OPINIÓN

Somos causa nacional, regional y global

por Julio César Arreaza Julio César Arreaza

 

Son 25 años de antihistoria, de miserias, de mentiras, de estropicios, de proscripción de las libertades y de persecuciones y de asaltos al tesoro público. Se resume en el patrón de mal cernido como noche oscura y terrible sobre la Venezuela luminosa y multicolor.

A la par, son 25 años de lucha incesante por las libertades fundamentales y esto comprueba el ADN del venezolano conformado por su ser republicano y democrático.

El pueblo obtuvo con todo en su contra un arrollador triunfo electoral que reconocen las naciones. Triunfó el movimiento popular. El pueblo habló y se expresó soberanamente.

Con mucho padecimiento, por injusticias y maltratos, sufrido de manos del ecosistema criminal, Venezuela se levanta y rehace por su lucha democrática librada a todo cuartel. Y gana por su coraje y perseverancia, lucha y resistencia democrática, demostrados en adversidad la triple corona en un mundo confuso y complejo, al haberse constituido en causa nacional, regional y global democráticos.

El régimen oprobioso reprimió desde su comienzo a la opinión diversa, intentó aplastarla por todos los medios al no admitir el debate pluralista. Ha librado una guerra contra los ciudadanos, su conducta manifiesta que no desea individuos que piensen y por tal vil motivo los mantiene limitados, sometidos y transpirando sobrevivencia. El silencio es el sonido del totalitarismo. Impone la conversión del ciudadano en súbdito creando todas las limitaciones para que malviva fuera de los confines de la libertad.

El terrorismo de Estado imperante se atrevió a arrebatar ante la mirada del mundo una magnifica victoria popular. El pueblo no cede ante el patrón de la persecución y sigue librando una lucha titánica por la verdad y se ha echado el miedo a la espalda. El régimen ha sido derrotado política y electoralmente, y está gastado.

No tendrá gobernabilidad quien pretende asumir habiendo perdido por paliza las elecciones. La monumental mentira es aberrante.

El nuevo ciclo democrático no quiere nada con los políticos tradicionales, está desprestigiada aquella monserga de aliarse con los que se ufanan en tener “burdel político”. Nos ha salido muy caro. La lógica del burdel tiene dos caras: los proxenetas y los prostituidos, y el país siempre termina esquilmado. Los opositores que viven de la crisis y hacen de ella una ventana de negocio no tendrán vida. Son funcionales a los que se robaron las elecciones y no tardarán  en volver a la cantaleta y mentira de los espacios regionales a ser resguardados en próximas elecciones. Ellos se van también.

¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas, los menores de edad presos, y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!