En pasados episodios, se desarrollaron estos temas, que si bien se dilucidaron algunos elementos, hoy se pretende ser más claro. En la actualidad, el mundo está acostumbrado a vivir a la velocidad de la luz, es decir, lo que hoy sucede en Moscú , se sabe en Caracas, de inmediato por los medios, y viceversa, salvando los ruidos de la desinformación que se quiera proyectar, pero siempre algo se filtra.
Por otro lado, se escucha de manera muy recurrente que la democracia junto al sistema capitalista es un modelo político económico, dirigido por los grandes monopolios financieros que vienen a ser sus principales y hasta únicos mecenas del sistema.
La pregunta obligada es: ¿acaso los modelos socialistas moderados o las revoluciones socialistas, con su singular tinte partisano comunista, no lo son? Para nadie es un secreto que el sistema parlamentarista del mundo, sin importar el sistema de gobierno, funge como una agencia guiada por los grandes medios financieros que son los auténticos sponsor de los regímenes del mundo y de estos no escapan el parlamentarismo de los modelos socialistas, a cambio de grandes y hasta mejores beneficios en términos de rentabilidades decir la pobreza a la que someten a las naciones socialistas, resulta muy rentable para unos pocos.
Así, pues, no debería asombrarnos que exista un claro interés, en tener a los peores en política en el estamento castrista y en muchos ámbitos y apartar o banear a los cualificados; la experiencia indica que son más útiles los menos cualificados, porque simplemente es más rentable poseer mentes débiles, sumisas, obedientes al interés económico de las grandes financieras para los planes y propósitos de una agenda en común.
Esto se explica porque no parece extraño observar tanta banalidad por un lado y por el otro, enfermedades psicopatológicas en términos médicos, en política; observar de forma usual al prototipo psicótico, narcisista, siendo los primeros en las puestas en escena; este fenómeno social, no se presenta, porque sean los más aventajados, tampoco por aquel argumento que a los más cualificados no les guste la política, sino porque los intereses detrás de las bambalinas, saben bien, cuál es el prototipo que se necesita para materializar los planes y propósitos de su agenda.
Así que en las ofertas de trabajo de las organizaciones e instituciones está escrito en latín, de forma implícita, queremos personas obedientes, con suficiente tiempo para los planes y propósitos del orden propuesto, sin más, lo cual es lógico, el problema es cuando esa lógica atenta contra los derechos y las libertades humanas.
En ese sentido, las maquinarias electorales, vienen a ser, sólo meros requisitos del sistema político económico, para legitimar los diferentes saqueos de las riquezas nacionales, bien lo entendía Stalin cuando esbozó aquella supuesta frase que se le atribuye: “los que votan, no deciden nada, los que cuentan los votos lo deciden todo” más allá de la veracidad del autor de la frase o de su orden apócrifo, no deja de tener un significado de rigor, en el contexto actual, donde incluso son más útiles las elecciones para la instauración de una tiranía, que la fuerza de las armas, ya que la primera da legitimidad, mientras las segundas, las deslegitima en stricto sensu.
Justo cuando se discute acerca de la democracia, con sus distintas variantes de sistema político en los múltiples parlamentos, se puede estar casi seguro de que las mayorías de las veces se quiere ocultar el verdadero sentido de la libertad; ya que, por muy técnico y versado que pueda ser el debate sobre los fundamentos, orígenes, objetivos y fines de la democracia, no se está haciendo nada por impulsar desde la persona, ninguno de sus principios. Sino simplemente repetir ideas, teorías, cuando en el fondo son los mismos cables, los que tiran de la sociedad, en el sistema democrático de cualquier orden político; con sus respectivos sistemas económico socialistas o precapitalistas.
A propósito del ocultamiento de la información que se sintetiza en oposición al verdadero sentido de la libertad que una de sus singularidades son derecho a la libertad de expresión, libre pensamiento, derecho a la información; como se observará en situaciones que se vienen exponiendo día tras día en los medios, viene a explicar porque los que escriben la historia, insistan en referirse a los últimos acontecimientos como el vislumbre de una nueva era, una nueva civilización.
Esta percepción dio cabida aquel sentimiento de los años sesenta del siglo XX, junto a una sobredosis de alcaloide y LSD, de anunciar estar entrando en la Nueva Era de Acuario, estas aseveraciones no son nuevas como ligeramente suele pensarse sucede cada cien años o cierto periodo; fenómeno social especialísimo, sólo que los usados por el sistema, encargados de construir la historia, con su concepción materialistas más cercana a los sofistas de acuerdo con los mitos, hipótesis e ilusiones positivistas que se les impone desde sus mecenas, para ocultar lo que no esté alineado con los intereses del Nuevo Orden, es decir, desde la comodidad de los financiamientos, son un instrumento para la urdimbre u ocultamiento del conocimiento de todos registros y precedentes, formando parte de aquella situación de dispararse unos a otros, por causa del pensamiento dirigista.