El COVID-19 ha arrasado nuestro planeta como un arma de destrucción masiva donde no se sabe que ha sido lo más dañino para la Tierra y sus habitantes si la epidemia o los efectos colaterales. Además de la enfermedad y las muertes, el COVID-19 y probablemente la inadecuada actuación de los dirigentes de los países y del mundo han dañado la relaciones sociales, familiares y de trabajo, la atención médica de los ciudadanos, las estructuras democráticas, la transparencia en la gestión pública, la salud mental de los ciudadanos, el funcionamiento económico de las empresas, instituciones, países y del mundo, hasta el punto de que en muchos casos está en riesgo su propia continuidad y hay serias dificultades para recuperar la situación anterior.
En dos artículos previos, tal vez excesivamente largos y prolijos, ya expliqué muchas de estas cuestiones por lo que hoy lo haré de manera corta y lo más clara posible. Voy a intentar, a modo de síntesis concisa y rápida, plasmar en un decálogo lo que debemos hacer para no destruirnos más de lo que ya lo hemos hecho.
- Es necesario abordar simultáneamente todos los problemas, sanitarios, sociales y económicos.
- Hacer partícipe a toda la sociedad y sus estructuras del esfuerzo y trabajo para superar el COVID-19 y todos sus daños colaterales.
- Finalizar la aplicación de todos los estados de alarma, emergencia, excepción, toque de queda y otros que supongan un retroceso antidemocrático y dictatorial.
- Aplicar los máximos niveles de democracia y transparencia de gestión y buscar el máximo consenso posible.
- Máximo respeto a las libertades de todo tipo y de forma especial de la libertad de expresión y no generar durante la pandemia nuevos controles, ni compra, ni manipulación de los medios de comunicación de cualquier tipo incluyendo las comunicaciones y redes sociales digitales.
- Volver cuanto antes a la normalidad, no inventar falsos conceptos como la nueva normalidad o covidianidad.
- Dotar a las estructuras sanitarias y al Estado en general de todo lo necesario para combatir al COVID-19 y sus consecuencias de todo tipo.
- Generar todas las normas necesarias de funcionamiento público, privado y personal para ir empoderando a la sociedad y a los ciudadanos de forma universal, compleja y eficaz para luchar contra el COVID-19 y sus graves consecuencias.
- Volcarnos todos con todos los medios posibles públicos, privados, profesionales y personales en la búsqueda urgente de la vacuna, los antivirales y todo lo que sea necesario para la superación del COVID-19. Los remedios de vacuna y medicamentos antivirales deben ser universales, accesibles y prácticamente gratuitos. Pagados y subvencionados por los estados y las estructuras internacionales.
- Dada la frágil situación de los países se debe evitar cualquier decisión política divisionista que suponga un enfrentamiento en cualquier tema de política estructural del país.
- Hablar de distanciamiento físico y no del social, es evidente el error de concepto.
- Exigir el máximo rigor y control en los gastos y las cuentas públicas para no entrar en un bucle económico dañino y destructivo.
- Especial control de la corrupción en los temas relacionados con la pandemia y la persecución de la misma, la estafa, sobreprecios y engaños.
- Cuidado especial de las personas más vulnerables ante el COVID-19, enfermos crónicos y personas mayores.
- Aprovechar el desarrollo e impulsar al máximo la era digital, en especial el teletrabajo, telestudio, comercio digital y todo tipo de plataformas digitales.
- Aprovechar para potenciar la protección del medio ambiente y el cuidado de la Tierra.
- Ir pensando en la democratización del mundo internacional y su mejor gestión en el futuro y especialmente ante futuras pandemias.
- Todas las multas y, si los hubiera, delitos penales relacionados con el confinamiento deben quedar sin efecto.
- Proteger a los grupos socialmente más vulnerables de los efectos sociales y económicos de la pandemia.
- Cuidar y proteger en la medida de lo posible todas las estructuras económicas, sociales, empresariales de los daños generados por el COVID-19.
- Se deben hacer estudios de prevalencia de forma periódica, con test, análisis y encuestas.
- Hacer acopio de todo el material necesario para afrontar nuevas pandemias, así como los recintos a utilizar en caso de ser necesarios.
En resumen, un país se gestiona y se saca adelante con el esfuerzo, la inteligencia y el conocimiento de todo el pueblo, de todas las organizaciones sociales, civiles, económicas y políticas de forma estructurada y organizada. Con la inteligencia de todos y para todos, con democracia, transparencia y honestidad. No funcionan ni son eficaces los mandos únicos y el autoritarismo, es un complejo algoritmo de casi infinitas actuaciones y decisiones.
Volvamos a lo que la historia nos ha llevado a la libertad, la democracia, la igualdad y la fraternidad que además de ser lo más justo es lo más eficiente, tanto en el mercado económico como en el de las ideas y de las decisiones. Salgamos del bucle del autoritarismo ineficiente y volvamos a la eficacia y progreso de la democracia y del bienestar social. Recuperemos nuestra bien ganada libertad y normalidad.
http://carlosmalodemolina.com/
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