Nadie en Venezuela cuestiona el deber que tenemos como venezolanos de defender el Esequibo como nuestro territorio, aún más si quienes han entregado la soberanía de manera sistemática son los que nos gobiernan.
Debemos además recordar que ya los venezolanos nos dimos ese mandato dos veces. La primera orden se efectuó en 1999 aprobando en la Constitución en artículo 10:
«Artículo 10: El territorio y demás espacios geográficos de la República son los que correspondían a la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política iniciada el 19 de abril de 1810, con las modificaciones resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad».
Tomando en cuenta que el Laudo Arbitral de París es un proceso demostradamente cargado de nulidad, queda claro y expreso en nuestra Constitución que el Esequibo es territorio venezolano. En consecuencia, el cumplimiento del Acuerdo de Ginebra de 1966 solo aplica para la búsqueda de la resolución pacífica y negociada del control que debe ejercer el Estado venezolano sobre el territorio del Esequibo.
Todos los gobiernos venezolanos en el siglo XX y aún más en el siglo XXI fueron débiles ante el deber constitucional de ejercer soberanía en el Esequibo. Pero el colmo de la ineptitud y negligencia es la del gobierno de Maduro, que en continuidad del entreguismo de Chávez que cedió al gobierno de Guyana la posibilidad de explotar los yacimientos de petróleo de nuestro territorio, ahora Maduro efectúa una consulta a los venezolanos para saber si estamos de acuerdo con cumplir la Constitución y lo que es su deber indeclinable, abriendo inevitablemente la duda de qué pasaría si la gente mayoritariamente vota que no, cosa que sabemos no pasará, pero el hecho concreto es que podría pasar.
En este sentido lo voy a dejar claro, ese referéndum consultivo es írrito e inconstitucional, porque pretende consultar lo que es una obligación establecida ya en la Constitución, y reafirmado en una segunda oportunidad cuando Chávez pretendió modificar la Constitución para convertir al Estado en socialista y fue rechazado mayoritariamente en el referéndum constitucional de 2007.
No necesitamos un referéndum para saber que debemos defender nuestro territorio tanto jurídica, como diplomática y militarmente, punto.
Esto deja claro que ese acto del 3 de diciembre es populista y demagogo, e intenta utilizar al nacionalismo como herramienta de control político por vía electoral, en unas claras condiciones de desprecio por el actual gobierno de una mayoría aplastante.
Además, es una herramienta de extorsión, que se utiliza para arrodillar a organizaciones políticas obligadas a sumarse a la consulta a cambio de aprobarle la tarjeta electoral o con la amenaza de quitársela si no lo hacen.
También es una extorsión a los sectores populares de la sociedad, a quienes obligan a firmar una planilla de apoyo y de compromiso a ir a votar, bajo la amenaza de quitarles el trabajo en la administración pública o negarle la bolsa del CLAP y los bonos.
La utilización del chauvinismo para la búsqueda forzada de la reunificación nacional en torno a un sector político absolutamente deslegitimado no es nuevo, ya otros autócratas lo han utilizado como herramienta, pero parece que ninguno como Nicolás Maduro.
Ir a votar o no es sin duda un acto de conciencia individual, que está medida no por un tema de patriotismo, sino de extorsión o sobrevivencia política y manipulación emocional.
Lo único que voy a dejar claro es que no porque se vote en todas las elecciones se es más o menos demócrata, eso es falso. En política abstenerse es una herramienta de lucha, lo que es estúpido es el abstencionismo, que es distinto.
Si te abstienes o no es una decisión personal, y no eres más o menos patriota por ello. Que sea la conciencia la que domine, y que nadie utilice el maniqueísmo chavimadurista para tener el derecho de cuestionar de raíz algo que es inconstitucional, pero que en una autocracia no hay dónde dejarlo claro.
La única defensa de la Guayana Esequiba nace primero de tener una democracia real en Venezuela y hacer cumplir la Constitución de manera inteligente, sin manipulación ni cartas debajo de la manga para tener la opción de decretar un estado de excepción que justifique con un posible conflicto bélico la suspensión de las elecciones presidenciales de 2024, en las que sí o sí Maduro pierde con el candidato o candidata que sea.
Consenso
El martes se hará el lanzamiento de una nueva plataforma política que irrumpe en la escena, fuera de la polarización que quiere reeditarse. Un esfuerzo de varias organizaciones políticas, sociales, gremiales y sindicales con un alto perfil crítico y propositivo. La semana que viene daremos más detalles.