María Corina Machado tuvo y tiene razones de mucha verdad cuando asegura que Venezuela solita no puede, pues se sustenta en la delincuencia narcoterrorista transcontinental con el castrismo como la llave de acceso que la convirtió en Cubazuela. Pero ya se sabe que fueron mentiras electoralistas del trumpismo aquello de “todas las opciones están sobre la mesa”, entre otras falsas promesas y trucos dialogueros de otros países. Entonces, quizá pudiera ceder por un tiempito y acompañar al muy legítimo presidente constitucional Juan Guaidó y a la muy legítima Asamblea Nacional para iniciar un frente común antirrégimen.
Leopoldo López tuvo y tiene universidad, ideas y pasiones muy patrióticas, pero tan idealizadas que lo llevaron a prisiones diversas. Queda claro que su insistencia en dominar sin tregua el liderazgo del partido Voluntad Popular ha conducido a muchos lodos que llevaron a este pantano devorador. Entonces, quizá pudiera acceder a lo que llaman temporal sabio silencio y un tanto de humildad para admitir que se equivocó de plano; trabajar ahora en un segundo puesto invisible a fin de liberar del compromiso grupal a su copartidario Guaidó en su actual función tan difícil, riesgosa, casi solitaria, pero al fin y al cabo la única legal, legítima y lógica, que pueda servir de base firme y con credibilidad mundial para recuperar la independencia civilista del país.
El partido Primero Justicia tiene varios líderes bien preparados que ocupan cargos internacionales de alto calibre profesional en nombre del cada vez más aislado binomio AN-Guaidó. Quizá por la madurez y experiencia adquiridas en el exilio forzado puedan dejar aparte por un ratico sus aspiraciones de encabezar inmediatas elecciones limpias, que saben son imposibles de realizar bajo los kalashnikov y otras armas rusas, turcas, iraníes. Conversar de tú a tú con los citados luchadores, igualmente patriotas en la diáspora interior y exterior, para forjar una alianza sin mucho escándalo público, tal como lo hicieron AD, Copei, URD y el PCV en la clandestinidad y el destierro, con el solo propósito claro de penetrar a las Fuerzas Armadas de entonces, década de los cincuenta, y lograr un pacto victorioso a lo 23 de enero, no importa si en febrero o cualquier otro mes, pero por favor prontito.
A la vieja dirigencia adeca y de otros partidos tradicionales ya curtidos por disfuncionales y bastante corruptos en acciones y omisiones como su eterno dudar si van o no van a elecciones municipales y estadales para lograr un carguito…es inútil someterlos a este cuestionario de primaria, ya son analfabetas de los llamados funcionales sinónimo de oportunistas.
A líderes de probada positiva competencia y larga data como Diego Arria, Antonio Ledezma y parecidos, aunque no iguales, resulta innecesario preguntarles si pueden pedir peras al olmo porque saben bien y lo sufren, que es tiempo ganado para la tiranía totalitaria castrochavista regional y sus acólitos españoles, mexicanos, argentinos, bolivianos y los por venir.
Y con seguridad será tiempo imperdonablemente perdido a un punto casi irremediable para la liberación civilista de lo que antes llamamos Venezuela, hoy territorio castrense, castrista y castrador, ilegalmente entregado a los mercaderes de la mafia planetaria sedienta de la buena minería que todavía resta en la que llamaron Tierra de Gracia.
Quién sabe. Hoy día los milagros tecnológicos a lo mejor pueden convertir olmos en peras…
A veces la tristeza se compensa con sarcasmo, ironía, wishfull thinkings, la certera frase gringa ya universal…