El primer ministro Boris Johnson, respondiendo en reciente entrevista concedida a la televisión alemana ZDF, especuló en torno a la idea que si Putin fuera mujer no hubiera ordenado invadir Ucrania. Remató su afirmación comentando que haberlo hecho tiene su base en ese tipo distorsionado de arranques propios del machista “a lo disparatado y machote”.
Es curioso comprobar cómo actores políticos, de aquí y de allá, y otros casi del más allá, pueden banalizar, y utilizando imágenes comunicativas colocan su necesario juego de percepciones para la orientación -o desorientación- de la opinión pública. ¿Son armas válidas en disputas por cualesquiera de los medios posibles? ¿Es una guerra comunicacional? ¿Son habilidades de la comunicación diplomática u otras para, sin apelar al “gatillo alegre” como lo hacen los criminales de guerra con sus invasiones, producir un efecto que disminuya al contrario y lo persuada de cambiar? Puede ser, pero en este caso pensamos que es inefectivo y que no había cabida para ello.
A los que ejecutan lanzamientos de misiles sin objetivo específico, o quizás con toda la intención de diezmar a la población del territorio que quieren ocupar, como han hecho las fuerzas militares rusas por orden de Putin, no les importa. No creemos que esto es “a lo disparatado y machote”, como por ejemplo sucedió con el centro comercial que fue atacado el pasado lunes 27 de junio en Kremenchuk, céntrica ciudad de Ucrania. Allí hasta ahora se contabilizan 18 “civiles muertos”, 40 “civiles heridos” y 36 “civiles desaparecidos”. No sé si con esta información se grafica más fielmente lo que queremos significar respecto del comentario del primer ministro británico.
Subrayamos de nuestra parte un calificativo que en efecto existe para una actuación como la de Putin, que es mucho más que la de un “machote”: es la de un sociópata, genocida y cobarde. Pensamos que su actuación es muy peligrosa y no se debe banalizar. Consideramos muy premeditada y preparada, con años de actuaciones de por medio, su ejecutoria violenta de hoy. Es propia de mentes malignas e inteligentes a la vez. Mentes que planifican y ejecutan serialmente sus crímenes. Aunque suene extraño y grave para las mentes sanas y de lucidez, esas mentes malignas son las más necesarias de entender y de detener; y por ello en estos momentos le advertimos al primer ministro Boris Jonson, para el bien de la humanidad que quiere proteger, su necesaria y correcta caracterización de este sujeto. En lugar de ser mentes de personas desprevenidas frente al mal, necesitamos de quienes pueden percibir la realidad de aquellas mentes tan dañinas, sean hombres o mujeres.
Recomendamos, respetuosamente, al primer ministro Johnson más ponderación frente a las situaciones de las que se expresa. No solo por la moción de censura que debió superar por andar bonchando en medio de una pandemia -de la que salió bien parado con el voto de 211 parlamentarios frente a los nada despreciables 148 votos que pidieron su salida-; sino porque ¡su apoyo a Ucrania y a Europa en estos momentos es vital! La situación de recesión por la pandemia y esta guerra con Rusia, aunque no se quiera declarar abiertamente, sus diputados evidenciaron entenderla claramente. Por ello lo han dejado para no causar más riesgos de inestabilidad estratégico-económica para la defensa nacional y continental.
A 4 meses del inicio de la invasión a Ucrania, prácticamente concluyendo la fase más terrible de la pandemia que dejó al globo enfermo y resentido, con una cifra de muertes asociadas 3 veces mayor a la que se creía del 1 de enero de 2020 al 31 de diciembre de 2021, es decir, cerca de 15 millones de fallecidos; ahora las fuerzas rusas atacan alrededor de 300 hospitales, además de residencias y zonas comerciales de población civil indefensa, lo que agrega más dolor y muerte.
Propongo mundialmente revisar los elementos que pudieron haber decidido a Putin a avanzar con su decisión de invasión criminal en febrero, no contra Ucrania sino contra la humanidad pospandemia de febrero de este año 2022. No para contradecir al primer ministro Boris Johnson, en su suerte de aproximación psicológica a las características de Putin, sino más bien para pensar en otras motivaciones mucho menos vinculadas al género, y a lo risible, y sí mucho más a la mente de este tipo de personajes venidos de los mundos de la inteligencia política para la guerra, por cualquier medio, como es Putin y la KGB. Primero precisemos punto por punto algunos incentivos que tuvo para su ofensiva de invadir a Ucrania.
1) El primero fue lo ocurrido cuando en 2014 se tomó Crimea. Se la anexaron sin mayores consecuencias. Una tibia condena e ineficaz reacción de la OTAN que significó que era casi comprensible que la Rusia actual, que dentro de la era soviética había aprobado que Crimea se aceptaba dentro de los territorios de Ucrania, pues ahora en la Rusia del Politburó del Partido y su líder máximo Putin podrían decidir lo contrario, y tomársela; como de hecho lo hicieron; asegurándose el control estratégico del puerto de Sebastopol.
2) El cálculo de la dependencia alemana en particular, y europea en general, del abastecimiento ruso de energía en gas y petróleo, sin alternativas viables de rápida o de mediano plazo de sustitución.
3) Percibieron el debilitamiento de Estados Unidos, a lo cual han contribuido al intervenir mediante injerencias rusas vía redes y otros métodos aplicados a su realidad electoral y política. Han influenciado personajes importantes de la principal dirigencia política y económica de este país; con consecuencias de provocar las mayores confrontaciones internas posibles. Debe observarse hasta dónde han llegado situaciones fratricidas de lucha por el poder en Estados Unidos (ejemplos desde explosiones ciudadanas avivadas en tiempos electorales de causas como Black Lives Matter, hasta sucesos como los del parlamento del 6 de enero de 2021 causada por la percepción, cierta o no, de fraude electoral sin categórico desmentido del sistema que impidiera tal posibilidad de dudas y conflicto).
4) Otras observaciones e injerencias políticas rusas en el panorama mundial, incluyendo en Latinoamérica, con Venezuela a la cabeza. Putin llegó a concluir que salía fortalecido de su manejo de la crisis de la pandemia, con sus donaciones y ventas de vacunas a países en competencia con Estados Unidos y Europa. Con sus arregladas exportaciones de armamentos y sobre todo el control de los actores militares principales que tienen negociados y chantajeados con pruebas de tales acuerdos.
5) Evidencia de la desastrosa retirada de Estados Unidos de Afganistán. Ejecutada de forma muy distinta a como estratégicamente se había pensado hacer y que era conveniente a los intereses de Estados Unidos. Es decir, se pasó de una retirada conveniente y pactada con los talibanes, para una posible nueva relación en proceso de construcción hacia el Medio Oriente, a una retirada desastrosa y humillante.
Las consecuencias tan graves de la débil actuación de la OTAN frente a Putin, el incremento de su influencia en Latinoamérica y finalmente su invasión a Ucrania, no se corresponden con los terribles daños producidos a la humanidad. Esta situación planteada no concuerda con el comentario de Boris Johnson sobre que la invasión no hubiera ocurrido si Putin fuera una “Putina”. En tal caso, creo sinceramente señor primer ministro que usted se equivoca. Putin se comporta como una “zarina imperial”. Por supuesto que no como Catalina la Grande, que tanto se ha especulado se enamoró de Francisco de Miranda, y sobre si este se la comió o no. No es tampoco una catalina dulcita, como la que de niños nos comimos nosotros, no. Creo que estamos ante una personalidad calculadora y maligna, sedienta de poder a casi cualquier precio, y que nos obliga a exigir a los líderes del mundo que le pongan un “parao” a este monstruo, a este Putin o a la “Putina» que ha lanzado con sus cohetes al exilio a una población ucraniana de mujeres, niños y ancianos superior a los 7 millones; que ha asesinado y destruido la vida igualmente de todos, se queden o se vayan del territorio que quiere anexarse.
@gonzalezdelcas
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