OPINIÓN

Sin combustible no hay desarrollo

por Omar Ávila Omar Ávila

Nuevamente la inflación viene haciendo de las suyas y hemos visto como de abril a mayo 2022, por ejemplo, prácticamente se triplicó; han aumentado las divisas -incluyendo la oficial del Banco Central de Venezuela- la carne duplicó su precio en comparación al valor que tenía esta hace par de meses. Pareciera que el éxito económico de Maduro fue efímero.

Con la objetividad que nos caracteriza podemos decir que a excepción del queso, que ha sido el único rubro de los productos básicos con menor precio, el costo de la vida del venezolano se ha incrementado y el salario ha mermado de marzo a la fecha, razón por la cual quiero ratificar nuestra propuesta que hiciéramos hace cuatro meses cuando señalábamos que la recuperación del salario solo es posible si está anclada al Petro.

Desde Unidad Visión Venezuela tenemos claro que a la mayoría de nuestro pueblo le importa poco o nada si hacen o no primarias un sector de la oposición, porque el problema va mucho más allá de un candidato. Hace falta acordar una estrategia que permita demandar al gobierno de Nicolás Maduro que tome las medidas necesarias para evitar que la capacidad adquisitiva de las familias venezolanas se siga deteriorando.

Hace mes y medio aproximadamente en mi artículo de opinión que titulé “Los venezolanos primero” hacía referencia al retorno de las largas colas para surtir de gasolina o gasoil el transporte público; en el interior del país es peor la situación, al punto que ni siquiera el servicio de combustible dolarizado se mantiene con la regularidad que se requiere para que pueda garantizarse el suministro permanente de forma tal que los trabajadores del volante puedan prestar un servicio más eficiente a los pasajeros.

Hay que recordar que son dos décadas en la que el gobierno congeló los precios del combustible, trayendo como resultado grandes pérdidas a la Nación, que incluyen más de 200.000 millones de dólares que se fueron en subsidios de gasolina; por cierto, no estamos en contra del subsidio, pero este debe estar direccionado a sectores como el transporte público, salud, así como a ciertos rubros alimenticios que tienen impacto social.

El propio presidente de Pdvsa, Asdrúbal Chávez, reconoció desde hace 8 años que producto de la fuga de más de 45.000 barriles diarios por nuestras fronteras, el Estado pierde más de 200 millones de dólares al año.

Urge voluntad política, inversión y contratar a los especialistas que sean necesarios para poder recuperar nuestra industria petrolera; de lo contrario, sirve de poco -o mejor dicho de nada- decir que nuestra Venezuela es el país con mayor cantidad de reservas de crudo probadas. Es menester recordar que las reservas en el subsuelo y sin capacidad de explotación, carecen de valor alguno.

Estamos convencidos de la necesidad de una mejor gerencia, no puede ser que en un país petrolero productores agrícolas pierdan sus cosechas ante la falta de gasoil, o que mueran ciudadanos en una cola para surtir combustible, como lamentablemente ha ocurrido en varios estados del país, o peor aún, como murió hace menos de dos semanas una niña de tan solo 3 años de edad en el hospital de El Tigre, mientras sus familiares buscaban gasolina para la ambulancia que la trasladaría hasta el Hospital Luis Razetti de Barcelona, en el estado Anzoátegui.

No hay derecho a que los venezolanos vivan esta situación de precariedad, después de que nuestro país fuera unos de los principales productores de petróleo del mundo. Las sanciones no son excusa. Irán lleva décadas sancionado y a pesar de ello, produce cerca 3,4 millones de barriles de petróleo al día. Está bueno de excusas. Es hora de ponerse a trabajar.

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