“El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al Niño y a su madre y huye a Egipto”
El Día de los Santos Inocentes conmemora la matanza de los niños menores de 2 años de edad, siguiendo las órdenes de Herodes I o Herodes el Grande, a fin de acabar con la vida del divino Niño Jesús, de hecho la Iglesia lo conmemora a sólo dos días, pero el hecho ocurrió pasado los dos años, fecha en la cual los magos de Oriente llegaron a Belén, para rendir culto al rey de los judíos, la ira de Herodes y el hecho de verse burlados por los Magos de Oriente le conminó a realizar esta matanza horrenda, de todos los niños varones menores de dos años, los inocentes no habían cometido pecado alguno, se anticipaban al sacrificio del Mesías y constituyen un relato hagiográfico importante para la tradición cristiana.
La matanza se ejecutó, san José fue advertido en sueños, por el altísimo, emprendió la huida hacia Egipto y así, fueron forasteros, desterrados, pero lograron salvar la vida del Mesías, pero el horror de la matanza se cumplió y con ella la profecía de Jeremías, recogida en el Evangelio de Mateo:
“Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que habían precisado por los magos. Se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen” (Dios, 1950).
A pesar de que no existen soportes historiográficos del hecho, el carácter patológicamente celoso de Herodes, dan cuenta de la posibilidad de que este hecho fuese absolutamente cierto, el tamaño de Belén también advierte de que el número de varones menores de 2 años sería muy escaso, no superarían los 20 niños; por otra parte, la hagiografía o historia de los santos nos presenta a este grupo de niños como mártires previos a la entrega de Cristo, la matanza se repite históricamente, sobre todo en nuestra atormentada Venezuela, la saña del poder, arrasa con la vida de madres y niños en nuestros hospitales templos del dolor, la pobreza condena al hambre y a la muerte a millones de niños, que crecen bajo los estándares antropométricos, condenados a toda suerte de patología, la calle oscura y violenta se los traga en toda suerte de vicios y justo allí está Herodes.
Finalmente, se colocó en rifa la silla de Miraflores, sí había niños de la calle, los niños cuya madre es la calle siguieron creciendo y la poltrona abyecta del poder se ha mantenido impertérrita, niños e inocentes son pisoteados por el poder, defenestrados a la miseria y condenados a la muerte, Herodes sigue venciendo y millones de inocentes fenecen bajo el peso del poder deforme.
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Código Orcid: 0009-0006-5778-1196
Referencias.
Dios. (1950). La Biblia. En Mateo, Evangelio de Mateo. Madrid: Verbo Divino.