OPINIÓN

Sensacional

por Danilo Arbilla Danilo Arbilla

Qué sensacional, Nicolás Maduro cambió la fecha de la Navidad: desde ahora el “nacimiento” se festejará desde el 1º de octubre. Solo en Venezuela, por el momento; esperemos que a Nicolás no se le ocurra hacerlo universal. Ahí si que estaríamos todos fritos: perseguidos, torturados, presos o muertos. Menos mal.

Está mal de la cabeza ¿no? Para mí está peor. Este hombre hablaba con  Hugo Chávez a través de un “pajarito” que le contaba las travesuras del comandante en el Paraíso (debe estar ahí, supongo) y las recomendaciones que le hacía a san Pedro para que encarara una renovación del lugar y aplicara la fórmula divina: el socialismo del siglo XXI.

Fue Nicolás también el que decretó la multiplicación de los “penes” modificando en algo el relato bíblico. Qué ocurrencia. Sería por un problema demográfico, supongo, otra vez.

El cambio de fecha va a complicar los planes publicitarios y las estrategias de  ventas respecto a las  fiestas tradicionales. ¿Y los Reyes Magos? Habría que avisarles del nuevo programa. ¿Y a Herodes? No va a esperar al 28 de diciembre, seguramente.

Hay que verle el lado  bueno de todas maneras, piensen si a Maduro se le hubiera ocurrido cambiar la fecha para el “Año Nuevo”. ¡Qué relajo se habría armado!

Parece broma, pero no lo es. ¿Un artículo de humor? Tampoco.

Ese personaje cómico, ese payaso, no es tal. Nicolás Maduro es un dictador, pero ¡ojo!, no el jefe. Si él cae no implica que caiga la dictadura. Nada de eso. En Venezuela, como en las dictaduras  genuinamente totalitarias, manda la Nomenklatura. Maduro no es un testaferro -como lo fue Alberto Fernández en Argentina- sino que es parte de ese cuerpo que es un tipo de partido único -como lo hay en Cuba, como lo había y de hecho lo hay en  Rusia- y que es el que manda. Ahí, por ejemplo, están Diosdado Cabello y Vladimir Padrino  López -¡que caripelas!- o los Rodríguez y unos cuantos más y la casta militar -de coroneles para arriba, que son muchos-, los representantes de Cuba -que son muchos más- que manejan la “inteligencia”, que están en una estrecha mancomunidad con las fuerzas armadas y fuerzas policiales, que son los que se ocupan de buena parte de la comercialización del petróleo venezolano, particularmente en la zona del Caribe, más los cabecillas de los grupos de choque fascistas, que cuando son de “izquierda” son comités revolucionarios.

Es una dictadura siniestra, capaz de comprometer muy seriamente la soberanía venezolana -como ya lo ha venido haciendo- para seguir en el poder y que está dispuestas a reprimir al pueblo venezolano sin límites de ningún tipo. Como se está viendo. No es para reírse, ni para dar vuelta la cara.