Repasando algunas ideas para entender lo que ocurre en Venezuela. El chavismo es ese complejo ecosistema de grupos criminales, civiles y militares, que se coordinan en la plataforma del Estado chavista. Es un grupo minoritario, pero armado, que se impone sobre la población civil venezolana desarmada. La falsa oposición es un grupo de franquicias partidistas y operadores políticos que fingiendo enfrentarse al régimen chavista le hacen el juego a todas sus estafas electorales. Esto quiere decir que son tan falsa oposición los del G4 que sin vergüenza negocian con el chavismo como aquellos que no se toman la foto en público para no ensuciarse, pero que al igual que los otros llaman irresponsablemente a votar conscientes de que la vía electoral bajo el régimen chavista es inútil.
Para el chavismo ha sido más que una bendición el contar con una falsa oposición hecha a su medida en estos 23 años. La falsa oposición cumple muy bien su papel a la hora de vender la ilusión del cambio por la vía electoral, lo cual es vital para que el régimen chavista tenga un viscoso barniz de legitimidad que sirve a los efectos de su propaganda. Además, la existencia de esa falsa oposición le permite al chavismo liberar y canalizar las tensiones y el malestar social para que tengan un desahogo que solo opera como terapia de grupo porque nada cambia y todo sigue igual.
Con sus palabras ambos bandos reniegan el uno del otro y no admiten que se benefician. Pero son solo palabras. Más allá de los insultos que intercambian Nicolás Maduro y Jorge Rodríguez por un lado, y Leopoldo López y Henrique Capriles por el otro, en la práctica lo que hay es un tráfico de favores y prebendas para cuidarse mutuamente las espaldas. Y así ambos siguen haciendo su papel. Uno aparentando rigor y dureza contra su socio y el otro fingiendo oponerse a ultranza. Bajo ese engaño la falsa oposición le ha sacado el jugo a ser oposición y el régimen chavista también recibe los beneficios de unos opositores parlanchines, pero complacientes.
En esta oportunidad la falsa oposición se preparaba para cumplir con su parte y proveerle al chavismo de otro candidato beligerante pero dócil a la hora de levantarle la mano a Nicolás Maduro. Para que la maniobra funcione se necesitaba un mínimo de credibilidad y mostrar algo de apoyo popular. Muy difícil después de dos décadas de estafa electoral. Con más de 8 millones de venezolanos fuera de Venezuela y el escepticismo masivo de quienes se quedan no era fácil para la falsa oposición fabricar un candidato con las características que pedía el chavismo. El ala dura de la falsa oposición (G4) inventa la tesis de la elección primaria para escoger un candidato unitario que sería apoyado por todos.
Así la elección primaria no es más que una simple trampa cazabobos para meter a los opositores de cabeza en la fiesta y el cotillón electoral del chavismo, sin antes explicar el fracaso repetido y sistemático de esta fórmula en estos 23 años. Los cálculos eran que por el efecto de los aparatos de clientelas partidistas la elección debía quedar más o menos cerrada entre Manuel Rosales (habilitado) y Henrique Capriles (inhabilitado), dejando por diseño legal la opción de Rosales como el único resultado probable de esa consulta.
Ese era el cálculo del G4 hasta que María Corina Machado se atravesó con su candidatura y sin explicar para nada por qué ahora en tiranía sí se vota, comenzó a cosechar apoyos, ilusiones y simpatías. La situación en Venezuela es tan dramática que dentro del mundo de quienes orbitan en torno a partidos políticos hay que agarrarse de cualquier esperanza para salir del chavismo, por ilusa que parezca. Y decimos que no son la mayoría porque la onda expansiva de la ilusión que inspira María Corina Machado aún no conmueve la fibra de quienes saben que no hay salida electoral posible con el chavismo. Pero sin duda el entusiasmo que despierta su candidatura entre quienes aún sueñan con la fantasía electoral es definitivamente abrumador al punto que hoy la Primaria de la falsa oposición parece destinada a celebrarse en Octubre de este año para coronar a Machado.
Por supuesto, lo último que quisieran ver tanto la falsa oposición como el chavismo es un triunfo avasallante de María Corina Machado, aunque al final no pueda ser inscrita como candidata. En este sentido resulta evidente que al G4 le salió mal la jugada y perdió el control de su propia primaria.
El chavismo siempre solícito y oportuno a la hora de ayudar a sus socios falso opositores no dudó en intervenir para formalizar la inhabilitación de María Corina Machado y proveerle de un piso legal al G4 para eliminar esa candidatura al quedar claro que ella no podrá ser inscrita para competir contra Nicolás Maduro. Pero ya parecía demasiado tarde y la Comisión Electoral de la Primaria, fiel vocera del G4, despejó el asunto ratificando que María Corina y cualquier inhabilitado podrá participar, contarse y hasta ganar. Qué se hará con ese candidato ganador inhabilitado, nadie lo sabe. Al respecto, Jesús María Casal solo atinó a parafrasear la infinita sabiduría del legendario Eudomar Santos…como vaya viniendo vamos viendo.
Si el chavismo deja correr las cosas como van, esto va a directo no al mero triunfo de María Corina Machado en octubre, sino a una masiva victoria de proporciones épicas, aunque ella según la legalidad chavista no pueda ser inscrita como candidata. Esto le crea un grave problema a la falsa oposición cuya dirección política queda desautorizada por sus propias bases y no podría ya cumplir cabalmente sus compromisos con el chavismo. Pero esto es si y sólo si el chavismo no hace nada de aquí a octubre.
Las condiciones están dadas para que el chavismo vuelva a intervenir en la elección primaria para nuevamente ayudar a sus socios falso opositores. Bien sea suspendiendo la elección primaria o creando una comisión reorganizadora sobre las mismas bases jurídicas que soportaron la intervención de las franquicias partidistas. Al reventar “legalmente” la primaria el chavismo le habrá vuelto a enmendar la plana a sus incompetentes socios falso opositores. Esta medida le facilitará a la falsa oposición el camino para producir un candidato de consenso con las características de, por ejemplo, Manuel Rosales como la figura que evitó cuidadosa y tácticamente caer en el fango de la elección primaria.
En suma, le toca al régimen chavista emprender una nueva arremetida para sacar definitivamente a María Corina Machado del juego y ayudar a sus socios de la MUD. Pero lo hará de forma tal que sea la falsa oposición quien ejecute la maniobra y pague en primera instancia por el alto costo de la misma. Igual, el tiempo va pasando y las opciones se agotan. Si el chavismo no lo hace se encontrará en octubre con un socio totalmente pulverizado e inútil, con o sin primaria, y con un incómodo e impredecible referente en el mundo opositor.
Mientras lo fundamental en la política venezolana no cambie, solo seguirán abundando las evidencias de que la vía electoral no es el camino más corto y expedito para sacar al chavismo del poder.
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