OPINIÓN

Sun Tzu y el recule de Putin

por César Tinoco César Tinoco

I

Con relación al tema de Ucrania, han sido publicado innumerables artículos en la Internet. En lo particular he leído hasta la fecha en que escribo este, domingo 6 de febrero de 2022, cinco que me han gustado mucho en El Nacional, a saber y en orden cronológico: el de Beatriz De Majo, «Una lupa sobre Ucrania y Taiwán», 19 enero de 2022. El también de Beatriz De Majo, «Europa y Rusia, atrapados en la guerra fría», 25 de enero de 2022. El de Orlando Ochoa-Terán, «Estrategia y disuasión en el conflicto Rusia-Ucrania», enero 31, 2022. Nuevamente uno de Beatriz De Majo, «Aliados de circunstancia», 2 de febrero de 2022 y finalmente, el de Adolfo Salgueiro, «Rusia-EE UU-Ucrania y nosotros», 5 de febrero de 2022.

Hay todavía dos artículos foráneos que he leído con atención: El de Yulia Latynina, «A Putin le salió mal la jugada con Ucrania», The New York Times (en español), 28 de enero de 2022 y el de Christopher Helman, «How Can Putin Afford War In Ukraine? His $130 Billion Gold Horde Helps», Forbes, 31 de enero de 2022.

II

La pequeña referencia que coloca el The New York Times sobre Yulia Latynina no le hace mucha justicia: «Es una periodista que ha reporteado extensamente sobre la política nacional y exterior de Rusia». Lo cierto del caso es que tiene una exitosa -y polémica- trayectoria en prensa, televisión y radio tanto en su país como en el extranjero.

Según Wikipedia, Yulia Latynina nació en Moscú el 16 de junio de 1966, por lo que está por cumplir 56 años. Estudió filología en el Instituto de Literatura Maxim Gorky de 1983 a 1988 y en 1993 obtuvo su PhD (también en filología) en el Gorky Institute of World Literature. La filología es el estudio de los textos escritos, a través de los que se intenta reconstruir, lo más fielmente posible, el sentido original de estos con el respaldo de la cultura que en ellos subyace.

Latynina es una acérrima crítica del presidente ruso Vladimir Putin y a partir de julio de 2017 ha sufrido, al menos, dos atentados que la han llevado a vivir fuera de Rusia.

El su artículo Latynina establece, entre otros, los siguientes puntos: a) a Putin le salió mal la jugada; b) el conflicto directo no es el estilo de Putin y, por tanto, juega fuera de su zona de confort; c) en lugar de poner a Estados Unidos en una trampa, Putin ha caído en ella: atrapado entre el conflicto armado y una humillante retirada, ahora ve cómo su margen de maniobra se reduce hasta la nada y d) hay muchas razones para pensar que Rusia reculará de la invasión.

Por supuesto, hay algunos que le apuestan al conflicto armado en virtud del impacto que eso puede tener en distintos ámbitos y particularmente en el precio del crudo.

Ahora bien, se pregunta Latynina, ¿por qué Putin llevó las cosas a ese límite?

Ella misma responde: por lo sucedido en Afganistán.

En sus propias palabras: «La desastrosa retirada de Occidente del país en agosto (de 2021) fue una señal de que Estados Unidos tiene cada vez menos interés en involucrarse en el extranjero. Es obvio que Putin, envalentonado, decidió que era un buen momento para presionar con su causa: la revisión del orden posterior a la Guerra Fría. Sin las habituales monedas de cambio —sin una economía sólida, armas superiores ni seguidores fanáticos—, recurrió a la imprevisibilidad. Cuanto más irracional fuese su conducta, según esta lógica, más probable era que Estados Unidos aceptara sus demandas».

III

La frase «sin una economía sólida», de Yulia Latynina, me llevó a revisar los estimados de crecimiento económico para Rusia. Por ejemplo, los del Fondo Monetario Internacional, en su publicación de octubre de 2021 titulada «World Economic Outlook: recovery during a pandemia», el crecimiento económico de Rusia visto en su PIB y para 2021 se proyectó en 4,7%. Sin embargo, la proyección para 2022 es menor y monta a 2,9%. También, los estimados de consenso ubican el PIB de Rusia a la baja.

También y para el 27 de enero de 2022, Rusia contabilizó un poco más de 11 millones de personas confirmadas con covid-19 y lo cual significó unas 88.000 personas confirmadas más que el día anterior, mientras que el porcentaje de su población con pauta completa de vacunas es, para ese momento, de 47,49% (26 de enero de 2022). Más aún, para el 27 de enero de 2022, el país creador de la vacuna Sputnik V reportaba un número de casos confirmados, por cada 100.000 habitantes, de 462, casi 5 veces mayor que la tasa de confirmados de Venezuela para la misma fecha que fue de 96. La guerra impulsada y sostenida por una economía «engripada» no luce muy factible que digamos.

Ahora bien y dado que a toda guerra hay que meterle platica, el artículo de Christopher Helman responde el como: Rusia (vale decir Putin) se ha estado preparando durante años. Las reservas del Banco Central de Rusia ascienden ahora a 640.000 millones de dólares, un récord. Ese monto equivale a 17 meses de ingresos por exportaciones rusas y sigue creciendo gracias al aumento de los precios del petróleo (para el 31 de enero de 2022 y según la EIA norteamericana, en 89 dólares el barril para el WTI y 92 para el Brent).

En opinión de Helman, de hecho, Putin ha puesto fondos a trabajar para invertirlos en su ejército. El gasto aumentó hasta un máximo de 90.000 millones de dólares en 2013, antes de la invasión de Crimea, y totalizó 60.000 millones de dólares en 2020, según datos del Banco Mundial.

Indica Helman que las cifras rusas lucen bajas cuando se comparan con el gasto militar norteamericano de 780.000 millones de dólares o con el de China, 250.000 millones de dólares, ambos para 2020.

Resumiendo el planteamiento de Helman: a pesar del estancamiento que exhibe el crecimiento económico de Rusia, Putin tiene platica, al menos para año y medio de guerra.

IV

El arte de la guerra, de Sun Tzu, el libro de estrategia más antiguo del mundo y también el más conocido y estudiado dentro y fuera de China, data según la edición de Fernando Puell de la Villa, de 403 al 221 antes de Cristo. Lo anterior quiere decir que el libro tiene a la fecha entre 2.000 y 2.400 años de antigüedad.

Su capítulo II, titulado «Normas operativas», dice, textualmente (copiado de la edición de Fernando Puell de la Villa, Editorial Biblioteca Nueva, 2000): «Solo cuando dispongas de una provisión diaria de 1.000 monedas de oro, podrás movilizar un ejército compuesto por 1.000 carros ligeros tirados por cuatro caballos, otros mil carros revestidos de cuero y tirados por cuatro caballos, más de 100.000 hombres pertrechados con armaduras».

Continua el maestro Tzu: «Solo entonces podrás abastecerlo con provisiones transportadas desde bases situadas a 500 kilómetros de distancia y afrontar los gastos que exija su movilización, tanto en el propio país como en el campo de batalla, incluidos los costos derivados de pagar a tus asesores y a los observadores extranjeros, y el importe de los productos necesarios para mantener en buen estado arneses, carros y blindajes».

Sin embargo y en el mismo capítulo, apunta Sun Tzu: “El objetivo de la guerra es vencer con prontitud, si la guerra se prolonga, las armas se embotan y la tropa se desmoraliza y aumentan los costos”.

De acuerdo con el maestro Sun Tzu, si Putin es consciente de los riesgos de una avanzada dentro de Ucrania pues debería recular. Sin embargo, entre el logro de las demandas apoyadas en su amago y el recule, todavía hay un gran trecho.