OPINIÓN

Son los comanditos

por Julio César Arreaza Julio César Arreaza

El comandito surge como una instancia eficaz en el camino de liberación del yugo impuesto a la sociedad por el ecosistema criminal desde hace 25 años, que inhabilitó la alternabilidad del poder. Me he apoyado en datos del reputado Centro de Investigaciones Populares Alejandro Moreno, que ayudan a la comprensión.

Un poco de contexto es pertinente. La sociedad ha sido avasallada a la perplejidad del miedo desolador. El miedo en sí mismo es una vil estrategia, convertida en degenerada práctica del régimen forajido. Con el miedo, como toda experiencia humana, se aprende a enfrentarlo y a los venezolanos nos ha tocado duro.

Sabemos que la ideología cosifica a la persona, la vacía de humanidad, para colocar la usurpación en el lugar de Dios. Tres ejemplos lo comprueban: Castro, Putin, el galáctico. Al contrario, la religación nos ciñe estrechamente, nos vincula, no con lo trascendente sino con lo que te hace más humano, que es tu impulso hacia la trascendencia.

En este sentido inferimos que los comanditos son las instancias propicias para la convivencia en espacios autoritarios, constituyen el camino para liberarnos de la opresión.

Somos un país sometido a la desestructuración por diseño del genio maligno del asesino Castro y sus secuaces, para mantenerse en el poder. Combatimos a este esperpento con la articulación, que es orden contrario al totalitarismo. En la convivencia el poder ilegítimo pierde efectividad y se abren posibilidades de libertad.

Los comanditos son células de resistencia del callejón, generan un espacio común en lo Político con p mayúscula, irradian entusiasmo; se diferencian de antiguas instancias con fines politiqueros. La grandeza del ciudadano encuentra un medio panóptico, que sirve a cualquier tipo de participación, en el que cada cual aporta sus dones: lo que sabe hacer mejor, solidificando la convivencia.

Asistimos a la auténtica revolución de las bases en partidos y gremios. A contrapelo de las élites que van empujando hacia la mentira de una normalización castradora e indígnante, pero crematística, las bases, sin destruir a esas organizaciones, empujan hacia el camino contrario. Promueven la articulación entre los pequeños, que no decidieron el destino amargo que nos subyuga.

De la primaria de la gente emergió la visible mayoría que se mantiene impertérrita ante la decisión que tomó.

Así vemos micromovilizaciones de maestros en el estado Amazonas a través de comanditos. Se ha configurado una forma de hacer política en resistencia, de organizarse de cierta y determinada manera. La sola convivencia, sin ningún plan agitado por politicastros de ocasión.

Revitalizando los conceptos básicos de fe, familia y comunidad, porque solo así se puede practicar el magisterio de la verdad. Tú eres mirado por el otro y tú miras al otro.

Los comanditos no son producto de una extraña pedagogía política, sino de lo aprendido en 25 años. Son expresión del aprendizaje social: una manera efectiva de volver a articularnos. Se trata del ejercicio compartido de la verdad, el sentido de realidad en el que todos construimos el destino histórico que nos corresponde.

¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los tres comando de Vente, Rocío San Miguel y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!