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Speed watching (o dicho de otro modo, no te enrolles Charles Boyer*)

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«Live fast, die young, and leave a good-looking corpse» (JAMES DEAN)

Está claro que cada uno de nosotros vive conforme a un ritmo interior único. Digo esto porque no deja de sorprenderme lo que voy descubriendo del mundo de la generación Z – gente nacida en el margen que va desde finales de los 90 a la primera década del siglo XXI. Estos veinteañeros conocen, -qué digo conocen- dominan Internet y habitan islas digitales en universos paralelos: Instagram, TikTok, @Twitter (ahora @X). Estos muchachos disponen de smartphone a edad temprana, hablan inglés y son incapaces de no sentir la tentación de lo visual (preferentemente una pantalla que les provea de emociones fuertes; emociones que probablemente no alcancen a experimentar nunca de verdad).

He visto cosas que usted no creería**; he visto a adolescentes de 17 años clavados a la pantalla de un aparato durante más de 20, 30 y 40 minutos. He visto a chavales rendidos e hipnotizados por horas totalmente entregados a las órdenes de un becerrito de oro. Sentí lástima. Pensé qué poca vida. El bicho raro soy yo, como Gurb extraterrestre perdido en el lugar equivocado.

Y es que el otro día descubrí que los chavales hacen speed watching con los videos («Speed watching: la práctica que acelera el consumo de contenidos y que triunfa entre los jóvenes». Aitana Torrent, Telecinco.es; 14.02.2024) ***. Los adolescentes no ven un video como lo podríamos ver usted y yo, sino que aceleran la velocidad de emisión de las imágenes y así ganan tiempo. Vamos, que lo ven superrápido, renunciando de esta manera al formato original (calidad de imagen, sonido si lo hubiera, etcétera). Increíble, ¿verdad? La idea de esta alteración de la velocidad, al parecer, es disponer de más tiempo para ver el próximo video. Me viene a la cabeza la frase atribuida a James Dean vive rápido, muere joven, y deja un bonito cadáver». El actor no se refería a esta clase de no-vida. Estoy seguro de que James Dean no habría caído en la esclavitud del siglo XXI.

Hay una prisa enfermiza para todo. La generación Z accede a todas partes con la fuerza de un dedo y la certeza de la inmediatez de la luz. Aquí no se espera a nadie. Quizás haya oído, amable lector, la femenina frase «vísteme despacio que tengo prisa«. Ah, la sabiduría de las mujeres. Los hombres (la mayoría de nosotros entre la que me incluyo yo) no entendemos casi nada. Algunos días he salido apresurado a la calle por la mañana creyendo llevar puesto un jersey negro para contrastar con un pantalón claro. Iba con el tiempo justo al trabajo. Cuando llego ufano al trabajo me veo puesto un jersey azul marino. Bueno, tampoco queda mal. En fin, no querría extenderme en este asunto de los colores, pero las mujeres nos dan mil vueltas también en esto. Hace apenas dos meses me compré un plumífero para el invierno y empecé a ponérmelo casi a diario. Aunque en Murcia apenas hace frío, algo de frío sí hace en el mes de febrero. Como decía, un día al terminar la jornada pasé a recoger mis cosas, pero no encontraba mi anorak o plumífero. Pregunté a mis compañeros si habían visto mi plumífero azul. No. No lo habían visto. Al rato lo veo en otra percha. Mientras me lo estoy poniendo, uno de ellos me dice que no es azul marino como yo pensaba, sino que es negro. Y tengo que reconocer que ahora veo mi plumífero de otra manera, jaja.

Pero volviendo al tema que nos ocupa, la verdad es que el fenómeno speed watching me preocupa. Estos chicos de ahora no conocen la calma. Estos adolescentes leen poco. Es normal que no se concentren en los estudios ya que se distraen con todo. Me parece que la generación Z no conoce los diccionarios. Si los conoce, lo disimula muy bien. No sé. Veo a los chavales dispersos. Hoy nadie escucha a nadie. Todos están pendientes de sus smartphones, de los avisos, las alarmas, la carga de la batería, los emails, el todopoderoso whatsapp, las redes sociales. Ejem, la verdad es que tiene de todo.

Si los marcianos quisieran atacar el planeta ahora mismo lo tendrían fácil de carajo. Yo creo que no les interesa invadir la Tierra al ver el panorama. En el fondo dirán para qué queremos a esta gente. Bueno, a menos que renunciemos a ciertas cosas y seamos los protagonistas de nuestra historia


*

«Como curiosidad, en España es muy conocido el dicho de no te enrolles, Charles Boyer que durante años han usado las madres españolas haciendo referencia al escaqueo por parte de los niños para hacer las cosas o los deberes» (@wikipedia)

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«he visto cosas que vosotros no creeríais»

youtube.com/Blade.Runner

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telecinco.es/speedwatching

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