Lo que está planteado para Venezuela desde la “oposición” oficialista es lograr la salida de Nicolás Maduro, dicho por el propio presidente encargado, Juan Guaidó: “El chavismo democrático es fundamental para la reconstrucción de Venezuela”. Pero la pregunta que debemos hacernos todos los venezolanos es si existe un chavismo democrático. Sin duda alguna, la respuesta es no. Solo basta con recordar cómo en el pasado se exaltaban cuando Hugo Chávez ordenaba el cierre de alguna empresa, no se cohibían a la hora de mostrar simpatía por ese hecho criminal y en su rabia exclamaban “así, así, así es que se gobierna”. Todos los personajes que mantuvieron alguna posición de poder con este régimen están vinculados bien sea con el narcotráfico o el saqueo a la nación, violaciones de los derechos fundamentales de los ciudadanos; tortura, represión, asesinatos.
De tal manera que es inaceptable que se hable de una salida pactada con unas personas que han llegado a niveles bárbaros de latrocinio. Lo que estaba planteado el pasado 30 de abril de este año es una evidencia de lo que buscan ciertos sectores de la hoy llamada “oposición”. La cohabitación con los criminales sería una bofetada despiadada al venezolano que ha dejado todo en la calle al acudir a cada llamado de estos líderes, a sabiendas de que están expuestos a ser fusilados por pandillas criminales armadas por el chavismo.
Una verdadera oposición buscará la salida de todo el sistema, es decir, del socialismo del siglo XXI en todas sus expresiones, implementar la justicia para castigar a aquellos que han llevado a nación a una catástrofe humanitaria sin límites. Es vergonzoso pensar que los venezolanos queremos salir de una cara que no nos gusta para colocar otras simpáticas sosteniendo el sistema socialista depredador de libertades individuales.
El cese de la usurpación desde un principio ha debido ser cese del socialismo comunista traído a la perfección de Cuba. El camino no es una reunión a espaldas de los venezolanos en República Dominicana o en Noruega, el camino no es el falso diálogo, el camino estaba trazado y era de una presión en la que la opción de la fuerza letal para expulsar las mafias del país y atrapar a sus promotores. Tenemos la conciencia de que usar la fuerza es la vía más expedita para sacar de raíz a todo el aparato instalado en el país, pero curiosamente existen “opositores” que se oponen a esta opción como medida para lograr la libertad de inmediato.
La salida de maduro acompañada de la salida del chavismo de raíz es la solución para iniciar la reconstrucción de Venezuela. En la cabeza de un venezolano no está planteado un gobierno de “unidad” con los criminales que hoy los tienen pasando penurias, bien sea en el país o huyendo alrededor del mundo buscando libertad. Ni cohabitación, ni diálogos, ni elecciones con el chavismo en el poder. El cese de la usurpación requiere encarcelar a los delincuentes, regresar las empresas robadas y hacer de Venezuela un país libre sin algún control que limite las libertades individuales de cada ciudadano.
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