OPINIÓN

Restablecer la eficacia constitucional

por Oscar Arnal Oscar Arnal

Hoy cuando se ha violado de manera sistemática la Constitución, es interesante apelar a los fundadores de la patria y a las ideas que la hicieron posible. Nuestros libertadores son hijos del tiempo ilustrado. Se enfrentan al absolutismo monárquico con las ideas de la libertad, de la independencia de poderes y del respeto a un Estado de Derecho, donde todos somos iguales frente a la ley.

El 21 de diciembre de 1811, Venezuela da a luz su primera Constitución, la primogénita de las repúblicas hispanoamericanas. La precedieron en otras latitudes la de Estados Unidos y la francesa. Miranda como diputado la aprueba con reservas. Más tarde, al caer la “Primera República”, Bolívar la incluye entre los errores que se cometieron. Miranda y el Libertador coinciden en que un país naciente y en guerra no podía establecer un federalismo y enfrentar al poder español. Además, un triunvirato como poder ejecutivo debilitaba la firme y rápida actuación que demandaba la coyuntura histórica.

Algunos autores observan que en julio, a la caída de la “Primera República”, queda sin efecto la Constitución. Lo cierto es que a los tres meses, en marzo, cuando se le dan plenos poderes a Miranda, ya de hecho se está actuando al margen de la misma. A Miranda se le otorga una “dictadura comisoria” que no se establece en el articulado constitucional. De cualquier manera, la primera carta magna tiene aspectos muy positivos. Nos constituimos como un Estado con independencia, autonomía de poderes y libertades públicas, donde el poder militar debía estar subordinado al poder civil electo. Cuando se apela a una interpretación o hermenéutica tradicional o histórica debe prevalecer que en nuestro pacto fundacional original apelamos a los valores clásicos republicanos y liberales, que se asientan en la ilustración.

Miranda es un personaje fundamental cuando hablamos de la fundación de la patria. Recorre el mundo buscando apoyos para la causa independentista. Participa en los tres grandes acontecimientos históricos de su tiempo: la Revolución francesa, la independencia de Estados Unidos y la de los países hispanoamericanos. Miranda es acusado y entregado a las autoridades españolas por haber capitulado ante ellas. Nunca imaginó que España iba a violar los términos de la rendición a tal punto que incluso se lo llevaron preso a Cádiz. Uno de los acontecimientos más tristes de nuestra historia es que Bolívar es uno de los que lo entrega a Monteverde, cuando la realidad es que el Libertador es un admirador del Precursor. Cuando Miranda regresa a Venezuela lo aloja por más de un año en su propia casa. Cuando Bolívar va a Londres a pesar de las advertencias, lo primero que hace es ir a visitar a Miranda.

Miranda es uno de los grandes documentalistas del siglo XVIII, su diario es un tesoro para la humanidad, reconocido por la Unesco. Napoleón Bonaparte señaló que Miranda era “el latinoamericano con fuego sagrado en el alma”. Consagró su vida a la independencia continental. Su nombre aparece en el Arco del Triunfo en París, en honor a su contribución por la causa de la libertad en Francia. Nuestra bandera fue diseñada e izada por primera vez de la mano de Miranda, quien tenía claro, tal como lo manifestó, que debíamos seguir el ejemplo de la independencia de Estados Unidos, con un gobierno basado en las leyes, donde solo nos diferencien el mérito y las virtudes.

Volviendo al tema constitucional, el Libertador en su momento estelar, al presentar su Constitución frente al Congreso de Angostura, señaló “nada es más peligroso que dejar permanecer a un mismo ciudadano mucho tiempo en el poder, él se acostumbra a mandar y el pueblo a obedecer, de donde surge la usurpación y la tiranía”. Lamentablemente, el propio Bolívar, el mismo que erróneamente entregó a Miranda a España, presentó ya en su ocaso una Constitución para Bolivia y el Perú con un presidente vitalicio, una especie de monarca a lo inglés, con un primer ministro, poco entendida para la época. Trataba de presentar un proyecto similar en la Convención de Ocaña, donde se tuvo que abortar la asamblea al dividirse de tal forma los representantes que hicieron inviable su aprobación. Entonces sus partidarios lo proclamaron dictador. Convoca al “Congreso Admirable” y termina renunciando ya enfermo para morir.

Miranda pasa tanto tiempo fuera de Venezuela, más de 30 años, que cuando regresa desconoce al país que le toca liderar.

No se puede ser marxista y bolivariano. Marx escribió dos ensayos contra el Libertador. Lo acusó de cobarde, de oligarca, de ser un dictador, rodeado de una corte de aduladores y corrompidos. Lo comparó con el perverso tirano haitiano Soulouque, que se coronó emperador.

Bolívar coincide con Miranda en llamar a la unión de naciones Colombia, en honor de Colón el descubridor. No denigran de la herencia Colombina. Miranda también le da este nombre a su diario y a su imprenta. Todo mientras el régimen derriba las estatuas del almirante genovés y las suplanta como hizo en el paseo Colón por la de los indígenas.

El artículo seis de nuestra Constitución señala que el gobierno es y será siempre democrático, alternativo, pluralista, electivo y de mandatos revocables. El reto es restablecer la eficacia de la carta magna, y volver a conciliar a los distintos actores políticos, como lo hicieron Betancourt, Caldera y Villalba, con el Pacto de Puntofijo, para darle un programa mínimo común a la nación, por el que luchemos todos. Por ello hay que revocar a Maduro cuanto antes y elegir nuevos poderes públicos independientes y autónomos, sin sujeción a los partidos…

@OscarArnal

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