OPINIÓN

“Se enciende la antorcha”

por Carlos Balladares Castillo Carlos Balladares Castillo

El 8 de noviembre de 1942, en las costas de Marruecos y Argelia (colonias francesas en manos del gobierno colaboracionista del mariscal Philippe Petain), se dio el mayor desembarco de tropas de la historia. Aunque el récord no le duró mucho y fue opacado por el día D (el 6 de junio de 1944) en las costas de Normandía.“Operation Torch” (del 8 al 16 de noviembre) fue la primera gran operación liderada por Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, y aunque fue realizada en conjunto con los británicos y aceptando su tesis de atacar al imperio hitleriano por el “blando vientre” (el Mediterráneo), demostró claramente su condición de “arsenal de la democracia”. Las colonias de la Francia de Vichy serían abrumadas por la organización, alta tecnología militar y grandes cantidades de recursos de todo tipo (en especial alimentos) que trajeron los barcos de los “yanquis”. Pero el US Army carecía de experiencia en el campo de batalla, Torch fue su bautismo de fuego; pero el objetivo era enfrentar al Tercer Reich. En este Frente que se abría lucharán dos franco-venezolanos y en los barcos de Estados Unidos vendrá el escritor francés Antoine Saint-Exupery.

Adolf Hitler al saber la noticia se adelantó de inmediato en tomar Túnez. Los franceses en dicha colonia no se opusieron, a diferencia de la llegada de los Aliados a Casablanca, Oran y Argel los cuales fueron atacados. Todo el trabajo de inteligencia para ganarse a algunos generales de la Francia de Vichy no dio resultados de inmediato y se tuvo que combatir por cuatro días aproximadamente en los principales puertos. Las consecuencias fueron mil soldados muertos por cada bando. Los estadounidenses pensaban que la larga amistad con Francia impediría que se dispararan, incluso la operación fue nombrada con una clara referencia a un símbolo de unidad franco-americana: la estatua de la Libertad. Al final el máximo comandante, el almirante Francois Darlan, aceptaría unirse a los Aliados y ordenó el cese de los combates a los dos días. Ante la anglofobia de muchos oficiales franceses y el rechazo del general Charles De Gaulle por parte del presidente Franklin Delano Roosevelt, no se le incorporó al plan aunque más de 400 miembros de la Resistencia (en su mayoría judíos) que vivían en Argel colaboraron en su captura a lo interno de la ciudad.

En anteriores entradas explicamos la discusión entre los Aliados angloestadounidenses sobre el lugar del primer desembarco, y cómo se impuso la tesis del Reino Unido. La sensatez privó en los mandos del gigante industrial. El principio de “Europa primero” tuvo una reinterpretación con el ataque al Norte de África. Movilizaría el Ejército y de esa forma los generales junto a los que sostenían que el Pacífico era la verdadera guerra de “América”, estarían ante un hecho consumado. Desde la perspectiva británica ayudaría a cercar al Afrikakorps y en general las tropas del Eje en Libia. De vencer en el Alamein, tal como ocurrió el 4 de noviembre, impedirían la recuperación de las fuerzas del mariscal Erwin Rommel al tener que defender también su retaguardia en Túnez. Posteriormente abriría el sur de Europa a nuevos desembarcos, convenciendo al aliado soviético que ¡por fin se había abierto un segundo frente! Era un hecho que ayudaría a bajar la prisión en Rusia al tener que desviar fuerzas.

En el diario del alemán-judío de la ciudad de Dresde: Victor Klemperer (entrada del 11 de diciembre de 1942 en Quiero dar testimonio hasta el final. Diarios 1933-1945) cuenta que un soldado que llevaba el brazalete “Afrika” habló de la retirada en El Alamein: “Habían corrido para salvar el pellejo, que tiraron todo absolutamente todo para poder correr: macutos, fusiles, abrigos, solo salvaron la gorra y el uniforme, fuera de eso nada”. Él no podía confirmarlo pero quien lo contaba era un testigo del hecho, y coincidía con las imágenes que la prensa y noticieros Aliados divulgaron de inmediato (gran cantidad de armas de todo tipo) pero que Klemperer no podía ver. Sobre Torch nunca se enteraría salvo que había combates en Túnez (28 de noviembre) pero el 15 de noviembre se escucha en la radio que Tobruk había sido evacuado y el “enemigo avanzaba en todo el frente”; y luego concluye: “Eso nos dio otra vez un soplo de esperanza”.

Sir Winston Churchill le dedica el “Capítulo XIX. Se enciende la antorcha” del “Libro III. La Gran Alianza” de su obra La Segunda Guerra Mundial (1948-1956). Dando preferencia a cómo se buscó una figura diferente a De Gaulle, para lograr que las colonias francesas del Norte de África se unieran a la causa Aliada. Junto a la proeza de mantener en secreto los grandes convoyes con 850 barcos que zarparon desde octubre en Estados Unidos y Gran Bretaña para lograr la invasión. Otro protagonista de excepción con obra escrita fue el máximo comandante de la operación: el general Dwight D. “Ike” Eisenhower con su libro: Crusade in Europe (1948). En lo referente a la historiografía siempre nos ha parecido una excelente obra otro de los ejemplares traducidos al castellano por la Editorial San Martín: Vincent Jones, 1972, Operación Torch.

En lo que respecta a la memoria colectiva alimentada por las noticias previas a las películas, los filmes y documentales, entre otros; representa una de las campañas que no han sido representadas por el cine. Son muy raros los títulos y sin ninguna fama. No podemos incluir Casablanca (Michael Curtis, 1943) porque su contexto es de 1942 cuando fue filmada y no se conocía de los preparativos. En Netflix el documental: Greatest events of World War Two in colour  (2019) y WW II in Color: Road to Victory (2021); en el primero al hablar de la “Operación Torch” solo es como un antecedente del Día D; pero en el segundo sí posee un capítulo entero con predominio de “Torch” y por ello lo titulan: “La invasión de África del Norte”.

Torch fue la reincorporación definitiva de un importante contingente de soldados franceses (más de 100.000) a la causa aliada, sin dejar de recordar que de los mismos 60% de los combatientes que lucharán en las campañas siguientes eran los llamados “indígenas” (población autóctona de Marruecos y Argelia). El 11 de noviembre cuando fue ocupada por Alemania la zona sur de Francia desaparecería definitivamente el régimen colaboracionista de Vichy (aunque no el colaboracionismo como tal) y el movimiento de Resistencia tomaría un mayor impulso y con mayor apoyo Aliado. Y Estados Unidos por fin ya no era exclusivamente el “arsenal de la democracia”, ahora era parte integral (con soldados que combatían contra el Eje) de la lucha por la libertad de Occidente. La semana que viene retomamos la Batalla de Stalingrado con un hecho que cambiará la situación en el Frente Oriental.