Hoy es imposible saber el verdadero número de contagios de covid-19 que China enfrenta. Pero más allá de dilucidar si Xi Jinping estaba equivocado o no en su estrategia de covid-cero, nos toca ahora mirar de cerca la manera en que la contaminación masiva del gigante asiático golpeará al país y al resto del mundo.
Lo propio es traer a la memoria el desabastecimiento mundial ocurrido durante la pandemia y la afectación de la cadena de suministros a escala planetaria más grave que se haya conocido hasta el presente. Para esta hora ya aquella terrible distorsión en el flujo de mercancías había sido superada para tranquilidad de los responsables de la logística del comercio y el aprovisionamiento. Pero desde que China está enfrentando contagios indetenibles y masivos son muy numerosas sus industrias que decidieron, a partir de hace dos semanas, detener sus cadenas de producción para reasumirlas al despuntar enero… ¡si ello es posible!
Por ejemplo, algunas empresas del emporio textilero de Zhejiang anunciaron, unilateralmente, la paralización de actividades por hasta dos meses dada la alta rata de contagios al interior de las plantas. Para mediados de diciembre, las dos terceras partes de las empresas de Guangdong, Zhejiang y Shandong también han iniciado un alto en sus actividades. Muchas de las industrias han sido forzadas a disminuir la velocidad de producción en razón de la falta de componentes por parte de sus suplidores, afectados ellos a su vez por las vacantes de trabajadores por motivos de salud. Ni qué decir de la situación de las cadenas de camioneros y despachadores a todo lo largo de la geografía china que se encuentran paralizadas por el mismo motivo lo que impide el flujo normal de mercancías a las empresas y a los puertos de embarque.
Es un hecho conocido que los retrasos que se han venido experimentando en la entrega de cargas a Europa por vía férrea durante las dos últimas semanas tienen su explicación esta vez no en los encierros de la política covid-cero sino en la incapacidad real de las empresas productoras de recuperar su ritmo de producción por contagio de sus trabajadores. Los puertos acusan problemas logísticos de envergadura por estos nuevos incumplimientos y por la contaminación de su propio personal
Dependiendo de la longitud y gravedad de esta pandemia china que apenas comienza, nos tocará en los mercados occidentales revivir las situaciones de alteración de toda la logística del comercio. Recordemos que los árboles de Navidad de factura china que se esperaban en los puertos americanos en octubre de 2021 solo atravesaron las aduanas fronterizas en marzo del año subsiguiente.
Una nueva disrupción de esta naturaleza, cuando todos los efectos generados por la “tolerancia cero parecían” ya superados, afectará sin duda el rol dominante manufacturero ejercido por China en el espectro comercial mundial. ¿En cuál sentido? Imposible de anticipar aún.
Lo que sí es claro es que en el mundo entero existe plena conciencia hoy de los estragos causados por las cuarentenas y encierros decretados en suelo chino y la fragilidad de las cadenas globales de tránsito y acarreo de mercancías que de allí dependen. Protegerse de esta vulnerabilidad desarrollando nuevos y más sólidos socios es, sin duda alguna, indispensable.
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