Es reiterativo expresar que el camino elegido por la oposición organizada de negociar con usurpadores y personas de dudosa moralidad que representan al régimen condujeron a poner de manifiesto la maniobra y el engaño oficial, lo que desgraciadamente le permitió a este ganar tiempo para desplegar sus tácticas dictatoriales y permitir su aparente consolidación en el poder, y al mismo tiempo desarrollar estrategias nacionales e internacionales bajo las directrices de países antidemocráticos y de los lineamientos del Foro de Sao Paulo.
El régimen casi logra el acuerdo definitivo para celebrar elecciones parlamentarias mediante un proceso electoral controlado y un mecanismo destinado a la selección de los nuevos miembros del Consejo Nacional Electoral aliado a sus intereses y conducentes a integrar un parlamento bajo su control y de esta manera legitimar sus propósitos sin cumplir las exigencias previas de cesar la usurpación y de acordar elecciones presidenciales
El régimen ha elegido un camino tortuoso y de violencia para intentar defenestrar a la Asamblea Nacional, apartándose de la formalidad con el apoyo armado de uniformados y sus huestes de colectivos y milicianos. Han intentado apoderarse de la Asamblea Nacional y como es su costumbre, tomando la vía de crear una directiva paralela integrada por no solo diputados que hipócritamente se decían de oposición ocultando su actuación de cohabitantes y colaboracionistas, sino además por supuestos parlamentarios que incluso ya no pertenecían al cuerpo legislativo.
Ante este hecho, diputados con otra visión, democrática y patriota, procedieron a elegir la directiva de la Asamblea Nacional legítima en cabeza del presidente interino. Han afortunadamente desplegado una táctica correcta de reclamo y enfrentamiento al régimen abandonando el camino critico de la falsa negociación y han entendido, de manera general, que negociar con el hampa organizada es un juego altamente peligroso para ellos y para el país con su directo efecto en la pérdida de confianza de la sufrida población, de su militancia política y de repulsa generalizada que creó una gran desesperanza en el país.
Equivocadamente dentro de esa política, ciertos dirigentes opositores perfectamente identificados también contribuyeron a defenestrar a la directiva del Tribunal Supremo de Justicia legítimo mediante un mecanismo similar al anterior, coaccionando y usando métodos cuestionables para con algunos magistrados quienes intentaron cuadrar a algunos de ellos para imponer una directiva afecta a grupos bien conocidos, y prácticamente obligaron a que una minoría de trece magistrados actuara con propósitos ocultos para apoyar las estrategias operacionales acordadas con el régimen mediante la errada política de negociaciones.
Por supuesto, todas las acciones referidas rompen con acuerdos secretos y negociaciones oscuras y se pasa a otro escenario. Se presenta la oportunidad de que la junta directiva legítima de la AN se conecte nuevamente con la población, restablezca la confianza y la comunicación. Todos sabemos cómo los integrantes de la Asamblea, incluidos su presidente y dirigentes de partidos políticos, perdieron la vinculación popular y muchos fueron señalados como colaboracionistas de manera indiscriminada. Pues bien, siempre hay una segunda oportunidad.
La situación grave del país en materia institucional se une a la gran crisis socioeconómica. Comienza a reventarse la burbuja económica, se potencia la crisis monetaria y su incidencia en los ingresos familiares, el efecto en los altos precios de suministros básicos, los cuales están tocando el desabastecimiento de manera ansiosa y peligrosa.
Es un dicho conocido y explicado por la experiencia que la economía no tumba gobierno, y que recursos mal habidos producto de los mecanismos delincuenciales permiten crear ilusiones y burbujas de prosperidad. Es evidente el manifiesto lavado de dinero y la difusión de discursos mentirosos, posturas cínicas y bravuconadas de los líderes oficiales, pero en este caso, la crisis económica traza incontrolables efectos; primero, directos de carácter social, económico e internacionales, producto de la desestabilización geopolítica y tiene consecuencias tan graves que operan como un catalizador para el cambio de modelo político socialista cuyas variables fundamentales y su efecto en la familia venezolana se convierte en un catalizador para el cambio.
Segunda oportunidad para la nueva directiva de la AN y de su presidente empezando por deslastrarse de tanto diputado maula, funcionarios incompetentes o corruptos, y exponer a la luz pública el uso de los recursos de la ayuda humanitaria y del financiamiento de un gobierno de transición.
Deben asumir nueva y sinceramente la necesidad perentoria de coadyuvar al desplazamiento del régimen usurpador mediante una ofensiva política y popular tal como debió de haber ocurrido. Es hora de recuperar la denuncia fuerte, aliada a las ventajas del reconocimiento internacional para lograr minar al régimen desde afuera y desde dentro, y planear una salida democrática mediante un sistema electoral adecuado.
Es indispensable administrar de verdad la necesitada ayuda humanitaria, enfrentar la invasión cubana y solicitar públicamente de manera notoria su salida del país, cesar su intervención institucional y militar, acordar con los rusos y chinos su odioso apoyo, renegociar los compromisos económicos, enfrentar la narcoguerrilla, las absurdas alianzas con Irán y el islam, y por supuesto, asumir el reto de gobernar al país que se cae a pedazos.
Una segunda oportunidad de recobrar la confianza del pueblo es asumir el liderazgo logrado, zafarse de la dirigencia partidista y de un Estatuto dictado por la AN que le pone límites al ejercicio de la primera magistratura, lo cual permitiría tomar decisiones sin las trabas parlamentarias que se confunden con funciones del Poder Ejecutivo.
Recuperar la confianza en la gente es vincularse con la opinión pública claramente, desechando acuerdos secretos y los intereses particulares. Enfrenar la usurpación sin esquicies, asumir el rol de jefe del Estado incluyendo la de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, nombrar los ministros de un gabinete con gente experimentada, y apoyarse en el imprescindible Consejo de la Transición integrado por relevantes personalidades, líderes verdaderos de la sociedad que los hay por centenares para que contribuyan a construir un movimiento cívico con unidad verdadera que sirva de contraparte política, representativo y transmisor de nuestras carencias, y aspiraciones democráticas.
No perdamos el camino, apartemos a la falsa dirigencia cuya credibilidad los alejó no solo de su militancia, sino del pueblo en general. Vamos a la tarea de organizarnos para enfrentar al régimen en todos los terrenos hasta lograr su inevitable desplazamiento y eliminar la dominación ejercida por otros países antidemocráticos, acompañados de una acción contundente y sostenida que estimule la presión popular para desplazar al régimen con la ayuda internacional. Asumir con valentía y decisión un cambio de conducta en la Fuerza Armada sostén del régimen y actuar sin consideración contra los corruptos.
Presidente interino, usted tiene la palabra y el liderazgo. Tiene una segunda oportunidad.