OPINIÓN

Reynaldo Hahn, el parisino

por Carlos Paolillo Carlos Paolillo

Reynaldo Hahn

El músico venezolano Reynaldo Hahn (1874-1947) es un personaje de la cultura universal en buena medida desconocido en su país natal. Su obra de compositor,lo convirtió en una personalidad destacada en la vida artística francesa a comienzos del siglo XX.Como el más parisiénde los parisienses fue definido por el director galo Henri Büsser.

Último hijo de la familia Hahn-Echenagusia, de origen alemán y caraqueño, viajó de muy corta edad a Francia donde se convertiría en un valorado pianista, compositor, director y crítico musical. Muy cercano amigo de Marcel Proust, figuró notoriamente en los salones culturales de la belle époque.

Discípulo de Jules Messenet, Charles Gounod y Camille Saint-Saêns, fue autor de canciones, así como una extensa producción de ópera y opereta, poemas sinfónicos, sonatas, música de cámara, romanzas, conciertos para violín y piano, y ballets. Perteneció a la Academia de Bellas Artes de Francia y fue el primer venezolano designado director de la Ópera de París, cargo que en la actualidad ostenta Gustavo Dudamel.

Reynaldo Hahn retrato

Reynaldo Hahn se incorporó a la inusitada y extendida aventura creativa que supuso el proyecto de los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev, que transformó radicalmente las concepciones, tanto ideológicas como estéticas, que hasta ese momento regían a la danza escénica occidental. Formó parte de los músicos emergentes que acompañaron a Diaghilev, en medio de reconocimientos y polémicas, en las primeras etapas de su visionario empeño, entre ellos Igor Stravinsky, Claude Debussy, Erik Satie, Maurice Ravel y Manuel de Falla.

En 1912, Hahn compuso para los Ballet Rusos la partitura de la obra El dios azul. Ese mismo año de su estreno ocurrió el hundimiento del Titanic, se realizaron las primeras giras de la compañía por Europa central, Vaslav Nijinsky creó su obra La siesta de un fauno, y Mikhail Fokine abandonó la agrupación de la que era pilar fundamental.

La curadora inglesa de artes escénicas Jane Pritchard, comisaria de la exposición Diaghilev y la edad de oro de los Ballets Rusos de Diaghilev, 1909-1929, y editora de su catálogo, analizó: “Desde el primer momento, Diaghilev supo que su compañía era ballet ruso de exportación, para un público fascinado por una patria que se extendía desde el Báltico y el Imperio austrohúngaro hasta el Japón. Los ballets rusos presentaron las estepas rusas en el Príncipe Igor, las tierras de los chamanes de Mongolia en La consagración de la primavera, y el Cáucaso en Thamar. La frontera de la India se reflejaba en El dios azul (el ballet de Reinaldo Hahn), y el Oriente sensual de Samarcanda en Scherezade…”.

Reynaldo Hahn

Hahn también compuso los ballets El baile de Beatrice d´Este (1909) y La fiesta de Teresa (1910), ambos tuvieron repercusión en el selecto ámbito musical parisino de la época.

Bien valdría una indagación profunda sobre la personalidad y la obra de Reynaldo Hahn, a fin de reafirmarlo, a través de nuevas miradas y apreciaciones, también como alto representante de la cultura venezolana.