OPINIÓN

Taquitos para la guerra (V)

por Antonio Guevara Antonio Guevara

EE UU, El Nacional

La guerra sigue avanzando en Ucrania con toda su carga de destrucción y con todo el vaho de la catástrofe y la muerte sirviéndole de vanguardia. Por delante de toda esa peregrinación infernal va abriéndose camino, el miedo de toda la civilización, de la cultura y de la humanidad por que prive la razón y el juicio para evitar la ruta franca hacia el abismo de la guerra que se ha abierto con la posibilidad del uso del arma nuclear. Se han disparado todo género de miedos y prevenciones desde el anuncio del presidente ruso Vladimir Putin de colocar en estado de apresto inmediato las armas disuasorias y a la ratificación que ha hecho su canciller Sergei Lavrov. El temor de pasar más allá de los límites en Ucrania y en Rusia, que se franquee lo convenido en la razón – la guerra es una sinrazón – y que la pasión que es uno de los pasajeros fijos de esta locomotora, asuma los controles, capitalice los mandos y se monte en el puesto de comando para establecer las decisiones, sigue siendo la bandera principal de las preocupaciones globales. El holocausto puede estar en la punta de un dedo índice en cualquiera de los lados. En cualquiera de los lados.

Décimo quinto taquito

A la fecha son siete días de combates desde que se inició la invasión a Ucrania. Una semana de marchas de aproximación, de combates en las localidades y de escasos enfrentamientos convencionales de las fuerzas. Los rallies aéreos brillan por la ausencia y solo los eventuales fuegos de la artillería rusa impactando en blancos urbanos resaltan que hay una actividad convencional de la guerra en curso, en territorio ucraniano. En tanto los mandos ucranianos encabezados por su presidente Volodimir Zelenski han hecho un llamado de movilización general (pasar del pie de paz al pie de guerra) para colocar todo el potencial de la nación al servicio de la seguridad y la defensa de Ucrania ante la invasión. Los ucranianos han iniciado una guerra de resistencia desde el mismo 24 de febrero cuando los rusos cruzaron su línea de partida en la frontera al suroeste e iniciaron sus aproximaciones hacia la capital ucraniana apoyados desde los enclaves controlados por los separatistas prorrusos desde la cuenca del Dombàs con las recién independizadas republicas populares de Donets y Luhansk. La invasión de Rusia a Ucrania es, probablemente, el mayor ataque militar convencional en Europa desde los Balcanes, y se puede extender incluso hasta la Segunda Guerra Mundial.​ Tiene algunos niveles de comparación con la guerra de Estados Unidos contra Afganistán, la primera guerra del golfo y la invasión a Irak en el año 2003.La abrumadora diferencia entre los poderes de combate de Rusia y Ucrania, han obligado a defenderse desde el primer día a los ucranianos. Los rusos solo se han movilizado desde su territorio militarmente y están empezando a ser afectados a lo interno por todas las medidas políticas, económicas y financieras que se están tomando desde occidente para cerrar todas las posibilidades logísticas para el ejército invasor y evitar la continuidad del esfuerzo bélico. Apenas han transcurrido siete días de guerra y para los ucranianos es toda una eternidad; para el resto de la humanidad otra perpetuidad por la paz inmediata. Son solo siete días de guerra.

Décimo sexto taquito

La primera guerra del golfo se inició el 2 de agosto de 1990 y finalizó el 28 de febrero de 1991. Una coalición de 35 países liderada por Estados Unidos, consumió 6 meses para desalojar al ejército iraquí de Kuwait en lo que Saddam Hussein denominó la madre de todas las batallas. La invasión de Irak en otra coalición, también encabezada por Estados Unidos y el Reino Unido se inició el 20 de marzo de 2003 y finalizó convencionalmente el 1 de mayo de 2003 (2 meses) pero continuó como guerra de resistencia en el territorio iraquí hasta que encontraron el 13 de diciembre de 2003 a Saddam Hussein en la ejecución de la llamada «Operación Amanecer Rojo» (Operation Red Dawn). Una unidad de la 4.ª División de Infantería de los Estados Unidos encontró su escondite en un diminuto agujero dispuesto convenientemente para huir en casos extremos, en Al-Daur. Fueron 9 meses de operaciones, a pesar de la abrumadora superioridad de las fuerzas aliadas en el poder relativo de combate contra Irak. La primera guerra del golfo fue la primera vez que tuvimos la oportunidad de ver las incidencias bélicas en vivo y en directo, a través de la televisión. CNN nos dio un asiento de primera fila para ver de cerca los horrores de los combates. En 1990 y en el año 2003, las redes sociales no estaban en vigencia aún. YouTube salió al aire en 2005, Jack Dorsey creó a Twitter en el año 2006, y WhatsApp se lanzó al público en 2009 y tomó el camino de la popularidad, masivamente a partir de 2012.

Décimo séptimo taquito

El primer cadáver que arrastran en la guerra las unidades logísticas, desde el frente de batalla hasta la retaguardia, donde están los cementerios de las grandes unidades de combate, es el de la verdad. Las ofensivas por ganar las batallas de la opinión publica no van dirigidos directamente en los resultados, falsos o verdaderos, hacia el público que sufre las realidades de la guerra también y que está esperanzado por un desenlace rápido. Tienen como objetivo directo la mente del combatiente enemigo para socavar su moral y alimentar la fatiga de combate y convertirlos en bajas aún antes de engancharse. Eso si forma parte de las campañas diseñadas en los planes de operaciones psicológicas que se ensamblan dentro del plan de la campaña y los de operaciones en el teatro de la guerra, en los teatros de operaciones, en las áreas de responsabilidad, en las áreas de operaciones conjuntas y en las áreas conjuntas de operaciones especiales. Algunas de esas cosas hacen porosidad violenta hacia el público que desde las redes sociales se forma una opinión según y como adquiera, procese y convierta su propia inteligencia de acuerdo con la información y a la fuente de donde la adquiera. Y eso, tendenciosamente o no, lo hacen YouTube, Twitter, WhatsApp y el resto de las redes sociales. Allí es donde intervienen los fake news y el triunfalismo, por no haber valorado todas las opciones informativas sobre la mesa. Y es entonces cuando empezamos a arrastrar por la calle de la mentira el cadáver de la verdad en la guerra. Como quien arrastra un gato muerto por la cola.

Apenas han transcurrido siete días de esta guerra. Y decimos el apenas apretado en el pecho y levantando la bandera de la expectativa positiva, esperanzados en que finalice rápido. Continuaremos.