En Star Wars: The Acolyte, la Alta República, hasta ahora no explorada en el mundo cinematográfico, llega para contar su primera gran historia. También, es el momento en que la Orden Jedi, en todo su esplendor, se presenta como una fuerza política, social y cultural a tener en cuenta en la democracia galáctica imaginada por George Lucas. Solo hay un problema, una parte de los fanáticos, que se resisten a los cambios de la época que impactan en la franquicia.
En Star Wars: The Acolyte (2024), la saga imaginada por George Lucas, toma un riesgo lo suficientemente peligroso como para resultar un debate sobre la permanencia de la franquicia. Se trata, esta vez, de contar lo ocurrido 200 años antes de las llamadas precuelas y, por tanto, profundizar, en la llamada Alta República. Esta última, el momento de mayor esplendor de la democracia galáctica. A la vez, el punto más alto de la Orden Jedi, que en la ficción, atraviesa un momento de definitiva influencia, importancia y dominio dentro de los mundos a los que tiene acceso, gracias a su vínculo con el Senado.
Se trata de un momento histórico en la enmarañada cronología Canon, que no ha sido explorado ni en la pantalla pequeña o grande. Lo que permite moverse por caminos por completo inesperados. Al mismo tiempo, permitir a la franquicia crecer y expandirse en direcciones por completo nuevas y que incluya a toda una nueva generación de fanáticos. O al menos es la intención de Disney, en su incansable necesidad de redimensionar una de sus IP más valiosas. Asimismo, una de las mitologías bajo su ala a las que ha explorado — y explotado — con mayor minuciosidad en la última década.
De modo que el relato de la serie, comienza por ser una mirada novedosa a la Fuerza, el Templo Jedi de Coruscant y las relaciones de poder entre los caballeros del sable láser. Algo que lleva a la trama a su personaje principal. Osha (Amandla Stenberg), es una sensible a la Fuerza con un pasado complicado, que, en alguna oportunidad, se entrenó entre los Jedis. Pero debido, justo, a sus heridas emocionales sin cerrar, fue expulsada de su entrenamiento por la Maestra Indara (Carrie-Anne Moss).
Todo lo anterior, pone al personaje en un lugar complicado, cuando el personaje de Moss es asesinado, por un sicario — ¡sorpresa! — también es sensible a la Fuerza. Pero, lo que es más complicado aún, es muy parecida a Osha, que tiene una cuartada comprobable, pero que, aun así, es detenida por los Jedis. En medio de este mapa tan complicado — más cercano al suspense que a la fantasía o a la ciencia ficción — Star Wars: The Acolyte trata de ser mucho más madura que la muy criticada Obi Wan Kenobi y menos producto para fanáticos que la sobria Ahsoka. El resultado es una mezcla entre ambas cosas, que, además, intenta una audacia en una franquicia histórica. Hacer a Star Wars contenido — que no producción — para nuevos fanáticos de la saga de Lucas.
Los puntos del debate entre un fandom complicado
Es aquí cuando empiezan los problemas. O al menos, ha sido el centro de un agrio debate alrededor de la serie desde su estreno, hace dos semanas. En específico, por puntos, que parecen enfrentar a los fanáticos más antiguos y los menos dados a los cambios. Para comenzar, está el personaje de Osha, que junto con su hermana, son hijas de dos madres. La revelación — que apenas abarca una línea en uno de los capítulos — causó malestar y en especial, la sensación que Star Wars está cediendo a las presiones de nuevas sensibilidades en su Canon. Pero mucho más, que hay una presión pública alrededor de la franquicia que tanto Disney como la propia LucasFilm tiene problemas para manejar.
De inmediato, la actriz fue atacada por el hecho de encarnar un tipo de historia que, al parecer, los fanáticos de mayor edad de la franquicia — y alguno de los más jóvenes — tienen problemas para comprender. Osha, además, es una sensible a la Fuerza que rompe la rigurosa mitología del Canon George Lucas, al ser aceptada con 8 años en el entrenamiento. Lo que la conecta, casi sin querer, con el mítico Anakin Skywalker, que pasó una situación semejante. El futuro Vader, no solo hijo de una mujer que le concibió por patogénesis — o sin intervención masculina — y que debido a su poder, fue admitido contraviniendo las sagradas normas Jedis.
Ambas cosas se combinan para que los fanáticos se pregunten si Osha, es una especie de nueva versión de la legendaria figura. Mucho más, si la serie desea mostrar que hubo un sensible a la Fuerza — mujer e hija de dos mujeres — tan poderosa como Anakin. Todo lo anterior, se mezcla con el malestar de una serie llena de personajes de diversas razas y en que las mujeres, tienen una importancia esencial.
Las críticas, ataques y violencia digital contra las mujeres de Star Wars, es un rasgo que ha venido aumentado de manera peligrosa durante los últimos años. Del rechazo frontal a la Rey de Daisy Ridley por considerarla “Mary Sue” y otros epítetos denigrantes acerca de su importancia en la nueva trilogía, hasta la campaña racista contra la Reva de Moses Ingram en Obi Wan Kenobi, pasando el acoso que sufrió Kelly Marie Tran por su personaje Rose, también los nuevos capítulos de la saga. Lo cierto es que el fandom — cada vez más amplio y con vínculos generacionales con la obra de Lucas — se muestra más violento, intransigente y lo que más preocupante, restrictivo con respecto a lo que Star Wars puede mostrar o no.
Los problemas en Star Wars: The Acolyte
La nueva serie de Star Wars parece resumir todo lo anterior, a través de una puesta en escena que se traslada a todo tipo de matices acerca del mundo de Lucas. Lo que incluye un joven padawan robusto — y que despertó una ola de comentarios gordofóbicos en las redes sociales — y el hecho que la producción se tome algunas salvedades para contar su historia. Como, la forma de analizar el bien y el mal — Osha, tiene una gemela que cayó en el lado oscuro de la Fuerza — o el mismo hecho de sugerir un trasfondo manipulador en la Orden Jedi.
Nada parece agradar a los fanáticos, que incluso señalaron detalles como una escena que mostraba fuego en el espacio — algo que se ha visto más de una vez en la saga — o la simple posibilidad, que Osha — mujer y afroamericana — se convierta en el centro de una nueva visión sobre la añorada Nueva República. Lo que convierte a Star Wars: The Acolyte en una complicada combinación de nuevos escenarios para la saga y el resumen de una situación tensa que rodea a la franquicia desde hace más de dos décadas.
Con apenas tres capítulos estrenados, Star Wars: The Acolyte tiene una calificación de “Fresca” en el Tomatometer de “Rotten Tomatoes”. Pero al mismo tiempo, tiene la peor calificación del público de los contenidos recientes de la saga. Lo que deja entrever que el problema que atraviesa este legado de generaciones, debe enfrentarse a una disyuntiva complicada. Complacer o morir. Cambiar y encontrar resistencia. Solo el tiempo lo dirá.