Al aplastante desempleo, calculado en 40% de nuestra fuerza de trabajo presente en la nación, debemos agregarle los pobrísimos sueldos que devengamos los trabajadores venezolanos, tanto los manuales como los intelectuales, combinación que coloca en el suelo el ingreso de la abrumadora mayoría de nuestra población laboral. Son ingresos mínimos que no alcanzan para atender la demanda que nos hace la vida cotidiana.
Terrible contraste existente entre la situación económica y social nacional actual con el paraíso prometido por el comandante Hugo Chávez a los millones de compatriotas que lo acompañaron una y otra vez en las consultas electorales en las cuales participó durante más de una década.
¿Qué sucedió con la promesa del socialismo del siglo XXI? ¿Y con los inmensos ingresos obtenidos a través de la renta petrolera durante la década pasada? Resultó una gran estafa, un engaño más, un asalto al patrimonio de la comunidad y de la patria.
Está a la vista que más allá de “la multiplicación de los panes durante un fin de semana”, el inmenso gasto corriente realizado durante la década de 2000-2010 apoyado en la renta petrolera y en la hipoteca de Pdvsa, no fue más allá de la ampliación de las pensiones, del financiamiento del turismo externo, la inversión clientelar electoral, el endeudamiento y la corrupción cívico-militar.
Veinte años después, 1999-2019, somos más pobres, pero muchísimo más; mi padre mecánico y obrero del transporte ganaba en la década 1940-1950 100 dólares mensuales, ingresos que alcanzaron para vivir cómodamente, educar la familia y tener casa propia sin intervención del gobierno.
Yo, médico internista, profesor titular, magister en Educación Superior y doctor en Ciencias Sociales, tengo un salario que apenas alcanza los 10 dólares mensuales, casi un siglo después; por lo que al igual que millares de ciudadanos dependemos de la ayuda familiar y de la buena suerte.
Es obvio que sobran las razones para despedir al equipo gobernante; es absolutamente responsable de la muerte por las enfermedades que ocasiona el hambre, en miles y miles de venezolanos.