La semana pasada trascendió que el chavista Jorge Rodríguez y el opositor Gerardo Blyde habrían sido invitados a Francia. Esta invitación habría sido auspiciada por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y aunque todavía no está confirmada la asistencia de esos personajes, resulta realmente una afrenta para los millones de venezolanos que sufren las penurias del régimen, que la supuesta oposición se vuelva a sentar a hablar con los representantes de una tiranía, que asesina, encarcela, oprime, destruye, humilla a nuestro país y lo somete a las peores privaciones.Sentarse a dialogar con quien extermina al pueblo es legitimar la maldad y ser cómplices de la injusticia.
Después de llamar incontables veces ilegítimo al régimen de Maduro y asegurar que se hizo trampa en el Consejo Nacional Electoral, un conjunto de mal llamados opositores luego se sentó a hipotecar el futuro de toda una nación con los enviados del usurpador que en otrora no reconocían. Sólo en condiciones democráticas puede haber espacio para dialogar pero con un criminal no se hacen concesiones.
La mayor parte de la oposición que conocimos ha perdido legitimidad frente al país y el mundo. Ahora el chavismo y casi todos los líderes de oposición están en el mismo lado de la acera, en el sentido contrario al país. Ahora se pretenden nuevamente medir en unas elecciones a pesar de saber que son comicios controlados por la dictadura. Quien se presente a esa farsa exhibe abiertamente su traición.
Ya basta de tanta burla al país, de tanto abuso y de tanto pensar en el beneficio propio en vez de luchar por reconquistar la libertad y por el progreso nacional. Guaidó, Blyde y Capriles, entre tantos otros, forman parte de quienes se ganaron el rechazo de los venezolanos. Gente en la que confiamos, pero sus acciones e inacciones los pusieron en evidencia, gente que en vez de propiciar un cambio forman parte del problema.
Ver una foto de Gerardo Blyde y del chavista Jorge Rodríguez juntos nos recuerda el descaro y la falta de empatía de los seudolíderes partidistas criollos hacia la nación.
Necesario es dejar atrás ese triste capítulo del chavismo y los opositores de mentira. El diálogo de traidores sigue esperando su momento para iniciar una nueva gira en la que presenten su show. La idea de los traicioneros es hacerle creer al mundo que supuestamente en Venezuela ahora ya no hay una crisis, quieren que le levanten las sanciones al régimen y que finalmente nada cambie.
A estas alturas casi nadie cree ingenuamente en la bondad de esos diálogos. ¿Cuánto costó la conciencia de varios de esos políticos que alguna vez fueron de oposición?
Las reuniones del chavismo con la “oposición” son una muestra de dos caras de una misma moneda; un encuentro de vendepatrias.
¿Usted qué opina del diálogo de los traidores?
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