Al hablar de la Resistencia en la Segunda Guerra Mundial se piensa en el esfuerzo de los franceses por liberar a su patria de la ocupación alemana y los colaboracionistas de Vichy desde junio de 1940. Tal como dijimos en el artículo anterior este lugar fue ganado con grandes sacrificios al tener el mayor número de fusilamientos de rehenes (40.000 aproximadamente) y no solo por la abundante cinematografía que existe sobre el tema. En muchas enciclopedias y textos sobre la Segunda Guerra Mundial se resalta el discurso de Charles De Gaulle desde Londres: “Ocurra lo que ocurra, la llama de la resistencia francesa no debe apagarse y no se apagará”, pero la realidad es que no fueron los primeros porque la Resistencia comenzó desde las primeras derrotas de los pueblos invadidos por el Tercer Reich (Polonia por ello y por ser el cuarto ejército de la conflagración) pero si somos realmente sinceros todo comenzó a lo interno de Alemania con los pequeños y suicidas grupos que se le enfrentaron (no olvidemos que Adolf Hitler sufrió más de 40 atentados y en julio de 1940 se detuvo el plan de exterminio de enfermos gracias a la protesta de la Iglesia). A su vez todos los movimientos de resistencia fueron el medio y aliado ideal para facilitar las labores de espionaje sobre los enemigos de los nazis (sin olvidar que estos también la llevaban a cabo).
En el proyecto de revisión historiográfica y cinematográfica de la Segunda Guerra Mundial al cumplirse su 80 aniversario (2019-2025) que llevamos a cabo, dejaremos para el final de cada año algunos temas que no son los predominantes en ambas áreas o que representan grandes campañas, batallas o acciones que se van desarrollando simultáneamente a las principales como son la que se da en el mar en torno a los convoyes de suministros, por la supremacía aérea y el bombardeo, la economía de guerra (el frente interno) y el que tratamos en el presente artículo. En la investigación del mismo son menos los estudios en comparación con el que se dedica a los Frentes y que es el esquema que hemos seguido hasta ahora: Batallas por Polonia, Finlandia, Dinamarca y Noruega, Benelux y Francia, Inglaterra y el Mediterráneo. De modo que para mí en buena parte es un tema novedoso el de espías y partisanos.
¿Qué es la Resistencia? Para una breve y rápida revisión del tema consultamos a Stéphanie Simmonet, 2013, La Resistencia, 1939-45; quien señala, siguiendo al historiador Francois Bédarida, que es “una acción clandestina emprendida en nombre de la libertad de la nación y la dignidad humana por voluntarios que se organizan para luchar contra la dominación de su país por el régimen nazi o fascista”. La misma involucra diversidad de acciones, algunas menos arriesgadas y organizadas, por lo que puede ser incluso la acción individual de ocultar a alguna persona perseguida como pilotos, prisioneros de guerra, judíos, etc. La autora habla de la resistencia civil como la no cooperación con el ocupante que incluye: escuchar la radio del “enemigo” (la más famosa la BBC de Londres), realizar propaganda (la famosa “V” de la victoria que se pinta desde 1941) y la contrapropaganda, publicar y escribir en periódicos clandestinos, manifestaciones callejeras (ya citamos la realizada por los estudiantes el 11 de noviembre de 1940 en el Arco del Triunfo de París) o huelgas. En ese ícono del cine sobre la Resistencia que es Casablanca (Michael Curtiz, 1942) podemos ver unas de estas acciones en la escena que para los pelos de puntas cuando en el bar de Ritz cantan la Marsellesa para callar los cantos de los alemanes. Es la no violencia en su mejor expresión.
Otra forma de resistencia es la que usa redes de gran cantidad de personas y está ligada al espionaje, establecer rutas de escape y más adelante la lucha armada. Esta última son los partisanos que llevan a cabo actos de sabotaje, asesinatos de autoridades y/o soldados y retomar posiciones no aparecerán con fuerza sino a partir de los años 41 y 42 y muy rara vez desde el principio de la guerra como es el período que examinamos. Estos actos se ven en la película Esta tierra es mía (Jean Renoir, 1943) donde se presenta el dilema colaboracionismo-resistencia de la inmensa mayoría de los films de esta temática en Francia e incluso en Europa. Pero en ella también se ve la resistencia intelectual al esconder los libros censurados y usar la cultura como un medio de propaganda para animar a la lucha en contra del Tercer Reich.
La relación de la resistencia y el espionaje está vinculada en muchas ocasiones con el inicio de los gobiernos en el exilio cuyo centro de reunión de todos ellos es principalmente en Londres y que reclutaban a sus nacionales entre los que huían del país e iniciaban las redes de contacto con la organizaciones internas (James Holland, 2015, El auge de Alemania: 1939-41). Los británicos crearon el de 22 de julio de 1940 el ‘Special Operations Executive’ (SOE) que asesoró a todos estos grupos y coordinó sus acciones con el esfuerzo de guerra. Pero también tiene su estímulo en la reacción contra el trabajo esclavo siendo el mejor ejemplo Polonia de la cual se “secuestraron” más de un millón de hombres y fueron enviados a Alemania desde 1939 hasta principios de 1941. Para huir a estas redadas se escondían en los bosques y de esa forma nacerían los partisanos que llevaron a cabo varios atentados desde enero (al jefe de la policía del Gobierno General) y en los siguientes meses a varias personas de ascendencia alemana e incluso un batallón de la Wermacht.
La resistencia polaca ayudó a esconder muchos judíos para salvarlos de los guetos e incluso Witold Pilecki (combatiente polaca) se hizo apresar para organizar la resistencia a mediados de 1940 en el recientemente construido campo de concentración de Auschwitz (todavía no era de exterminio lo cual será en 1942). Pero fueron los emigrados polacos que crearon un gran ejército que actuó junto a los aliados desde el inicio de la guerra en la defensa de Noruega, Francia y el Reino Unido y pudieron capturar las máquinas de codificación alemanas conocidas como “Enigma” (Richard Evans, 2006, El Tercer Reich en guerra). La resistencia cultural también se desarrolló desde el inicio debido a que los nazis cerraron las escuelas, universidades polacas y prohibieron toda forma de expresión artísticas y en la lengua polaca. Poco a poco se creó una gran red de educación clandestina cuya formación y títulos fueron reconocidos al final de la guerra ¡más de 2 millones de estudiantes fueron formados! Entre ellos estuvo un joven seminarista llamado Karol Wojtyla que pudo ordenarse de sacerdote.
Entre otros casos podemos nombrar a los checos (primer país que fue invadido aunque sin pegar un tiro a principios de 1939) que llevaron a cabo varios atentados a finales de ese año. En Austria el sacerdote Heinrich Maier comenzó a operar en mayo de 1940 y a recopilar información sobre armas alemanas e incluso la persecución y posteriormente genocidio de los judíos y pasar dicha información a los Aliados. La SOE británica fue apoyada por la “Royal Air Force Special Duty Service” la cual no solo hacía vuelos de reconocimiento sino llevaba todos los comandos, espías y jefes de la Resistencia a los diversos países ocupados; para lo cual se creó una escuela de aviación especializada en vuelos sigilosos y aterrizajes en campos no aptos para ello en el aeropuerto de Manchester (Rigway). Nos faltó hablar del espionaje alemán pero eso lo dejaremos para una segunda entrega en el año 2021, Dios mediante. En conclusión: los pueblos sometidos al Nuevo Orden Nazi no estaban de brazos cruzados y como vemos toda persona podía sumar para la causa de la libertad.