En el siglo pasado, a inicios de la década de los años noventa, William Hanna y Joseph Barbera, dos visionarios audiovisuales enfocados en cartoons para niños, pusieron al aire una serie animada que marcó la infancia de esa generación, actualmente conocida como los Baby Boomers. La denominaron Los Supersónicos, e identificaron en sus caricaturas algunas tendencias emergentes como el desarrollo de la robótica, la transportación personalizada o hasta las videoconferencias. Actividades que parecían irrealizables, pero ahora son parte de nuestra cotidianidad. Este par de visionarios, identificaron acertadamente tendencias en lo que ellos consideraban sería la sociedad del futuro.
Unos años más tarde, en 1982, John Naisbitt, Doctor en Ciencias de la Universidad de Harvard y futurólogo de profesión, publicó uno de los textos más influyentes en el análisis de tendencias emergentes. Nos referimos a Megatrends: Ten New Directions Transforming Our Lives. Un best seller que acaparó la lista de los libros más vendidos según el New York Times. Megatrends no solo exploró cambios individuales, sino que conectó estos cambios en una visión integral en la evolución de la sociedad.
Muchos de estos conceptos son aún relevantes y se han visto reflejados en transformaciones profundas, como la globalización, el auge de la tecnología de la información, la economía digital, así como la creciente autonomía individual que se observa en múltiples aspectos de la vida. El autor identificó tendencias emergentes en temas como la transformación de una economía, que pasaría de estar manejada por la industria pesada y de la manufactura, a una basada en la información y el conocimiento. También al aumento en las elecciones individuales y el uso de tecnología para la satisfacción de las necesidades personales. Naisbitt abordó igualmente temas como la globalización y la transformación de la democracia representativa a la democracia participativa y hasta temas no identificados en esos años como la jerarquía de las redes o la diversificación del tiempo libre.
Al igual que Naisbitt, varios autores y pensadores han abordado los conceptos de tendencias emergentes. En la lista destaca Faith Popcorn -nacida como Faith Plotkin-, futurista y directora ejecutiva de la firma de consultoría de marketing BrainReserve. Popcorn es conocida por identificar y analizar tendencias emergentes relacionadas con el comportamiento del consumidor y la cultura, identificando algunas como los robots humanoides, que, en palabras de la autora, se convertirían en compañeros y trabajadores, ocupando un tercio de los empleos en el mundo desarrollado. Algo imposible de pensar hace algunos años.
Con relación a este último tema, no podemos dejar por fuera a ese personaje multifacético que es Raymond Kurzweil. La lectura de su concepto de singularidad tecnológica, así como su identificación del desarrollo creciente de tecnologías emergentes, como la robótica, la nanotecnología y la inteligencia artificial es muy recomendable. El autor predice en su obra, La singularidad está cerca, un alargamiento importante en la vida promedio de los seres humanos.
La lista de predictores es bastante amplia, pero se reduce cuando la filtramos a predictores que aciertan acertadamente tendencias emergentes en cualquiera de las áreas de los quehaceres de nuestra vida.
En nuestro caso, los días por venir en nuestro país han generado una pléyade de predicciones de todo tipo que se soportan el porvenir de la patria. Vivimos momentos donde se elaboran predicciones de todo tipo y muy especialmente en temas relacionados a la sociedad, la economía y principalmente a la política. Estas predicciones se encuentran en ocasiones, mediatizadas por intereses económicos políticos o hasta presiones sobre los opinadores criollos. Identificar tendencias en estos campos puede ser tan complejo como alguno de los ejemplos que se mencionaron anteriormente.
Lo cierto es que cualquier predicción experta respecto a las tendencias emergentes venezolanas debe tomar en cuenta aspectos como la pérdida del bono demográfico -identificado en el proyecto “Encovi” de la Universidad Católica Andrés Bello-, que es producto de la enorme migración de nuestro país. También el impacto de la política y la economía global sobre nosotros, pasando luego por otros aspectos como el desarrollo de la tecnología, el impacto de las redes sociales, las guerras en otras partes del planeta, la crisis producto del pésimo manejo de la economía, los cambios en el equilibrio de poder global -como el ascenso de China o los conflictos entre bloques-, los movimientos sociales y hasta la polarización ideológica y cultural. Muchos ingredientes en sartenes que arden en la gran cocina mundial.
En la ecuación no podemos dejar por fuera en nuestro caso algunos factores subjetivos que dependen de la percepción y la acción humana. Me refiero a aspectos como las percepciones de liderazgo político nacional o mundial, que pueden influir significativamente en el rumbo de las tendencias políticas, pasando por las narrativas dominantes que logran captar la imaginación de las masas tales como el «hacer a América grande otra vez” de Trump. No podemos dejar por fuera el impacto de los medios y redes sociales, tanto en la amplificación de mensajes políticos como en la creación de ecosistemas de desinformación, afectando las percepciones públicas y la dirección de las acciones políticas.
Amanecerá y veremos.