Foto: Ministerio Público vía AFP

En los actuales momentos, cuando ha reaparecido de manera sorpresiva el exministro, exgobernador, exvicepresidente, entre otros cargos que ha desempeñado Tareck el Aissami, es posible hacer un paralelismo histórico entre su caso y el trágico caso del general Arnaldo Ochoa en Cuba en 1989.

En primer lugar por su peso histórico, pues el militar cubano era «Héroe de la República de Cuba» por sus acciones militares en la Revolución cubana junto con el Che Guevara, sus acciones guerrilleras en Venezuela con Luben Petkoff, combatiendo en los estados Lara y Yaracuy, siendo su consagración sus combates en África en Somalia y Angola, mientras que el político venezolano también había cumplido una carrera muy importante en la administración pública de peso que inicia como jefe de la Misión Identidad en 2003, luego diputado por Mérida, gobernador de Aragua, ministro de Relaciones Interiores y Justicia, vicepresidente de la República, ministro de Industria y Producción Nacional, ministro de Petróleo y presidente de Pdvsa, donde se generó la actual situación que lo ha llevado a los tribunales de justicia.

Siendo ambos héroes revolucionarios, la tragedia de sus vidas comienza por el mismo problema, las acusaciones desde Estados Unidos de la existencia de grupos de poder que utilizan el mismo para dedicarse a actividades delictivas de enorme trascendencia internacional cuyas implicaciones ponen en terrible peligro a los gobiernos que representan en caso de que Estados Unidos utilice las acusaciones como excusa para una intervención militar, como ocurriese con las acusaciones de narcotráfico contra la Panamá de Manuel Antonio Noriega o la acusación de tener armas de destrucción masiva contra el Irak de Saddam Hussein.

En el juicio público que se transmitió por televisión, el general Ochoa rechazó las acusaciones de ser partícipe directo, pero sí admitió su conocimiento de acciones de contrabando que supuso de antigüedades y tabaco y no de cocaína suministrada por el Cártel de Medellin para ser trasladada a territorio estadounidense. Finalmente fue condenado a muerte y fusilado el 13 de julio de 1989, siendo su condena la forma más contundente de demostrar la separación total entre la Revolución cubana y la delincuencia internacional, siendo esta radical medida una causa fundamental para explicar que durante los últimos 35 años ni siquiera los enemigos más consecuentes del gobierno socialista hallan podido encauzar contra dicho país acusaciones de ser una amenaza directa a la Seguridad Nacional de Estados Unidos, lo que hubiera llevado a una intervención militar estadounidense, aprovechando la caída de la Unión Soviética en 1991.

El caso del político venezolano ha sido de mucho impacto por la importancia de los cargos que desempeñó, que prácticamente obligan a hacer una purga de funcionarios que compartieron con su persona desde el año 2003.

Esto es debido a que las acusaciones del Ministerio Público de trabajar para los enemigos del gobierno revolucionario, denominados como «el Imperio», pone en entredicho si las acusaciones, en caso de ser ciertas, fueron realizadas a «motu proprio» o fueron parte de un plan elaborado por un gobierno extranjero.

Por una parte, están las acusaciones de ventas de pasaportes en Irán, denunciado por cierto por CNN en Español el 6 de febrero de 2017 en un programa denominado «Pasaportes en la Sombra», ahora bien, de ser esto una política inducida por un gobierno extranjero, podemos decir que tirios y troyanos, o sea, cualquier agente de inteligencia extranjero o grupo militante extremista puede tener en su poder papeles de identidad venezolanos, sean partidas de nacimiento, cédulas de identidad o pasaportes.

Según las acusaciones de corrupción administrativa, la magnitud de las mismas, basadas en cálculos de miles de millones de dólares estadounidenses, exigen una revisión exhaustiva de todos los actos administrativos de 20 años de gerencia gubernamental, lo que va desde contratos de suministro y construcción o mantenimiento, hasta la compra de equipos industriales, terrenos y edificios, para determinar sobrecostes u otras irregularidades, lo que sería investigar a centenares de empresas de todo tipo y dimensiones, tanto para buscar cómplices necesarios, como para detectar otro tipo de situaciones de corte político, tratando de detectar otros casos similares en menor dimensión.

En inquietante las dimensiones de las acusaciones en material de moral y buenas costumbres, dada las acusaciones presentadas por el Ministerio Público, donde se señala a un integrante del círculo político de Tareck el Aissami de ser una especie de «Calígula criollo», presuntamente combinando su papel de ministro de Universidades con el de proxeneta, disponiendo del prostíbulo más costoso y exclusivo del país, solamente al alcance de los políticos y empresarios amigos del grupo en cuestión, siendo en este sentido feroz e implacable la campaña por redes sociales contra un numeroso grupo de mujeres denominadas «Las Muñecas del Petróleo», condenadas al escarnio público sin juicio ni proceso, recordando a Las Brujas de Salem del dramaturgo Arthur Miller, en plena época de persecución anticomunista en Estados Unidos.

En cuanto a las acusaciones internacionales referente a narcotráfico y terrorismo, es importante acotar que la televisora alemana DW presentará el próximo 2 de mayo un especial sobre el grupo militante libanés Hezbolá, donde aparece implicado el político venezolano, siendo en este caso necesario conocer los detalles de la denominada «Operación Casandra», donde se denuncian los conflictos existentes entre funcionarios de la DEA y la CIA, debido a la intención de unos de desbaratar una red global de financiamiento del terrorismo, donde por cierto colocan al general como «el Pollo» en esta historia, mientras que otros hacían su mejor esfuerzo por proteger la red de legitimación de capitales para conseguir objetivos políticos, asociados a la República Islámica de Irán y la administración del presidente Barack Obama y su vicepresidente Joe Biden.

La gravedad extrema de las acusaciones de traición a la patria y servicio a gobierno extranjero es la que permite al gobierno actual excusar todas las acciones de ineficiencia y corrupción administrativa, bajo el argumento de que la Administración Pública Nacional, Estatal y Municipal está infiltrada por agentes al servicio del «Imperio» que de manera manifiesta sabotean y saquean el país, lo cual puede llevar a una «cacería de brujas» contra alcaldes, gobernadores y cualquier funcionario que haya conocido política o socialmente a Tareck el Aissami, por lo cual muchos individuos deben estar filtrando sus redes sociales de fotos de trabajo o personales con personas acusadas por estos casos.

La condena más contundente contra el político venezolano y su grupo de colaboradores y aliados cercanos evitará de manera manifiesta la vinculación del gobierno nacional con grupos políticos, denominados terroristas por muchos países occidentales en estos tiempos peligrosos, en los cuales el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha amenazado de muerte a los aliados reales o virtuales de Hezbolá a nivel mundial.

La idea de que Estados Unidos logró infiltrar un grupo dentro de los más elevados niveles del gobierno y, por ende, del «proceso revolucionario» para arrasar la economía nacional es de tal magnitud política que hasta el presidente Maduro puede terminar diciendo que nunca ha podido gobernar, porque lo han saboteado desde adentro y justo al lado, mientras que otros dirán que si es verdad, ¿cómo es posible que nunca se dieran cuenta?

Hay muchas situaciones hipotéticas que se pueden elaborar a partir de las acusaciones presentadas por el Ministerio Público, que puede terminar abarcando a muchos actores políticos y económicos del país.

Comienza otro juego…


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