Todo un operativo militar había sido activado para garantizar la soberanía del país vecino sobre su plataforma continental cuando la Corte Internacional de La Haya le puso punto final a la disputa que desde hace más de veinte años sostenían Colombia y Nicaragua sobre un extenso terreno. Aviones Kfir y Tucanos, helicópteros y la fragata ARC Antioquia habían sido movilizados en un dispositivo de alerta especial. Un puesto de mando unificado con sus oficiales en situación de alistamiento en primer grado había sido igualmente previsto. Evidentemente, al conocerse la decisión se desactivó toda la alerta.
Nicaragua había demandado soberanía sobre ese extenso territorio que llamaban la “plataforma continental extendida” en el año 2013. La decisión de la alta Corte a favor de Colombia se tomó con el voto de 13 de sus miembros. Otros 4 votaron en contra.
La demanda ante la Corte había ocurrido cuando Colombia se negó a negociar la soberanía de San Andrés, un archipiélago que desde 1930 consideraba propio, cuando ambos países trazaron la frontera marítima en el meridiano 82. Nicaragua insistía en que un archipiélago que estaba mucho más cerca geográficamente al país centroamericano que a la costa colombiana no podía pertenecerles, ni mucho menos que tuvieran jurisdicción sobre su plataforma marina.
Con este fallo se le hace justicia a Colombia sobre las pretensiones del país centroamericano de extender su territorio a través de un nuevo concepto de plataforma continental. La jueza encargada de exponer su decisión no dio espacio para dudas: Nicaragua no tiene razón en sus pretensiones.
Esta zona por largo tiempo en disputa es de gran importancia para Colombia. Cuenta con zonas marítimas muy ricas en biodiversidad, sus recursos pesqueros son muy abundantes y la belleza paisajística es tierra fértil para inversiones turísticas de importancia. Igualmente, cuenta con recursos naturales como gas y petróleo de enorme importancia para el país. Ocurre además que, de un tiempo a esta parte, San Andrés, Providencia y los cayos han sido un enclave importante del narcotráfico, por lo que las autoridades han volcado su atención sobre esa parte de su geografía. Además, la frecuente actividad de los pesqueros nicaragüenses mantiene a su población en vilo, pues causan importantes daños al ecosistema insular.
La alegría de los lugareños ha sido grande; sin embargo, no han podido contar con el espaldarazo del jefe del Estado quien, a pesar de haber declarado su satisfacción, no se trasladó, como había sido planificado, a la isla a recibir formalmente la noticia. “Esperamos con este fallo cerrar la controversia limítrofe y abocarnos a llevar desarrollo sostenible a nuestro archipiélago” fue lo que trinó Gustavo Petro al conocer la buena nueva, pero tanto el Alto Mando Militar como varios de los ministros del Gabinete trasladados allí para recibirlo y dar a conocer oficialmente la noticia, se quedaron con los moños hechos.
Quien sí ha reclamado para sí algo de reconocimiento y, con razón, ha sido el expresidente Juan Manuel Santos, quien junto con su ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguin, fueron los abanderados, en su momento, de la lucha por los derechos de Colombia en las aguas caribeñas. A ellos se debe, en buena parte, este éxito de Colombia.
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