OPINIÓN

Restauración de la civilidad

por Rafael Rodríguez Mudarra Rafael Rodríguez Mudarra

Las libertades han sido conculcadas: es obvio, para no pecar de ingenuo, con facilidad de manipulación por un régimen militar totalitario, que ha hecho del maniqueo para su provecho una práctica inveterada, manera de engaño que ha contado con el apoyo alcahuete de impostores conversos. Sinvergüenzas extrema a quienes gratifica. No es mentira: con viajes de costosos caprichos superfluos. Sin soporte con pruebas de control.  Los que  también se han hecho propietarios de partidos políticos ilegítimos, de funcionamiento perverso autorizado por las “cuatro señoras rectoras”, activistas del PSUV que a pesar del desprecio nacional e internacional que se le es proferido, añadida la demanda de sustitución de reemplazo hecho  por la AN, se mantienen impertérritas.

Tales partidos, cuando más de maletín, con aportes financieros insaculados del presupuesto nacional, no tienen otro propósito que el reemplazo de los diputados de la oposición; con intención de facilitar la elección parlamentaria, lo cual no pudieron hacer cuando el Ejecutivo en comparsa con el disminuido grupo  bélico militar activo que ocupa la mayoría  de las dependencias  burocráticas, fraguó el frustrado asesinato del Parlamento para impedir  la reelección a la presidencia de Juan Guaidó, lo que no pasó, como en efecto sucedió, de ser ensayo  draconiano, repudiado con fuerza, para justificar la usurpación de poder que ejerce Nicolás Maduro.

Todo lo expuesto compromete, como ha venido sucediendo a la ciudadanía, sin debilidades que puedan favorecer al dictador usurpador, hoy tenido como tal en el planeta Tierra, a tomar la calle. No para exhibir simbólicas actitudes; pero sí con la voluntad firme de todos los sectores del pueblo, sin retroceso, tomando en cuenta la existencia de una dictadura, la cual tenemos que deponer mediante una acción revolucionaria contundente e irreversible, llevada a cabo con pertinencia unitaria para la restauración de la paz y la convivencia que tanto hemos anhelado.

En cuenta de lo expresado hemos de  preguntarnos, con propósito de enmienda: ¿hasta qué punto un dictador entiende lo que constitucionalmente se tiene como Estado de Derecho? ¿Si el usurpador Maduro es capaz de discernir y dar por cumplido que el Estado de Derecho, eso implica que cada persona está sujeta a la ley?, incluidos, por supuesto,  legisladores, encargados de hacer cumplir la ley y jueces; medida o acción sujeta a una norma jurídica escrita y las autoridades del Estado están limitadas por un marco jurídico  preestablecido, que deben dar por aceptadas a la vez que someterse a sus formas y contenidos.

El presidente  Maduro, incluido Cabello para no dejarlo desamparado en la diarquía de mando que por varios años han venido ejerciendo como presidente y vicepresidente del PSUV, han hecho  caso omiso a los principios cardinales que se estipulan en la carta magna y que son normas de inexcusable cumplimiento. Como he dicho en otras oportunidades, se las pasan “por el forro”. Corrompe y hace ineficaz el  principio de la incompatibilidad de los poderes públicos; los infesta de corrupción; los pone a su  servicio. Impone una ANC ilegal. No con el objeto de transformar al Estado. Lo que es más, cosa sabida pero de necesidad repetir, se valió del espurio subterfugio constituyente, haciéndose  postular para la reelección presidencial, lo cual  evidenció una forma ilícita de elección, que causó el mayor abstencionismo conocido en Venezuela. Es decir, el régimen  presidido por Maduro impidió el ejercicio efectivo de la democracia participativa  que prevé nuestra Constitución, sin tomar en cuenta el Estado de Derecho que es la base fundamental para la aplicación  de la Carta  Democrática Interamericana.

Es claro que Maduro, con su elección corrupta, produjo un vacío de poder y al entronizarse ha tipificado la usurpación, repudiada por todas los gobiernos democráticos del mundo

La AN tomó conciencia de tan decimonónica, feudal y autoritaria actuación. Le echó un “parao” a la  pretensión continuista  del régimen. Y cumpliendo con la Constitución y en consideración al abandono del cargo llevado a cabo por Maduro, hubo de encargar mientras se elija al presidente del Parlamento, Juan Guaidó.  ¿Cómo entender esta resolución legislativa? No tiene más entendido: el pueblo es soberano y solamente este debe decidir el asunto aquí planteado a través del voto.

Huelga aseverar: no se dan razones para no hacerlo. La AN ha actuado como se lo impone la Constitución. Mientras no se suscite la elección de marras, seguirá encargado de las riendas del poder el que para ese momento ocupe la Presidencia del Parlamento, que ahora no es otro que Juan Guaidó.

Cómo entender el comportamiento del presidente provisional encargado. Discutir la cualidad con la que actúa el diputado Guaidó. No es pertinente, es constitucional y hace nulo todo acto que pretenda llevar a cabo Nicolás Maduro por encontrarse infestado de nulidad. Es decir: Guaidó es el responsable de sus actos y del cumplimiento de las obligaciones inherentes a su cargo. Los venezolanos, ocurrida la situación legal, exigen del presidente encargado les procure las garantías de sus derechos y libertades.

Guaidó ha puesto en práctica la misión que según la carta fundamental le es de obligatorio cumplimiento. No la esconde ni ha abusado de su condición de jefe de Estado para ejecutar acto alguno que pueda lesionar al pueblo: el cese de la usurpación, gobierno de transición, CNE independiente electo por la AN, elecciones libres, fiscalización por organismos internacionales. La no injerencia de personas que se encuentren en situación de ilegalidad. Sin duda, las ha venido cumpliendo con independencia: haber declarado su independencia  partidista parece ponerle coto al sanadrín” que integró lo que se llamó Mesa de la Unidad, contradictoria, personalizada y con algunos  integrantes definidos conversos, las manipulaciones que impone Maduro y del procónsul itinerante Rodríguez Zapatero.

Guaidó, luego de una gira  internacional de 23 días, retoma la conducción del Estado. Nos pide “no acostumbrarnos a la dictadura de Maduro». Tenemos que hacer sentir todos los espacios. Reconoció que los mecanismos de presión seguirán aumentando, los afronta. Nos pide retomar las protestas. Exige la unión de todos los dirigentes políticos con los sectores, gremios, los estudiantes con insistencia en hacernos sentir. Ese es el factor determinante para lograr la victoria. Guaidó nos compromete, ¿Por qué no cumplir la exigencia que nos hace? El paso unitario es fundamentad para restaurar la República cívica. Donde impera la unidad se espantan los males. La lucha unitaria contra la usurpación presagia que la deposición del usurpador está por venir: es un hecho cierto de prudencial limitación. Donde impera la fuerza unitaria, no hay dictador reumático. Todos buscan su avión para la ida.