Según Reuters, Venezuela requiere 58.000 millones de dólares para restaurar la producción de crudo a niveles de 1998. Aquí les dejo el link de la información:
https://www.reuters.com/article/venezuela-petroleo-idLTAKBN2CR29M
En una ventana de 7 años, suficiente para promediar y sacar conclusiones, y según los estados financieros de Pdvsa desde 2010 hasta 2016 (el último año que Pdvsa informó sobre su situación financiera y desempeño) el efectivo acumulado utilizado en actividades de inversión (capital expenditures o capex) fue de 128.932 millones de dólares.
Lo anterior quiere decir que el capex de 128.932 millones en 7 años, a razón de 18.419 millones de dólares por año, mantuvo una producción declinante que osciló entre 2,84 millones de barriles por día en 2010 a 2,35 millones de barriles por día en 2016 (en promedio 2,66 millones de barriles por día durante esos 7 años), siendo la producción, a finales de 1998, de 3,45 millones de barriles diarios.
Hay algo que no cuadra con relación al documento mencionado revelado por Reuters. Veámoslo mediante una “Reductio ad absurdum”.
Supongamos que el «esfuerzo» financiero de mantener la producción en 2,66 millones de barriles por día invirtiendo a razón de 18.419 millones de dólares por año es el mismo que se materializa cuando se pasa de 0,58 millones de barriles por día (producción actual) a 3,45 millones de barriles por día (producción objetivo), invirtiendo también 18.419 millones de dólares por año. La suposición no es descabellada pues el promedio entre 0,58 y 3,45 es igual a 2 millones de barriles diarios.
Pues bien, la división (58.000 / 18.419) arroja la cifra de 3. Es decir y en el caso que el documento referido por Reuters no sea un «fake», lo que Pdvsa nos está diciendo es que con 58.000 millones de dólares levantará la producción venezolana y la pasará de 0,58 a 3,45 millones en tan solo ¡3 años!
Tardaron 22 años para pasar de 3,45 millones de barriles diarios a 0,58 millones de barriles diarios, ¿Es posible creer que en 3 años Pdvsa volverá a los 3,45 millones de barriles diarios de producción?
Una respuesta nos la da Repsol, empresa “trans-resiliente” que sigue en Venezuela.
Repsol no se anotará en el riesgo de financiar más a Pdvsa. De hecho, es conocido que Repsol entró en el negocio de renovables en Estados Unidos con la compra del 40% de Hecate Energy. En palabras más crudas: prefirió invertir en el Imperio en lugar de aquí.
En su informe financiero anual 2020, que contiene sus estados financieros y sociedades participadas que configuran el grupo al 31 de diciembre de 2020 y, a diferencia de Pdvsa –disponibles en su portal de manera pública y oportuna– Repsol escribe, en la página 7:
«Tal como se muestra en la nota 20.3 de las cuentas anuales consolidadas adjuntas, la exposición patrimonial del Grupo en Venezuela al 31 de diciembre de 2020 asciende a 320 millones de euros. Este importe incluye, principalmente, la financiación en dólares otorgada por el Grupo a los negocios conjuntos Cardón IV, S. A. y Petroquiriquire, S. A. (nota 8.1), por importe de 341 millones de euros y los créditos comerciales a cobrar frente a Petróleos de Venezuela, S.A. (Pdvsa) por importe de 293 millones de euros que se presentan como Otros activos no corrientes (nota 14), minorados por el importe de las provisiones por riesgos y gastos que asciende a 423 millones de euros (nota 13)».
En otras palabras, algo que en suelo venezolano tuvo en algún momento el valor de 634 millones de euros (341 + 293) ahora vale, según los “expertos” contratados por Repsol, 320 millones de euros, es decir, 50% menos, mientras que los bonos de Pdvsa y en la actualidad tan solo valen, en promedio, 5% de su valor facial. Muy posiblemente y en el mercado, la exposición patrimonial de Repsol vale tan solo 32 millones de euros, cifra que infartaría de inmediato a cualquiera de sus accionistas.
Quizá la enseñanza más importante que transmite Repsol con la “ingenua valoración contable” de su exposición patrimonial, su posterior conducta de abstención inversora en el suelo patrio –para no embarrarla más– y su permanencia obligada sobre el mismo –por aquello de que “en ausencia puede que no haya cobro”–, es que no siempre el alto riesgo paga alto retorno (de hecho, ese es el riesgo). Desde tal perspectiva no cabe duda de que los españoles de Repsol aprendieron la lección en Venezuela.
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