Increíblemente inútil la materia, poco o nada se diferencian los académicos de los militantes de partidos. Los creen también a todos cortados por la misma tijera, como si hubiera la posibilidad de tener y sostener a entidades bajo el rigor de un pensamiento único. Hoy vemos que no hay diferencias entre los activistas y los dirigentes y, entre éstos, no se distinguen por los niveles variados de experiencia o de la propia formación académica personal. Además, porque así lo re aprendió el país de Hugo Chávez, todos los partidos y su gente, por supuesto, menos el PSUV, que son una catervas de ladrones. Faltando poco, para acabar con los partidos, es acabar con el latrocinio en Venezuela, aunque deben reconocer los oficialistas que han acabado con casi todos los partidos de la oposición, así como de los que fueron aliados del principal partido de gobierno, pero la delincuencia sigue en aumento fuere o no de cuello blanco.
Insinuado en una entrega anterior, pienso que es necesario diferenciar entre el político de alto desempeño y aquél que no lo es. Exactamente igual que en el deporte profesional. El primer arquetipo es el que, desde muchacho, aprendió a contar votos en los centros de estudiantes de liceos y universidades ,y está familiarizados con el hecho electoral y las alianzas, no dejándose trampear con facilidad; tiene un preparación académica personal que es capaz de hacer diagnósticos y descubrir soluciones en materias que exigen de muchos estudios; no le da grima la gente, y desarrolla relaciones de amistad de muchos años con los más humildes compañeros de lucha; en los cargos públicos y privados ejercidos, ha tenido un impecable y honrado desempeño sin que nadie pueda señalarlo con un dedo; es capaz de sentarse con los más hábiles políticos del resto de los partidos de la oposición, sin dejarse fregar, y también de jugárselas de toda todas frente al régimen, arriesgándose a un carcelazo o a un nada dorado exilio. Por oposición, quien no tiene estas características, aunque sea cabeza de partido, es todo lo contrario: piratea en todo lo que le sea posible, ocultando sus carencias detrás del gesto de prepotencia, agavillado con otros muy semejantes que se tapan los errores entre sí porque vale bien el dicho de que entre bomberos no se pisan la manguera, y terminan recibiendo favores directos e indirectos del mismo gobierno. Por cierto, como la política se hace o pretende hacer por estos años con las redes digitales, pueden ocultar muy bien las diferencias.
Ocurre que acá está pasando algo que no pasa, por ejemplo, en otras disciplinas del quehacer social. Hay un proceso darwinista pero al revés: sobreviven los menos aptos o cómo diríamos coloquialmente en el país de los ciegos los tuertos son reyes. Cualquiera que sepa de béisbol o fútbol sabe que las grandes estrellas del campo son los beisbolistas y futbolistas de gran desempeño, profesionales a carta cabal, especializadísimos en la faceta que les toque (catcher, pitcher, campo corto, arquero, defensor, centro delantero), como ocurre en el mundo empresarial y gerencial por mucha roncha que pase el sector privado de la economía, o con el anestesiólogo, cardiólogo, pediatra o psiquiatra en el campo de la medicina. Sólo tienen éxito y triunfan los que están mejor dedicados y muestran talento, disciplina y dedicación al trabajo. Si no fuese así, el equipo de beisbol o fútbol, la empresa, el hospital o la clínica se van al pozo. Cosa que sí ocurre en la política, ya que ésta sigue funcionando con políticos de bajo o dudoso desempeño, ya sean jerarcas de la organización política, concejales o diputados.
En verdad que el asunto es un todo, un fenómeno, porque es al régimen al que le conviene que esto sea así, y así es, en la oposición. Pero, ¿de eso es enteramente culpable el gobierno? No lo creo. Hay un aprendizaje de la ciudadanía que puedo ejemplificarlo. Me contaron que una persona conocida, aspirante presidencial, fue a una urbanización de clase media, o que todavía se cree de clase media, a promoverse. Lo recibieron y le escucharon. La respuesta fue que lo acusaron de representar el pasado porque llegó a ganarle una vez a este gobierno, en este siglo y con Chávez vivo. No discutieron sus ideas y sus propuestas; dijeron que querían una cara nueva. No critico esa posición, pero el promedio de edad de los asistentes era unos 50 años de edad, votaron en buena medida por la cara nueva que fue Chávez y ninguna de esas personas hubiese podido sobrevivir de haber sido gobernador y activo opositor. Guardando las distancias, quiero mencionar, además, que uno de los asistentes no vive de su consultorio privado en una clínica media y debe rebuscarse ejerciendo otras actividades para pagar el costoso condominio donde vive, y, aunque es médico, su edad no le permite comenzar de cero en el exterior.
En esta situación por la que está pasando el país es necesario que tengamos claridad de lo que estamos viviendo, que entendamos que parte de la solución de nuestro gran conflicto depende de los actores, que se consustancien con la solución del problema. No basta con un discurso que nos diga lo que queremos escuchar o que el personaje sea una estrella de las redes sociales, es indispensable conocer de primera mano los problemas que padece el pueblo para poder presentar la mejor solución que logre encaminar al país. No es un trabajo de un día para otro, y el que lo consiga posiblemente no se llevará todos los laureles, en estos momentos, pero, con el tiempo, la historia se lo recompensará. He insistido, resistido y persistido en sembrar las ideas de unidad, honestidad y conocimiento político. económico y ciudadano para lograr escoger la persona idónea como capitán de alto desempeño de este barco que lleva más de veinte años a la deriva. Ojalá y, en esta búsqueda, no perdamos de vista el puerto que necesita el país.
@freddyamarcano