Una de cada tres mujeres en el mundo ha experimentado a lo largo de su vida violencia física o sexual, lo cual hace de la violencia contra la mujer una de las violaciones de derechos humanos más generalizadas y prevalentes en la sociedad actual. Dentro de sus hogares, en sus puestos de trabajo y en espacios públicos, muchas mujeres viven con temor a causa de la violencia, el acoso y la coerción. La situación se ha agravado durante la pandemia de COVID-19,la profundización de las desigualdades ha agudizado los factores de riesgo, sobre todo en el seno de las familias donde los abusos se han hecho más frecuentes. La situación se torna más preocupante si consideramos que muchos de los casos no son denunciados, en gran medida, debido al estigma y la vergüenza que sufren las víctimas.
La violencia contra las mujeres nos afecta a todos. Limita su participación en la vida social y económica de sus comunidades, genera impactos en los sistemas de salud, justicia y cuidados,debilita el tejido social y produce cicatrices que heredan las generaciones futuras. Pero si trabajamos unidos, es posible eliminarla.
¿Como podemos ayudar a erradicar esta violencia? Con marcos legales sólidos, políticas y programas adecuados que trabajen la prevención, protección y respuesta efectiva para las mujeres, pero también fortaleciendo la construcción de nuevas masculinidades, de modo que podamos avanzar hacia una ciudadanía basada en el respeto y contribuir a la erradicación de patrones de discriminación y exclusión que persisten en nuestras sociedades.
Prevenir y responder a la violencia contra las mujeres y las niñas debe ser una prioridad para la salud pública, los sistemas de justicia y las entidades de seguridad; para garantizar el ejercicio pleno de los derechos humanos y para avanzar hacia la igualdad de género. Aquí en Venezuela, desde las Naciones Unidas, trabajamos con las instituciones de gobierno y nuestros socios locales, incluyendo organizaciones de mujeres y jóvenes, en iniciativas para prevenir la violencia contra las mujeres y brindar apoyo a las sobrevivientes con esfuerzos que van desde la construcción de espacios seguros en todo el país, hasta el establecimiento de programas de formación y capacitación. Asimismo, trabajamos en acciones de empoderamiento económico y de fomento a la participación de las mujeres en la vida pública a fin de abrir espacios para que su voz y sus contribuciones puedan ser escuchadas e incidan de manera sustantiva en los procesos de toma de decisiones y en las acciones orientadas a la recuperación económica y social.
Erradicar la violencia en contra de las mujeres va más allá de la protección. Reconocer y fortalecer el liderazgo de las mujeres en todas las esferas de la vida pública, permitirá impulsar la construcción de una sociedad más incluyente que avance de manera decidida hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Este año, como ya es costumbre, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer marca el inicio de 16 días de activismo contra la violencia de género que van hasta el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos. La invitación es a reforzar el compromiso de integrar acciones para la erradicación de la violencia de género más allá de estas fechas, y a reflejar este compromiso en nuestra vida cotidiana, como individuos y dentro de nuestras comunidades,para que todas las mujeres, sin excepción, puedan disfrutar de una vida libre de violencias.
Garantizar que las mujeres y las niñas en toda su diversidad puedan vivir sus vidas plenamente, nos permitirá construir sociedades más justas pacíficas e incluyentes. Es hora de redoblar nuestros esfuerzos para que, juntos, fortalezcamos nuestra acción y hagamos de éste un propósito de país.