Venezuela y particularmente la ciudad de Mérida tiene en la actualidad una alta tasa de suicidio. Múltiples factores están presentes en la persona y personalidad suicida respectivamente, como variables que inciden finalmente en una decisión que persigue la finitud de la vida humana.
La vida es uno de los valores, uno de los principios más transcendentales de los que dispone el ser humano, y por tanto, todo los demás derechos y principios que son importantes como la libertad, la igualdad, la propiedad y para usted de contar estimado lector se desprenden del reconocimiento del derecho a la vida y su resguardo o garantía, tanto así, que por eso tendremos determinadas legislaciones y ordenamientos jurídicos que protegen la vida desde la concepción y embarazo, y por ende, la penalización del aborto.
Las estadísticas, estudios y reportes indican que, en contextos de precariedad material, de crisis económica, no sólo hay un aumento del consumo de alcohol, aumento de las adicciones vinculadas a estupefacientes, licor, prostitución, juegos de envite y azar, y por supuesto la propensión al suicidio.
Las altas tasas de suicidio que estamos registrando ya sea a nivel nacional o local en el caso de la ciudad de Mérida (de tradición estudiantil o universitaria) requieren ser estudiadas a fondo a fin de evaluar o diagnosticar su origen e incremento con relación a épocas o años anteriores.
En tal sentido, no hay duda de la preocupación que el suicidio está causando y que requiere un esfuerzo mancomunado en primer lugar por parte del Estado venezolano a través de sus instituciones y cuerpos, nos referimos no sólo a ministerios, comisiones, el Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), sino además por parte de las agencias e instituciones de socialización primaria y secundaria, es decir, desde la familia, la Iglesia, la escuela, el liceo y la universidad, con el concurso de profesionales de alto nivel (investigadores, académicos, funcionarios de carrera, criminólogos, abogados, sacerdotes, expertos, estadísticos, grupos de investigación y otros).
La Universidad de los Andes asentada básicamente en Mérida, Venezuela, posee la única carrera de criminología de América Latina con una planta profesoral y de investigadores de primera línea con estudios de maestría y doctorado; además, contamos con el Centro de Investigaciones Penales y Criminológicas (Cenipec), ambas instituciones con un reconocimiento nacional e internacional que dentro de la Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Criminológicas de la ULA nos ha permitido realizar diversas actividades, desde cursos de formación y profundización, diplomados y otros con instituciones como el Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), Policía Nacional Bolivariana, Policía del Estado Mérida y otros en la necesidad de no sólo formar y dotar de destrezas y habilidades desde el punto de vista profesional a diversos funcionarios, sino además comprender la necesidad imperante de prevención en simultaneo de crear una mayor consciencia de la vida en la procura de fortalecer valores humanos no sólo en la población universitaria sino en otro grupos o segmentos de la sociedad.
Recientemente hemos visto el inicio de un programa de colocación de rejas en los viaductos de la ciudad de Mérida, aspecto que seguro contribuirá muy posiblemente o impactará en la tasa de suicidio de nuestra urbe estudiantil. El tema es más complejo y tiene que ver con el estudio a fondo y diagnóstico de la mentalidad suicida, y veremos el ensayo de nuevos patrones o formas de suicidio. Insisto, debemos asumir con la mayor responsabilidad y profesionalismo este fenómeno que ha venido repuntando y profundizar su estudio desde una perspectiva multifactorial y transdisciplinaria por los factores y variables que precisamente están involucrados en dicho fenómeno.
Otro aspecto también de profunda importancia y que compromete a nuestras escuelas de derecho, sus profesores, investigadores, cátedras, postgrados de derecho penal y derecho procesal penal tiene que ver con un fenómeno novedoso involucrado dentro del suicidio que es la inducción al suicidio, fenómeno que demanda determinar los factores y conductas que inducen al mismo donde incluso hay responsabilidad penal.
El mundo y nuestras sociedades vienen cambiando a pasos acelerados, mutaciones, transformaciones y nuevos problemas o fenómenos definen este vertiginoso siglo XXI que trastocan todo. Si algunas disciplinas en estos momentos tienen enormes retos no son solo las ciencias o disciplinas duras sino precisamente en el seno de la Ciencias Sociales, los roles del derecho, de la ciencia política y de la criminología respectivamente a escala planetaria y por supuesto local de Venezuela y Mérida respectivamente.
Como universitarios no podemos eludir la responsabilidad que tenemos, asumir que son fenómenos algunos muy novedosos que requieren observación, aprensión, tratamiento, diagnóstico y por supuesto solución en términos de programas de prevención en algunos casos, sanción en otros y fundamentalmente su estudio detallado o segmentación para evitar generalizaciones que no nos conduzcan a establecer patrones firmes, hipótesis y por supuesto a intervenir como criminólogos, sociólogos, psicólogos, psiquiatras, forenses, penalistas. Lo que no podemos es eludir la responsabilidad colectiva e individual que tenemos.