OPINIÓN

Salir de la opresión 

por Julio César Arreaza Julio César Arreaza

Sabemos que la distancia más corta entre dos puntos es una línea recta. El camino sin atajos,desperdicios y zigzagueos lo marca la verdad y solamente la verdad. Hemos sido convocados por la historia para combatir a la maquinaria de la mentira que nos ha arruinado moral, social y materialmente, como una espesa niebla envolvente desde hace 22 años, y buscamos recobrar la democracia sobre pilares sólidos republicanos con principios y valores.

Los anhelos de libertad nunca mueren y más allá de la mentira oteamos el horizonte de una Venezuela republicana con su proverbial convivencia, en la que cada uno disponga de condiciones para su realización en un clima de respeto y garantía de los derechos humanos.

Los liderazgos han minado con sus actuaciones y omisiones su credibilidad y tenemos un vacío de referentes. La historia convocó a la generación estudiantil de 2007 para otra cosa. Desviaron el camino y se deslumbraron con una gloria efímera. Flor de un día que se marchita al día siguiente.

El norte es el compromiso con la verdad y su claridad meridiana. La democracia es una práctica constante apegada a instituciones.

La danza macabra de las negociaciones intentó legitimar una operación electoral de la usurpación que encabeza el Estado forajido y fallido que destruyó a la nación. La comunidad internacional ha sido tibia cuando sabe de sobra que Venezuela es una nación fragmentada asolada por el terrorismo y el narcotráfico dentro de un caos moral y político. Resulta increíble que se conforme con la estética de unas elecciones por todos lados fraudulentas que jamás aceptarían en sus propios países. La usurpación se sabe minoría y tuerce a elecciones que no lo son, como respiro para permanecer en el poder.

Está en juego la propia existencia de Venezuela, colapsó hasta el fundamental sistema educativo, no hay infraestructura ni maestros, producto de 22 años de opresión y robo. Los presos no son atendidos medicamente y mueren en cautiverio. El narcorrégimen es culpable, con agravantes, del retroceso total de lo que habíamos avanzado institucionalmente como nación. Del mal no puede venir el bien. Se mantiene a punta de represión. Se acabó la alternabilidad con la imposición de un poder permanente. Ha hecho de la democracia un significante vacío y configurado su disidencia mediante negociaciones para drenar los conflictos a favor de ellos.

Ha llegado la hora del surgimiento de una nueva dirección política con mayor representatividad- la corporación G4 la perdió- con una estrategia para alcanzar el objetivo de la libertad. La unidad ha sido malbaratada al no haber lealtad con los compromisos asumidos. La gente siempre apreciará la autenticidad y la verdad. Corresponde aferrarnos a ellas como faro y guía.

Ya basta de pisotear nuestra alma y mente.Toleramos ideas, pero no a los funcionales de la tiranía. Perdieron por su inconsecuencia la representatividad y dejaron de ser nuestros referentes. El país quiere luchar y ese liderazgo no lo ve. Carece de capacidad para articular a la población. No se puede ser conciliador cuando la lucha es existencial.

Creemos en la Política con p mayúscula y con sentido constitutivo de una sociedad con arreglo aun orden social. En la construcción de un mundo en función de la búsqueda de la verdad. No toleramos acciones contra la dignidad.

Apostamos a la necesaria construcción de nuevos referentes para enfrentar lo que nos viene, sin renunciar al derecho de juzgar a la representación y exigirle cuentas. El camino es doloroso y largo haciendo lo correcto, con una propuesta de acción política que nos salve de una autocracia opaca-totalitaria-militarista, que promueve la maldad, la superficialidad y la banalidad.

Siempre enfrentaremos los desafíos sin desplegarnos hacia el vacío de vivir en esclavitud impuesta por los enemigos de la libertad.

“Libertad para Javier Tarazona. No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados”.