Los autores lo advierten de entrada: son más de cien. Se refieren a los nombres de aparecen registrados en el libro 100 bailarines, publicado a finales del año pasado bajo la responsabilidad del periodista Daniel Castellano y la maestra de danza clásica Carmen Sequera. Sin embargo, el número redondo que lo anuncia enfatiza de mejor manera el alcance del registro de intérpretes que desarrollaron una carrera destacada o tuvieron participación eventual en las filas del Ballet Teresa Carreño.
El primer aporte de esta publicación es la metodología de su realización, detalladamente descrita por sus editores. Se trató de un proceso minucioso de recolección de datos dispersos y, por tanto, complejo de llevarlo a cabo. Se procuraba relacionar lo más exactamente posible los distintos elencos de la compañía estable de ballet del Teatro Teresa Carreño, a través de las tres etapas descritas en el libro, cuyos integrantes se encuentran esparcidos por buena parte del mundo.
Las páginas de 100 bailarines, prologadas por Nina Novak, antigua primera bailarina de los Ballets Rusos de Montecarlo y maestra de dilatada labor en Venezuela, vinculada como docente y repertorista al Ballet Teresa Carreño, están llenas de datos, situaciones y anécdotas de bailarines venezolanos y extranjeros -entre estos últimos el estelar Julio Bocca- que integraron el conjunto que este mes de febrero conmemora cuarenta años de su debut en el Teatro Municipal de Caracas.
La compilación contiene una aproximación a la biografía de la mayoría de los ejecutantes citados, además de un recuerdo a aquellos ya desaparecidos. En general, contribuye a alimentar la memoria histórica –todavía por conformar sistemáticamente– de la danza escénica en el país.
La publicación va más allá de su objetivo inicial al ofrecer indicios útiles para la investigación documental sobre la trayectoria de cuatro décadas del Ballet Teresa Carreño, en este caso considerada por períodos: “Nace el Ballet Teresa Carreño”, “La edad dorada” y “El cuerpo colegiado”.
De este modo, se recrean los momentos iniciales de la compañía, en tiempos de la construcción del complejo cultural, de la mano del maestro argentino Rodolfo Rodríguez, primer bailarín del Ballet del Teatro Colón de Buenos Aires y el Ballet Nacional de Cuba, que contó con la presencia de muy prestigiosas figuras internacionales: Rudolf Nureyev, Ekaterina Maximova, Vladimir Vasiliev y Fernando Bujones, entre ellas. También se aborda el tiempo de la dirección artística del bailarín y coreógrafo cubano-estadounidense Enrique Martínez, procedente del American Ballet Theatre de Nueva York, que contó con la colaboración del maestro boricua José Parés. La era de Vicente Nebrada, cercana a los veinte años, es destacada como la de más elevado desempeño artístico y apreciable proyección internacional. Luego de ella, se señalan los momentos de una conducción colectiva en el Ballet Teresa Carreño a cargo de algunos de sus bailarines principales y maestros repertoristas, caracterizada por un acento especial en el repertorio académico y el progresivo apoyo a la coreografía nacional alternativa.
100 bailarines suma un título más a la no muy abundante bibliografía especializada en temas de danza teatralizada editada en el país. Supone un trabajo esforzado, que podría abrir caminos a posibles procesos complementarios futuros.