¿Nos podemos sorprender ante el hecho de que los militares venezolanos se adueñaron de las estaciones de servicios y hacen negocios en ellas? Claro que no, desde hace rato muchos funcionarios castrenses hacen y deshacen a sus anchas, apropiándose de la gasolina y repartiéndola a su libre albedrío.
¿Nos podemos extrañar de que los militares venezolanos usen la fuerza para reprimir, atemorizar y asesinar a la ciudadanía desarmada venezolana? Otra vez la respuesta es un no, el régimen de Nicolás Maduro ha empleado a la Fuerza Armada como simple guardia pretoriana y como un escudo que arremete con ferocidad en contra de los civiles.
Es por todo esto que no es nada raro lo sucedido en la población de Aragua de Barcelona, donde presuntamente un capitán de la Guardia Nacional disparó contra la humanidad de dos ciudadanos, quienes llevaban días en una cola para surtir combustible y manifestaron ante la desfachatez de los uniformados que sin pudor coleaban, a diestra y siniestra, a sus «amigos» en la gasolinera.
Esta no es la primera vez que ocurre algo por el estilo, la vieja frase dicha por el difunto de «échenle gas del bueno» se fue endureciendo hasta convertirse en «plomo limpio». En los últimos años son incontables los venezolanos que perdieron la vida en las calles del país luchando por un país libre.
Aquí tengo que mencionar los casos de venezolanos que murieron hasta en las mismas mazmorras de la opresión; igual tengo que recordar la crudeza y la alevosía con la cual los militares han tratado de silenciar la voz de un pueblo cansado del hambre, la necesidad y del caos que reina en toda la república.
Hoy muchos de los efectivos de la Fuerza Armada Nacional tienen sus uniformes manchados de la sangre de decenas de inocentes que han sido heridos o asesinados, tienen sus uniformes llenos de litros de lágrimas de las víctimas de sus malos tratos, de sus agresiones y de su salvajismo.
Cuántas veces, esencialmente, la Guardia Nacional ha salido a golpear a quienes reclaman por sus derechos, como hace unos días ocurrió con los pensionados y los jubilados de Caracas, quienes fueron vilipendiados y atacados por funcionarios de la FAN.
Es lamentable que la Fuerza Armada, nieta de aquel Ejército Libertador, y fundada en los comienzos del siglo XX como un avance modernizador de la nación, hoy esté bajo el influjo de un régimen violador de toda legalidad y negador de toda la grandeza que una vez hizo a la FAN la institución más respetada de Venezuela.
Es lamentable que ese uniforme, que ayer infundía respeto y admiración, hoy emane el tufo de la gasolina convertida en instrumento de una mafia que se enriquece con el dolor y la desesperación de millones de venezolanos que sufren por la escasez de comida, por la falta de gas doméstico, por los malos servicios públicos y la escasez de combustible.
Quisiera pedirle a ese ciudadano militar que está dentro de los cuarteles, que forma parte de la reserva moral e institucional del mundo castrense nacional, para que salven la dignidad del Ejército venezolano, que repudien los actos de agresión contra la sociedad y sean ellos parte del rescate de los valores de la FAN y de la restitución de la libertad conculcada en Venezuela.
Señores militares, limpien sus uniformes manchados, lávenlos con demostraciones de dignidad y acatamiento a la Constitución Nacional, esto es lo que esperamos todos los venezolanos de ustedes.