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Retos en la educación digital: usabilidad, infoxicación e informademia

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En la actualidad, la tecnología ha revolucionado el ámbito educativo, proporcionando herramientas que permiten a los estudiantes, en especial a los knowmads o nómadas del conocimiento, gestionar su aprendizaje de manera autónoma. Estos individuos, que se caracterizan por su capacidad de adaptarse, aprender y compartir conocimiento de manera flexible, se benefician enormemente de la digitalización. Sin embargo, esta situación plantea una serie de desafíos que es crucial abordar para asegurar que el uso de la tecnología en la educación no solo sea valioso, sino que también promueva aprendizajes significativos.

Usabilidad y aprendizaje

El primer aspecto a considerar es la usabilidad de las herramientas tecnológicas utilizadas en el proceso educativo. Jakob Nielsen (2006), un referente en el campo de la usabilidad, establece principios que son esenciales para el diseño de interfaces y plataformas educativas, como la visibilidad del estado del sistema y la consistencia y estándares.

La visibilidad del estado del sistema asegura que los alumnos estén informados sobre lo que está ocurriendo mientras utilizan una plataforma. Por ejemplo, si están subiendo un archivo o completando un examen, deberían ver mensajes claros que indiquen el progreso, como «Cargando…» o «Examen en progreso». Esto les ayuda a manejar mejor su aprendizaje y evita la frustración de no saber si algo está funcionando correctamente.

Por otro lado, la consistencia y estándares garantizan que los elementos de la plataforma sean coherentes y sigan convenciones familiares, facilitando así la navegación y el uso. Si un botón se llama «Guardar» en un lugar, no debería cambiar a «Almacenar» en otro; esta uniformidad permite que los estudiantes se sientan más cómodos al interactuar con la herramienta.

Sin embargo, se observa que muchas plataformas educativas no cumplen con estos estándares, lo que puede generar frustración y desmotivación en los alumnos. Sin una correcta usabilidad, incluso las herramientas más avanzadas pueden convertirse en obstáculos para el aprendizaje. Por lo tanto, es crucial que las tecnologías educativas sean accesibles y efectivas para facilitar una experiencia de aprendizaje positiva.

Infoxicación: el exceso de información

Otro problema significativo es la sobreabundancia de información, un fenómeno conocido como infoxicación, que ha sido ampliamente discutido por el sociólogo español Ignacio Ramonet (2003). En un mundo donde el acceso a la información es prácticamente ilimitado, los estudiantes pueden verse abrumados por la cantidad de datos que deben procesar. Esta saturación informativa no solo dificulta la toma de decisiones informadas, sino que también puede llevar a la confusión y al desinterés. 

Imaginemos a un estudiante que se encuentra en una biblioteca gigante, donde cada estante está repleto de libros, artículos y pantallas llenas de información. A simple vista, parece un paraíso del conocimiento, pero a medida que el estudiante comienza a explorar, se siente abrumado por la cantidad de opciones. Cada libro ofrece una perspectiva diferente sobre el mismo tema, y las pantallas parpadean con datos contradictorios y opiniones diversas. Sin una guía clara, el estudiante puede perderse en este laberinto de información, incapaz de decidir qué leer o en qué confiar. Esta situación representa la infoxicación, donde la abundancia de información se convierte en un obstáculo en lugar de una ayuda. 

Por ello, es fundamental que los educadores enseñen a los estudiantes a navegar por este vasto océano de datos, proporcionándoles herramientas para identificar lo relevante, evaluar la calidad de las fuentes y tomar decisiones informadas. Así, en lugar de sentirse perdidos, los estudiantes pueden convertirse en exploradores confiados y críticos de la información que encuentran.

La amenaza del bulo y la informademia

Más preocupante aún es el fenómeno del bulo o informademia, que se refiere a la proliferación de noticias y contenidos sin documentación o evidencia científica. En un entorno educativo, esta situación puede tener consecuencias desastrosas. Los estudiantes pueden ser incapaces de diferenciar entre información veraz y falsa, lo que afecta su capacidad de aprendizaje y, en última instancia, su formación integral. La educación debe ir más allá de la simple transmisión de información; debe incluir la formación de un pensamiento crítico que permita a los alumnos cuestionar y evaluar la veracidad de lo que consumen.

Supongamos que un estudiante está investigando sobre los efectos de un nuevo suplemento dietético. Encuentra un artículo en un blog que afirma que este suplemento puede curar enfermedades graves, pero el artículo no proporciona ninguna evidencia científica ni referencias a estudios médicos. Atraído por la promesa de un remedio milagroso, el estudiante decide comprar el suplemento y lo recomienda a sus compañeros, quienes también lo creen sin cuestionar la veracidad de la información. Este caso muestra cómo la falta de fuentes confiables puede llevar a decisiones perjudiciales basadas en desinformación.

Hacia un aprendizaje significativo

Para lograr un aprendizaje significativo, es fundamental que se implementen estrategias que mitiguen estos desafíos. La educación debe centrarse en formar estudiantes que no solo sean consumidores de información, sino también creadores de conocimiento. Esto implica enseñarles a utilizar la tecnología de manera crítica y reflexiva, asegurando que su experiencia educativa esté respaldada por un análisis riguroso de la información. 

Además, es imperativo establecer un enfoque colaborativo en la educación, donde tanto docentes como estudiantes trabajen juntos para construir un entorno de aprendizaje enriquecedor. Los educadores deben guiar a los alumnos en el uso de herramientas tecnológicas, fomentando un aprendizaje activo que contrarreste los efectos negativos de la infoxicación y la informademia.

Conclusión

La integración de la tecnología en la educación presenta tanto oportunidades como desafíos que deben ser cuidadosamente gestionados. Si bien las herramientas digitales pueden empoderar a los estudiantes y facilitar un aprendizaje autónomo, es esencial que se implementen estrategias que promuevan la usabilidad y mitiguen la infoxicación y la desinformación. La formación de un pensamiento crítico es fundamental para que los alumnos puedan discernir entre información veraz y falsa, y así convertirse en creadores activos de conocimiento. Además, la colaboración entre educadores y estudiantes es clave para construir un entorno de aprendizaje enriquecedor y significativo. Solo a través de un enfoque reflexivo y crítico en el uso de la tecnología, podremos preparar a los knowmads del futuro, capaces de navegar con confianza en un mundo saturado de información y contribuir de manera efectiva al desarrollo del conocimiento.

Referencias

Nielsen, J. (2006a): Usabilidad. Prioridad en el diseño web. Madrid: Anaya.

Ramonet, I. (2003). Un mundo sin rumbo: la crisis de fin de siglo. Editorial Debate. Chile.


María Ninoska García de Morales. Doctora en Innovaciones Educativas (UNEFA). Magister en Derecho Procesal Penal (ULA). Especialista en Docencia en Educación Superior (UCV).  Especialista en Derechos Humanos (Unilibre-Colombia). Abogado (ULA). [email protected]  WhatsApp +58 426 3764194

 

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