Una vez escribí un artículo donde decía que el deseo sexual era un gran desconocido. Hoy me he dado cuenta de que la ignorancia es mucho más de lo que creía.
Lo vivo cada día en el nuevo programa Desiguales, por Univision, donde discutimos, junto a cuatro mujeres más, temas sobre el amor, qué lo hace funcionar o no. En fin, sobre la vida de cada día y la importancia de conocer cómo hacer que el amor de verdad funcione. Y aunque ellas se llaman mujeres empoderadas, algo que odio, están realmente perdidas en el espacio sobre lo más importante y la base de todo: el deseo, que realmente sigue siendo un desconocido. Porque empoderarse no es suficiente. Ese «empoderamiento» está creando serios problemas de deseo sexual en los hombres.
El deseo no tiene nada que ver con la belleza femenina, con no tener celulitis, con tener un cuerpo escultural, con vestir sexy y provocadora, nada que ver. Pero sí tiene que ver con la intimidad. Y no me refiero a la intimidad como la gente cree, que es hacer el amor. La intimidad es la capacidad de ser yo estando contigo, poder sentirme amada como soy, es sentir que tú eres mi mejor amigo, desnudarse emocionalmente sin miedo al rechazo o a la censura, saber que esa persona que me ama no piensa como yo, pero ama como soy. Sin intimidad no hay deseo. Mientras más crece ese «ser yo estando contigo», más crece el deseo.
De ahí que el deseo sexual debe crecer con los años, si la relación es buena. Si me siento valorada en vez de descalificada, si me siento comprendida, amada como soy, con mis luces y mis sombras, si me siento cuidada (recuerde que cuidar a quien amamos es estar a su lado en las buenas y en las malas. También es reclamarle cuando hace algo indebido y que puede hacerle daño).
Estamos hablando del deseo a través de los años. Otra cosa es el deseo de una atracción fuerte en medio del enamoramiento, donde aún no existe una verdadera intimidad, un compromiso y una reciprocidad o justicia relacional. Recuerde que el hombre llega al afecto a través del sexo y la mujer llega al sexo al través del afecto.
Pero no crea que los hombres no pueden tener una relación madura, donde aman en profundidad y crecen, aunque para eso hay que confiar y sentirse correspondido. Para eso, debe existir una justicia relacional: te doy en la medida que me das. Sentir que nadie está más cerca de ti que yo… ni siquiera los hijos. La pareja es la relación más importante que usted debe tener. Déjese domesticar. Recuerde que domesticar es crear lazos. El Principito (Antoine de Saint Exupery) lo explica muy bien. Mi libro Amarse no es suficiente se basa en este, que es el mejor para entender que su pareja es su Rosa.