos estar al momento de fomentar fenómenos sociales, aunque no seamos conscientes del todo.
Tesis pudo ser posible gracias a la producción de José Luis Cuerda, quien había visto tiempo atrás Himenóptero, un corto que lo convenció de apoyar la carrera de Amenábar, para ese entonces todavía estudiante universitario.
Ana Torrent, quien ya era conocida por el público (había filmado bajo la dirección de Carlos Saura y Julio Médem), comparte el protagónico con los para ese momento desconocidos Fele Martínez y Eduardo Noriega. Tesis fue una película significativa para los tres actores, los dos últimos repetirían protagónico con Amenábar en su segundo largometraje, Abre los ojos (1997).
En Tesis es muy importante el humor, también las secuencias que en apariencia podrían ser prescindibles para el desarrollo de la película, esas donde no ocurre nada sustancial y sin embargo son las que la hacen ser lo que es: un thriller innovador. Como por ejemplo, la escena en que el personaje de Fele Martínez narra el cuento de La princesa y el enano.
El mundo interior de los personajes, lo que piensan, sus motivaciones, está muy bien planteado en la película, lo que nos permite conectar con ellos, incluso con los que no generan emociones positivas. El suspenso nos permite dudar de las decisiones que toman y de los roles que desarrollarán finalmente en el largometraje. Los personajes tienen alma y eso se agradece, sus manías, tics, frases, se quedan contigo después de finalizar la película. Su fuerza unida a la capacidad narrativa de Amenábar, a la creatividad de las escenas y sobre todo el uso pertinente de la banda sonora genera un clima que avasalla y seduce.
He visto Tesis incontables veces en mi vida y nunca puedo dejarla pasar, es una película que no te deja indiferente y que te permite disfrutarla, aunque ya sepas lo que va a ocurrir en cada escena. Ver Tesis es como tener una pesadilla realista de la que quieres y no quieres despertar.
La película además reflexiona sobre la naturaleza de los vínculos y como muchas veces, casi siempre, cuando se trata de elegir a las personas adecuadas, las apariencias engañan.