I
Por razones que abordaré en un próximo artículo, ya desde 2022 las audiencias se encuentran reevaluando la prioridad que debe otorgarse a todo lo relacionado con el tema ESG y más aún cuando las empresas que se presentan como líderes en ese campo no consiguen cumplir con sus promesas de crecimiento y rentabilidad, tal y como he demostrado en varios artículos que anteceden a este.
Recordemos que ESG son las siglas en inglés de “Environmental, Social and Governance”, que en español se traduce como ASG. Se trata de un conjunto de criterios que se utilizan para evaluar la sostenibilidad y la ética de una empresa. En el expreso decir de algunos, sostenibilidad significa, principalmente, el sobrevivir de una empresa para servir a todos sus actores relevantes o stakeholders.
Pucker y King en un artículo de la Harvard Business Review, lo plantean de una forma un tanto más cruda. Estos dos profesores afirman que, a pesar de su popularidad, la inversión ESG no aborda eficazmente los desafíos ambientales y sociales. La inversión ESG prioriza la rentabilidad de los accionistas, no el impacto planetario, a pesar de la necesidad de grandes inversiones para combatir el cambio climático.» (ESG Investing Isn’t Designed to Save the Planet, Harvard Business Review, Investment Management, August 1, 2022).
Kenneth Pucker, es profesor de práctica en la Escuela Fletcher de la Universidad de Tufts, cerca de Boston, Massachusetts, y Andrew King, es profesor de Gestión, Estrategia e Innovación, en la Escuela de Negocios Questrom de la Universidad de Boston, Massachusetts. También, la Harvard Business Review es una muy bien reputada revista.
El caso es que hay cualquier cantidad de empresas como Northvolt, Nikola Corporation y 123andMe, por mencionar solo tres notorias que, vendiendo una imagen de empresas sostenibles, con calificaciones y reportes de sostenibilidad, ni siquiera le garantizaron la rentabilidad originaria a sus accionistas, pues quebraron y/o están en estado de atraso y/o en reorganización.
En este artículo les presento un lastimoso caso más.
II
SunPower había sido reconocida por sus esfuerzos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), incluida su designación como una de las empresas más sostenibles del mundo.
La compañía, con sede en San José de California, Estados Unidos, diseñaba, manufacturaba e instalaba, celdas fotovoltaicas de silicio cristalino de alta calidad, tejas y paneles fotovoltaicos, todo lo anterior basado en una tecnología inventada en la Universidad de Stanford. Y es que su fundador en 1985, Richard Swanson, era un profesor de dicha universidad en ingeniería eléctrica.
Total S.A., la tercera mayor compañía petrolera de Europa, era el accionista mayoritario de Sunpower con un 66% de las acciones. Sunpower cotizaba en el NASDAQ con el ticker SPWR (anteriormente SPWRA y SPWRB).
Sunpower era una empresa “sostenible” que se comprometía con el ambiente en cada uno de sus proyectos y había reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 22% desde 2016. También, producía el 100% de sus células fotovoltaicas en instalaciones LEED Gold. La certificación LEED Gold es un estándar para edificios que están diseñados y operados de manera sustentable.
SunPower había recibido calificaciones de sostenibilidad de organizaciones como MSCI, BNEF, IHS, y el Better Business Bureau (BBB). De MSCI y en 2024, SunPower recibió la calificación «AAA» en su evaluación ESG. Dicha calificación estaba relacionada con la resiliencia de una empresa a largo plazo. De BNEF e IHS, SunPower obtuvo calificaciones de nivel 1. De Better Business Bureau (BBB) SunPower obtuvo una calificación A+.
Su Reporte ESG de 2022, el último que alcanzó a publicar y en donde estampaba formidables logros ambientales (quizá con una oportunidad de mejora en el aspecto del reciclaje de paneles solares), abría con una carta firmada por su CEO Peter Faracy, cuyo texto exhibía un optimismo que constituye un clásico ejemplo del efecto Pollyanna. A dicho optimismo, en una escala del 1 al 20, le asigné una nota de 19.
El caso es que esta empresa de energía limpia, inclusiva, calificada como “resiliente a largo plazo”, una de las mas “sostenibles” del mundo y con un CEO super optimista, quiebra en agosto de 2024, es decir, hace 8 meses.
¿Y a que no adivinan por qué?
Las operaciones de Sunpower no producían efectivo, ni siquiera bajo la orientación de los directores colocados por Total S.A.: ni en 2021, ni en 2022 ni tampoco en 2023.
Sorprende que haya durado tanto sin producir efectivo. Sin embargo, sorprende más todavía que Sunpower haya sido considerada como una «celebridad» en sostenibilidad.
Correo: columnct@gmail.com
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