Los adultos mayores merecen más que simples promesas políticas vacías. Es hora de abordar seriamente sus necesidades, tanto económicas como de salud, con medidas concretas y efectivas.
El reciente anuncio de Nicolás Maduro sobre la creación de un Ministerio para los Adultos Mayores puede parecer un buen gesto, pero: ¿es realmente la solución que necesitan nuestros ancianos? Definitivamente, más burocracia no es la respuesta. Lo que se necesita es una revisión exhaustiva de las políticas públicas existentes, dirigidas hacia el auténtico bienestar de nuestros adultos mayores.
Un nuevo ministerio sólo se traduce en más burocracia, dejando en evidencia el gran fracaso del gobierno nacional en lo que a justicia social se refiere y en continuar con el crecimiento caótico del Estado. Desde Unidad Visión Venezuela hemos sido enfáticos en que urge reducir el Estado; sin embargo, lo responsable y realmente eficiente es diseñar y gestionar políticas públicas que sean dirigidas desde organismos ya existentes, orientadas a un servicio de pensión o jubilación más eficiente.
No podemos ignorar la desconexión evidente entre las promesas del gobierno y la realidad que enfrentan nuestros abuelos. Ofrecer viajes a destinos turísticos no resuelve los problemas fundamentales que enfrentan. Necesitan más que una caja de alimentos CLAP, pues requieren pensiones dignas que les permitan recuperar el bienestar que les han quitado, hospitales equipados y medicamentos a precios asequibles.
Tomemos el ejemplo de países como Colombia, que ha implementado acuerdos con grandes farmacéuticas para producir medicamentos genéricos de calidad a precios accesibles. ¿Por qué no podemos hacer lo mismo? Es hora de dejar de lado la retórica política y comenzar a tomar medidas concretas para mejorar el acceso a la atención médica y a los medicamentos.
Además, no podemos ignorar la crisis en nuestros centros de salud. «Acabar con el ruleteo» no es simplemente una cuestión de decreto. Se necesita una inversión real en insumos, equipos y personal capacitado. Los hospitales deben contar con los recursos necesarios para brindar atención de calidad. Y esto implica no solo salarios adecuados para el personal médico, sino también una supervisión estricta para combatir la corrupción.
En resumen, nuestros ancianos merecen más que meras promesas políticas. Merecen una pensión que cubra sus necesidades básicas, acceso a atención médica de calidad y la oportunidad de disfrutar de una vida digna en sus últimos años. Es hora de actuar con responsabilidad y tomar medidas concretas para mejorar la calidad de vida de nuestros adultos mayores.
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