La acuicultura es una de las actividades de mayor crecimiento en el mundo, desempeña un papel vital como medio de vida para millones de personas y en la alimentación y nutrición del mundo. De hecho, en 2022, y por primera vez en la historia, la acuicultura superó a la pesca de captura como principal productora de animales acuáticos, según se reportó en el Estado Mundial de la Pesca y Acuicultura 2024 (SOFIA).
Sin embargo, su éxito y sostenibilidad dependen de una planificación adecuada. Sin esa organización, los conflictos por el uso de recursos, impactos ambientales negativos y tensiones sociales complican la producción sostenible y eficiente.
Ante ese escenario, la gestión espacial integrada emerge como una herramienta esencial para ordenar y garantizar que la pesca y la acuicultura crezcan de manera equilibrada, maximizando beneficios y minimizando riesgos.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lidera iniciativas globales para guiar a los países en la planificación sostenible de la pesca y la acuicultura.
Herramientas como los sistemas de información geográfica, teledetección satelital y drones permiten analizar la capacidad de carga de las áreas destinadas a la acuicultura, los riesgos del cambio climático, enfermedades de animales acuáticos, la gestión del riesgo de desastres, los conflictos sociales, y la comercialización post cosecha, entre otros. Estas tecnologías ayudan a identificar ubicaciones ideales, promoviendo una producción eficiente y respetuosa con el medio ambiente.
La acuicultura en alta mar representa una frontera innovadora para la expansión sostenible de esta actividad, pero requiere una planeación estratégica espacial y temporal. Esta estrategia alivia la presión sobre los ecosistemas costeros y abre nuevas oportunidades en áreas menos explotadas, ofreciendo un enfoque renovador para satisfacer la creciente demanda de alimentos.
Otras iniciativas que impulsa la FAO, como el Código de Conducta para la Pesca Responsable, y el Enfoque Ecosistémico a la Pesca y la Acuicultura, son fundamentales para garantizar un crecimiento sostenible. Estas guías aseguran que la pesca y la acuicultura sean compatibles con la conservación de los ecosistemas, el bienestar social y el desarrollo económico.
Además, las nuevas Directrices para la Acuicultura Sostenible, impulsadas por la FAO este año, refuerzan el concepto de Transformación Azul, una visión que busca ampliar los sistemas alimentarios acuáticos y aumentar su contribución a dietas saludables, nutritivas y asequibles, respaldando la gestión ambiental y el crecimiento inclusivo, especialmente para aquellas comunidades que dependen de la pesca y la acuicultura.
En la Reunión Ministerial sobre Agricultura del G20, el director general de la FAO, QU Dongyu, elogió a la Presidencia brasileña por incluir la agricultura familiar y la pesca y acuicultura en los debates. Y el Día Mundial de la Pesca, conmemorado el 21 de noviembre, refuerza la importancia del sector y de la pesca sostenible, los derechos humanos de las comunidades, sus condiciones laborales, y lo clave que es eliminar las actividades ilegales y no declaradas, y la pesca no reglamentada
En la FAO, estamos convencidas y convencidos de que la combinación de tecnología, innovación, planificación estratégica y normativas internacionales pueden transformar la pesca y la acuicultura en un motor clave para satisfacer las demandas alimentarias globales, y contribuir significativamente a un planeta más justo y resiliente.
Trabajemos juntos por una pesca y acuicultura sostenible, promoviendo una mejor producción, que garantice una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor para las generaciones actuales y futuras, sin dejar a nadie atrás.
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