OPINIÓN

“Saliendo de mi noche, me perdí en un recinto de rosas” 

por Eugenio Fouz Eugenio Fouz

“mientras dormía me crecieron alas” (LYDDA FRANCO FARÍAS) 

Uno aprende de casi todo cuando está dispuesto a aprender. El lector -hombre o mujer- posee la ventaja sobre quien no lee. El lector vive en un estado receptivo. Ese estado receptivo es imprescindible para el individuo creativo. Nadie crea nada a partir de la nada. El hombre que lee sabe que el discurso del texto sigue una dirección y un sentido únicos y que él solo tiene que dejarse llevar, detenerse a pensar de vez en cuando y marcar el suelo con un lápiz, si quiere regresar antes de que anochezca, como un Pulgarcito de las palabras. 

Estos días próximos al tiempo de Navidad, yo leo un poco más de lo habitual. Hago listas de libros que me gustaría tener en mi biblioteca. Escribo misivas urgentes a Papá Noel y a los Reyes Magos, aunque a menudo no me hagan mucho caso. Mis tres géneros literarios preferidos son básicamente el ensayo, la novela y la poesía. Me gusta aprender. Me gusta emocionarme, me gusta extasiarme con la belleza de algún verso. Me gusta además conocer el secreto de las palabras, saber qué significa un nombre, un adjetivo, un verbo. Soy coleccionista de diccionarios de bolsillo, busco significados, antónimos y eufemismos. Hojeo biografías de escritores, artistas y pintores. Quiero saber qué piensan y qué sienten. También me interesa la vida de los músicos, los poetas y los creadores. 

Soy un estudioso erudito del texto escrito, soy un entrometido, un aficionado curioso que relee cartas y diarios de otros para descubrirme yo en los latidos de soledad y pena que me suenan igual que los míos. 

Navegando por esos mares internetianos oía estos días voces de náufragos que me hablan de señales. Me detuve un instante a escuchar una que entonaba un singular decálogo mínimo acerca de las leyes de la madurez, “six laws of maturity” de Muhamad Alzika. Entre otras cosas decía que uno debía evitar contar a la gente su vida porque a muchos no les importa lo que a uno le importa. Decía también que eligiese bien a los amigos y que no esperase nada de nadie. Me pareció acertado. 

Seguí a la escucha, mientras me peleaba con el oleaje del océano Índico y casi me ahogo al escuchar la última de las seis leyes que decía en inglés original: “when you control your reaction, noboby can manipulate you” y que en español significa esto: “cuando eres capaz de controlar tu reacción, nadie puede manipularte”. En fin, leer en Navidades y leer en cualquier momento del año no tiene por qué ser un medio para alcanzar un fin, sino más bien, un fin en sí mismo, un estilo de vida

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* Verso del poema «Rosaleda» de Ramón M. del Valle Inclán