OPINIÓN

Reinventarse

por Armando Martini Pietri Armando Martini Pietri

El país que tuvimos ya no lo tenemos ni lo tendremos. Lo que fuimos y disfrutamos ya no lo somos ni lo disfrutaremos. Sea mañana, con intervención o sin ella, la historia de Venezuela ahora hay que escribirla y analizarla en dos etapas. Antes y después del castrochavismo.

Una primera etapa con grandes capítulos: desde los inicios hasta la Colonización española, la Independencia y agitación política hasta el epílogo que comenzó el 4 de febrero de 1992 terminando cuando caiga la tiranía castro militarista en Venezuela; y la prolongación agónica de la irresponsabilidad venezolana de riqueza fácil; primero agropecuaria, después petrolera que expirará inevitablemente con la salida de Maduro.

Poco importa si con el derrumbe final del castro-madurismo populista, socialista, militar y civil unos escapan, otros van a la cárcel, algunos terminan entre Guantánamo y salvándose por los pelos; quizás un número de realengos alzados intentando copiar a los barbudos de Castro en las montañas cubanas o los guerrilleros comunistas perseguidos y atrapados en las profundidades de Humocaro (existe la creencia de que el nombre se originó cuando los españoles residenciados en la ciudad de El Tocuyo, observaron en lo alto de las montañas unos penachos de humo que les llamaron la atención y decidieron emprender una expedición para descubrirlos; luego de incontables penalidades y luchas contra los indígenas que moraban en la zona, los conquistadores para conmemorar su victoria exclamaban  “qué humo tan caro “, y así entre visos de leyenda los bautizaron “Los Humocaros”.) o muriendo miserablemente como el Che Guevara en la selva boliviana. Serán pequeños detalles del inicio de una nueva historia.

Lo que llegó a ser Pdvsa no lo volverá a alcanzar, es impagable por cualquier Estado, habrá que invitar a los pudientes y eficientes petroleros ambiciosos de Rusia, China, Europa y -especialmente- de Estados Unidos. Ellos pondrán los enormes capitales para re-crear a una Venezuela petrolera y gasífera, la industria y comercialización energética serán de ellos y el Estado se enriquecerá adecuadamente con sus impuestos pactados.

Lo mismo sucederá con los servicios públicos, ¿cómo puede pagar una Venezuela en ruinas las enormes inversiones para que haya agua, electricidad y telecomunicaciones actualizadas? Estamos hablando de decenas de millones de dólares que el país ya no tiene y hay que invertir para disfrutar nuevamente de servicios con confianza, y solo lo puede hacer en un país sin dinero, la iniciativa privada con experiencia, responsabilidad, recato social, y hábito de procurar, dar una buena prestación para lograr beneficios.

Lo mismo pasará con la gasolina, que hoy se vende o se trueca por muy poco -puede llenar un tanque a cambio de casi cualquier cosa-. Los grandes productores, comercializadores petroleros volverán a prestar excelentes y competitivos servicios de combustible, antioxidantes de radiadores, lubricantes, cambio de filtros, etc., como en aquellas buenas estaciones de servicio Shell, Esso, Mobil, BP y CVP; esas atenciones las querremos, disfrutaremos y tendremos que pagarlas.

Es así como se reconstruye el bienestar, un círculo que produce, vende, cobra y a su vez genera sueldos, salarios suficientes para que la ciudadanía adquiera, cancele, disfrute bienes y servicios de calidad y excelencia. Será más costoso, sí, y todos deberán ganar más para comprar y regocijarse.

Regresarán millones de venezolanos con nueva escuela, la del esfuerzo, de reinventarse para ganar dinero y progresar con honestidad. El Estado deberá purificarse, adelgazar, hacerse musculoso o será desechado. Es trabajo de la iniciativa privada, de los más jóvenes, preparados por la formación y la vida. Los políticos deberán responder a esa nueva realidad, y también reinventarse.

@ArmandoMartini